EDITORIAL
“Con el
andar, los melones se acomodan solos en el carro”, este dicho
campero utilizado alguna vez por Perón, es
ilustrativo de la actual situación política tras el cierre de alianzas y listas
para las PASO de agosto (Primarias, Abiertas,
Simultáneas y Obligatorias). Primarias, las que el macrismo tiene en la mira
eliminar, ya que en su estrecha visera la democracia se reduce a la
“dedocracia” aristocrática del mercado, ni demócrata ni federal.
Así en política como en la vida, “cada cual atiende su
juego”, como en el éxito de “Las primas”: los nenes con los nenes, las nenas con las nenas… los
melones en política se acomodaron en su auténtico rol.
Pocas veces se visualiza el movimiento partidario con tanta
claridad y en su justo término. La derecha, el centro izquierda y el pretendido
pero delgado sendero del centro, de aquellos que hablan de colocarse por fuera
de la “grieta” tan temida.
Aquella grieta tantas veces negada, pero que siempre
existió, que viene de Mayo de 1810, con French y Beruti impidiendo la entrada
al Cabildo a los personeros del régimen colonial que agonizaba, que continuó
con el envenenamiento de Moreno en alta mar, el fusilamiento de Dorrego, el
enfrentamiento entre federales y unitarios… y tantos otros hechos que
continuaron ensanchando una grieta a lo largo de la historia. Desconocerlo es
una pura y utópica quimera.
La negación, el ocultamiento y la mentira son la savia con que aquella grieta se nutrió siempre, por más que
se la pretenda negar o ignorar.
Hoy, con
el alineamiento político actual, las
cosas se aclararon, se achicaron las medias tintas y el panorama deja poco
margen para la duda, aunque siempre es sano dudar, porque alimenta el
razonamiento crítico y la disputa entre desiguales y desparejos.
El pase de bando de Pichetto lo lleva a ocupar su lugar
ideal, en el que siempre debió jugar, por fuera de las apariencias y las hipocresías,
en su derecha xenófoba y machista, y también se aclaró el panorama del otro
lado, en los sectores que buscan una mayor participación, más trabajo, justicia
social, independencia económica, terminar con el sometimiento externo de los
mercados, las multinacionales y el FMI, en la búsqueda de seres dignos, libres
y dueños de un destino propio.
Quedan afuera las simulaciones, las falsedades y, por supuesto, las mentiras; pero ¡ojo! que aún está abierto el libro de pases. ¡¡¡Apúrense
muchachos que resta poco tiempo!!!
Se avecinan tiempos difíciles, una verdadera “herencia
recibida”
como nunca la hubo desde la histórica
época de Rivadavia con el
empréstito de la Baring Brothers en
1824, deuda que recién terminó de saldar Perón en 1947, unos 120 años después.
El gobierno perdió en los últimos meses 16 elecciones
provinciales sobre 18 realizadas, algo así como 650.000 votos. Entonces ¿qué fue lo que “festejó” en el Día del Padre?, ¿acaso
el incomprensible y no aclarado apagón masivo de electricidad que afectó a 50
millones de personas (entre argentinos y de países
limítrofes que cayeron en la volteada, además de padres, madres, hijos, abuelos, nietos, cuñados y yernos)? ¿Qué ocurrió? ¿Tal
vez “la mano invisible del mercado”?, esta situación lo colocaría en lugar de “conectar
igualdad”, en “exportador de desconectar la electricidad”.
En el año 1998, en su libro “Domando al Elefante Blanco” de autoría de
Mario Quintana, propietario de la cadena Farmacity, y la colaboración de
Horacio Rodríguez Larreta, del que participó una Licenciada en Ciencias
Políticas recién recibida en la Universidad Católica Argentina: María Eugenia
Vidal, hoy Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, con aspiraciones a ser reelecta. Resulta
fácil observar los lazos conceptuales que unen a Vidal con Quintana en la
denigración del Estado (el elefante
blanco), al que hay que infamar y recortar al máximo, tal como lo denuncia;
http://infofarma.com.ar.
Se olvidan, Larreta-Vidal
del suicidio del cardiocirujano René Favaloro, el 29 de julio del
año 2000, por negarse a aceptar el pago de coimas, que encabeza su carta póstuma; “estoy cansado
de luchar galopando contra el
viento…”. Gobernaba entonces Fernando
de la Rúa y gestionaban el PAMI,
Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, ¡solo un dato más, para
recordar!
Muchos tienen su historia marcada “en el orillo” y no
podrán desprenderse de ella por más que se sacudan el lomo. No aceptan la realidad,
naturalizan la mentira y tratan de esconder bajo la alfombra la basura de la
memoria, aunque a la postre, ésta
se les volverá sobre sí como un bumerán ardiente.
El siglo XXI es una prolongación del “siglo veinte
cambalache…”. Si el flaco Discepolín viviera se moriría nuevamente, pero
de espanto.
Hasta la Próxima
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