miércoles, 3 de mayo de 2017

DOCUMENTAL: "EL MERCADO"




Una exploración bella y exhaustiva por un edificio emblemático y sus alrededores






En la película El mercado (2014), el talentoso documentalista Néstor Frenkel aborda un espacio que nos toca muy de cerca: nos propone un viaje en el tiempo a propósito del origen, apogeo y cierre del Mercado de Abasto, el viejo centro proveedor de frutas y verduras, hasta su reinauguración como shopping en 1998 tras más de una década de abandono. Se trata de un ensayo socio-histórico que muestra cómo los cambios que fue sufriendo el icónico e imponente edificio a lo largo de los años determinaron el devenir del barrio que lo rodea y el de sus habitantes. Así, se habla del aspecto arquitectónico del mercado, del contexto político de cada etapa de su existencia y de los proyectos que quedaron en el camino, como hacer de la construcción un esplendoroso centro cultural.
El mercado es una producción de Magoya Films, distribuida por Mandacha Pikchers. Se presentó en la edición del BAFICI 2014 en la sección Panorama. No fue estrenada comercialmente pero circuló por importantes festivales de Argentina y del exterior. Puede verse on line en el sitio www.qubit.tv. Obtuvo el Premio de Mejor Documental por el voto del público en el 8° Festival Cine del Mar (Punta del Este) en 2015. El proceso completo del film preproducción, rodaje y posproducción llevó tres meses. Además de dirigir, Frenkel es autor del guión y tuvo a su cargo el montaje.
La película fue realizada por encargo de la empresa propietaria del shopping para celebrar los quince años de su apertura. Frenkel no se aboca a criticar la idea del consumo frenético que representa este centro comercial ni efectúa una promoción institucional del mismo. Se mantiene equidistante. “Denostar al shopping es un lugar común en el cual no quería caer, me parecía una obviedad. Yo no explico nada en la película sino que trato de mostrar, abrir un panorama, un abanico de cosas. Cada espectador teje sus líneas de contacto y encuentra sentidos”, afirma convencido el director.
El film está conformado por imágenes de archivo documentales como las de Sucesos Argentinos y ficcionales, como inserts de películas (Mercado de Abasto, entre otras). Sin embargo, el eje donde se sustenta el documental reside en los valiosos testimonios recogidos tanto de estudiosos del tema un arquitecto, una antropóloga y un escritor como de algunos personajes singulares del barrio, que resultan los más jugosos: el poeta Fernando Noy; un artista plástico; los veteranos de la fábrica de balanzas que trabajaban con el mercado, quienes se contradicen entre sí; el joven cubano que vive en el shopping; el pintoresco Fabián ex combatiente de Malvinas, que exhibe una feria americana en la calle sobre un destartalado colectivo y se define como el “último romántico”.






En un puntilloso peregrinar por las cuadras que rodean el edificio, Frenkel visita varios cafés, la casa de Batato Barea, una agencia de apuestas, un centro de jubilados, y retrata fiestas callejeras al ritmo de los tambores como la fogata de San Pedro y San Pablo, logrando una pintura exacta del barrio. “Para desarrollar la investigación, armamos un equipo. Buscamos bibliografía, fuimos al Archivo General de la Nación. Después hicimos un trabajo de campo, caminábamos esas cuadras, tratábamos de ver qué nos llamaba la atención e íbamos tejiendo una red de contactos. La preproducción duró dos meses y la filmación, dos semanas”, comenta Frenkel.
Tratándose de un trabajo sobre el Abasto no podía faltar la referencia al tango y al Zorzal Criollo, íconos omnipresentes en el barrio. En un hallazgo entre bizarro y risueño, un cuidador del Museo Casa Carlos Gardel refrenda el mito del fantasma del cantor, al asegurar que de madrugada se escucha en el lugar un sonido de guitarras como si Gardel estuviera rondando por allí.
En un tramo del documental, Frenkel recorre el shopping junto a un guardia de seguridad, con el incesante movimiento de gente de fondo. A su vez, se nos permite apreciar el lado desconocido del centro comercial: cuando está cerrado, de noche, vacío, silencioso, con luces tenues, mientras los empleados efectúan la limpieza. También podemos ver sus entrañas, los pasillos de servicio. Asimismo, se hace un paralelo entre el trabajo artesanal del mercado frente al despliegue tecnológico del shopping. Este juego de contrastes enriquece en gran medida la película.
Los reiterados comentarios fuera de campo realizados al director marcan la espontaneidad y la frescura del film, un verdadero hallazgo. Tanto el montaje con un ritmo que no decae como la fotografía a cargo de Diego Poleri y la música Alina Gandini con su pegadizo Abasto Dance van diseñando una estética que da por resultado una obra artística bella, entretenida, atractiva y reveladora acerca de un espacio que es muy caro a todos los porteños.
La película cierra con la palabra de Fabián, quien planea instalar un hostel en la zona, al cual califica de “apoteótico, faraónico y apocalíptico”. ¿No se estará refiriendo, en realidad, al propio mercado? En un guiño al espectador, así lo deja planteado el director. Sin querer, Pedro Saborido guionista y director de Peter Capusotto y sus videos enuncia en su testimonio una de las ideas fundantes del documental: por más que se trate de refundar el barrio, de cambiarle la personalidad, el mercado no se termina de ir, resiste.

                                                      Laura Brosio







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