A 35 años del criminal Golpe de Estado
Es un domingo
que se parece a tantos domingos
de mi adolescencia y hay que ir a ver a San Lorenzo porque es mandato familiar,
los viejos que se van una semana a Mar del Plata con mis hermanos y yo me quedo
en la Capital,
en la casa de mi tío “Coco” en Carabobo y Rivadavia, porque ya comenzaron las
clases.
Sábado a la noche como tantos y la
salida con los amigos y amigas que terminan en un desayuno con mesa larga
alrededor de las seis de la mañana en la Pizzería “El gol de Ortega Moreno” en avenida Corrientes y Panamá, sin
embargo la noche no fue como tantas anteriores, presencia policial en las
calles y un nuevo rito de pedido de documentos que señalan la llegada de otro
tiempo.
Mi mundo de 14 años y San Lorenzo,
hacen no darme cuenta de lo que se viene en el país y en el Ciclón, seis de la
mañana y la ansiedad por leer en el diario Clarín, cómo forma San Lorenzo hoy a la tarde contra Quilmes, que llega puntero
e invicto en la Zona “B”.
Llego a la
casa de mi tío a las 9 de la mañana y me
acuesto pensando en que no me despertaré para ir al Gasómetro, eso me genera despertarme cada hora, finalmente almuerzo
mal dormido y me encuentro en Rivadavia y avenida La Plata con Marcelo Paita y Oscar Rodríguez, dos compañeros de
la secundaria José Luis
Delpini,
fanas de San Lorenzo,
para rumbear a pie hasta avenida
La Plata al 1700.
Todas las sensaciones son raras en la
gente mayor, es domingo
28 de marzo de 1976, desde hace
cuatro días se ha instalado la Dictadura más sangrienta de nuestra historia,
mucha policía en la cancha. Buscamos el centro de la tribuna,
detrás del arco, ahí veo a los muchachos que despliegan las largas banderas y
se paran en el paravalancha para alentar al Ciclón. Desde
mis adolescentes años,
esos capos de la tribuna son más que San Martín y Belgrano para la Patria. Se larga la primera cargada que canto con fuerza “Aquí en Boedo tomamos
vino puro… con la cerveza nos lavamos bien el culo”, sale San Lorenzo a la
cancha y me explota el corazón “El Ciclón, El Ciclón” con mi puño derecho a lo alto. Día templado y mucha gente de San
Lorenzo, los de Quilmes trajeron lo suyo, van primeros e invictos.
Primer tiempo partido malo y cero a
cero, entretiempo y el comentario obligado de la gente más adulta, gobierno
militar, meta comunicados televisivos y radiales y un país nuevo que nace para
algunos de los opinólogos que están cerca nuestro, también hay voces contrarias
a los uniformados en la discusión de tribuna, en mi mundo solo espero que
empiece el segundo tiempo.
A los 14 minutos tiro libre para San
Lorenzo de cara a la tribuna de avenida
La Plata, el “Loco” Mendoza la toca corta y Premici convierte el tanto del
triunfo. Gooool, me abrazo con los pibes, locura total y nace otra canción con
el ingenio de siempre (como San Lorenzo era el único equipo que en el
Profesionalismo se había consagrado Campeón invicto, 1968 y 1972), surge espontáneamente “ Y siga siga
siga el baile… que el invicto se acabó… para toda la Argentina… el invicto es
el Ciclón…”
Termina el partido y una salida
distinta, con los “canas”
apurando a
la gente.
Ese apuro nos mantuvo en vilo durante
siete años negros, empezó otro tiempo de verdad, el de un régimen de hambre y
matanza que propuso Martínez de Hoz, con sus políticas
económicas. La locura no tuvo límites, hasta una guerra absurda llevó a la
muerte de pibes de 18 años en 1982.
A 35 años de aquella tarde, las
pérdidas más dolorosas me lastiman el alma, mi viejo que ya no está, la muerte y el terror de la Dictadura Militar
capaz de hacer desaparecer a 30.000 argentinos y el Gasómetro borrado del mapa
por el brigadier
Osvaldo Cacciatore.
Un país y un Club Social y Deportivo
que transitaron caminos paralelos, desde 1976, Golpe de Estado en la Argentina,
Golpe Institucional en el Club (teniente
coronel Fernando de Baldrich a
Osvaldo Valiño), política económica de destrucción del país, desmantelamiento
del plantel profesional en San Lorenzo (se fueron Roberto Telch y Carlos Veglio
con pase libre en forma increíble, además de Irusta, el “Topo” Irigoyen, Beltrán,
Pitarch, Scotta, Ortiz, Iglesias, etc.), endeudamiento externo de la República Argentina, deuda de San
Lorenzo generada por las pésimas administraciones de Baldrich, Annán, Bonina y
Habib, robo y despojo a los ciudadanos secuestrados por parte de la Dictadura,
coacción y amenazas del brigadier
Cacciatore para que San Lorenzo deje el Gasómetro.
Pasaron 35 años del golpe criminal, y
sigo sin aceptar que no pueda ir a ver a San Lorenzo al Gasómetro en avenida La Plata.
Por Adolfo Res (año 2011)
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