La difícil tarea de poner límites en la familia y en
la escuela
Se habla en la actualidad tanto en la escuela como en
la familia, ambas instituciones socializadoras por naturaleza, de una fuerte
crisis de autoridad lo cual deviene en situaciones de conflicto y rebeldía que
generan desorganización e inestabilidad en su dinámica interna.
La ausencia de asimetría en la relación padre-hijo o
docente alumno/a dan cuenta de este fenómeno que es preciso revertir.
Es importante abrir un espacio de reflexión al respecto
y pensar desde un aspecto preventivo cómo se puede evitar caer en la anomia.
Tanto la familia y la escuela tienen que tener un
discurso similar y acordar criterios básicos en la puesta de límites desde ya,
sin violencia y recurriendo desde la más tierna infancia al uso del lenguaje
señalando qué se puede y qué no se puede.
Indudablemente, el adulto tiene que estar convencido y
cumplir su rol paterno/materno o docente y poder tolerar la frustración que va
a generar en ese niño/a el límite impuesto sosteniéndolo en todo momento.
Deben existir modelos significativos de los cuales los
chicos puedan aprehender aspectos educativos que implican un trabajo de
aprendizaje positivo en la medida que se construyan de manera gradual y
consensuada entre los adultos responsables de la crianza del niño o entre el
equipo de conducción y los docentes de un establecimiento educacional.
Por último es preciso expresar que no por satisfacer las
exigencias y demandas permanentes del niño se es “mejor padre o docente”.
Saber decir a tiempo “no” si bien muchas veces es
doloroso, puede prevenir a futuro males mayores.
Lic. Carlos
Alejandro Ghenadenik
Supervisor
Adjunto de Educación Primaria DE 6
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