Los
cien años de Cotax
Consejo de Administración actual
Presidente: Dardo Bazan
Vicepresidente: Gerardo
Leiva
Secretario: Jesús Tojo
Pro Secretario: Humberto de
Lafuente
Tesorero: Jorge Iglesias
Pro Tesorero: Jorge Luis Gómez
1º Vocal: Felipe Montanarelli
2º Vocal: Adrián Mazzaferri
3º Vocal: Pablo Gabriel Da
Costa
Síndico: Francisco Sobrino
García
Los hermanos Antonio y Nicolás Montello, nunca imaginaron que en las reuniones del 20 de
octubre de 1915 y del
21 de marzo de 1916, comenzaba un
sueño que perduraría por cien años. Los Montello como tantos otros, eran llamados
“los gallegos de gorra”, inmigrantes que sólo tenían como meta el trabajo y el progreso. Solidarios de
origen, su sueño era también participar en una sociedad en construcción, y que
se definía en una organización cooperativista y con ello también aires de unión
y libertad.
El Buenos Aires de 1915 era una ciudad con sólo 1.598.511 habitantes, con calles iluminadas a electricidad, pero todavía
muchas con iluminación a gas, querosene y alcohol. A comienzos del siglo XX se inauguraron en Buenos Aires varias obras que
llegan hasta nuestros días, el pabellón de los Lagos
de Palermo, el Paseo de Julio (hoy Leandro N. Alem), el Teatro Colón, el Palacio
Anchorena, el Plaza Hotel. El transporte también hacía su adaptación a otra
realidad, ya comenzaban a circular los tranvías eléctricos, además en 1903
comienzan a transitar los primeros taxis; y como
sucede en épocas de grandes cambios, dos modas coparon Buenos Aires, Palermo
como lugar de esparcimiento –además de tango
por las noches–, y los taxis,
cuatrocientos automóviles invadían la ciudad y más de la mitad eran taxímetros, así se los denominaba. Como eran caros, los que podían comprarlos contrataban choferes para conducirlos, y viendo el negocio, algunos tenían varios vehículos,
un chofer ganaba de 8 a 9 pesos por jornada y 12 pesos los días de lluvia, trabajando de 12 a 14 hs. Además no se
necesitaba licencia para conducir, se aprendía a manejar en la calle. No se podía
“yirar”, como en la actualidad, recién en 1908 se autorizó a que circularan vacíos,
el fenómeno crecía y los taxis se multiplicaban. Como Palermo era un buen lugar
para mostrarse, viajar en taxi era snob, el que viajaba en taxi se mostraba
como “gente de mundo”.
ANTIGUA FOTO DE LA SEDE DE ANCHORENA 260 |
A los taxis se los denominaba también “Cab”, palabra que proviene de
cabriolet, tipo de vehículo tirado por uno o dos caballos que era muy empleado
en Londres y París como coche de alquiler. En el año 1914, recién se había inaugurado
la línea “A” de subterráneo, Plaza de Mayo-Primera Junta, la cual contaba también con un “Premetro”: se desprendían uno o dos coches de las formaciones y
llegaban hasta Rivadavia y Lacarra.
Pasaron muchos años, el sueño fue tomando cuerpo y espíritu, el
esfuerzo comenzó a dar frutos. Primero se alquilaban garajes, luego se
compraban, los asociados depositaban parte de su recaudación en la cooperativa,
la organización se aceitaba cada vez más, venta de combustible, hasta ser el
primer comprador de Y.P.F. en Capital y segundo en el país. Dieciseis garages
propios todos con venta de naftas y gas oil, tres casas de repuestos, cuatro
camiones tanque para combustible y aceite, un camión de repuestos y dos
camionetas, un taller de artesanos con una planta de siete operarios, y una
capacidad para 1.500 vehículos.
Hoy nos encontramos con una realidad distinta y más compleja, a partir
de la segunda mitad del siglo XX muchos desaciertos políticos y economías de
exclusión fundamentalmente a partir de 1976, golpearon
drásticamente a nuestro país y como consecuencia también a nuestra cooperativa.
La realidad hoy es enfrentarnos a una dura batalla cultural por un cambio
estratégico y económico que se centralice en la
inclusión y el mercado interno, para entonces poder volver a soñar con ideas nuevas.
El taxímetro hoy es uno de los mejores servicios públicos con los que
cuenta la ciudad de Buenos Aires. Y la prioridad de estos tiempos es el
resguardo de todo lo conseguido, ante avances de
lo ilegal, la competencia desleal, la anemia de un gobierno municipal ante su tarea
de preservar el trabajo formal y combatir lo ilegal. La defensa de la pérdida
de piso en la Ciudad, con carriles exclusivos
mal llamados Metrobús que sólo existen en función de darle más velocidad de
traslado a determinadas líneas de colectivos en detrimento de nuestro servicio.
Además de fenómenos nuevos como tecnologías que permiten operar desde otros países
y apropiarse de la recaudación y los viajes de nuestra actividad. Sólo la toma
de conciencia, la unión y organización nos hará progresar igual que a los
hermanos Montello.
Por eso el desafío luego de cien años de lucha sigue en pie, la utopía
sigue en el horizonte, y entonces con esa utopía vamos por cien años más.
Jesús Tojo
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