miércoles, 8 de abril de 2020

EL ETERNAUTA II


El virusnauta

Por CARLOS GALLI




En estos días de terror generalizado, no podemos dejar de traer a la memoria la épica gesta de Juan Salvo en El Eternauta, insuperable obra de Germán Oesterheld, cuando descubren la caída de una nieve mortal que aniquilaría a gran parte de la humanidad, la que bien podría ser parangonada con las bombas atómicas, los feroces bombardeos con napalm en Vietnam, o fósforo blanco en Irak, o más acá, en nuestras tierras, el glifosato sojero sobre cultivos y personas.

A lo largo de -aproximadamente- cinco décadas de fatigar viejas y destartaladas Underwood, Remington o las más perfeccionadas Olivetti (para los más jóvenes estas eran marcas de máquinas de escribir), hasta confluir en las primeras y precursoras computadoras Commodore 64, he moldeado notas pretendidamente sesudas, imaginariamente inteligentes, algunas con ínfulas risueñas, con deseos atrapantes, pero nunca me aboqué a la redacción de una tan fantasiosa o disparatada como la que ahora estoy comenzando a pergeñar, donde en algún momento de la misma confluirán la realidad con la ficción junto a algunos personajes políticos, haciendo la salvedad que la pienso desde el más absoluto desconocimiento médico, sin negar la actualidad, sin querer herir susceptibilidades, sin ironías, asumiendo el riesgo de aparecer como un descolgado y anhelando que al momento de su difusión la pesadilla haya acabado o esté en vías de hacerlo.




El seis de febrero, apenas a días de darse a conocer incipientes noticias sobre el coronavirus, intercambiamos con Miguel, un amigo que la vida me regaló a través del correo de lectores del entrañable matutino Tiempo Argentino (sin ser adelantados o visionarios) algunas ideas sobre la aparición de esta peste justo justo en. …CHINA, en el exacto momento en que el gigante asiático expande su capacidad y hegemonía y es prácticamente acreedor de todo el mundo.

Este virus, sin omitir su gravedad es -desde mi perspectiva- una nueva forma de dominación y mediante su utilización han implantado el miedo y el terror generalizados y a través del cual va a haber –indudablemente- perdedores y ganadores, contándose entre los primeros miles de millones de personas indefensas y amedrentadas, que ya han visto hasta cuadruplicarse los precios de protecciones médicas elementales, y entre los segundos los laboratorios, ya que cuando aparezca –“Salvadora”- la vacuna o un antídoto embolsarán inimaginables sumas de dinero. Se me ocurre que esto no es casual. Hace pocos años, se produjo un inesperado rebrote del virus Ebola en África y su posterior diseminación mundial donde no se descartó la “Mano negra” de EEUU, a través de su laboratorio de armas biológicas de Fort Detrick, o cuando (en 2014) liberaron la bacteria Ántrax.

Entre nosotros, la situación logró que todos pasemos a ser sospechosos de todos: vecinos con vecinos, empleados con clientes, futbolistas o artistas con el público, compañeros de trabajo con el resto, docentes con sus alumnos, que miremos con insidia o temor a alguien que estornuda, tose o esputa, ocurriendo lo mismo en cualquier transporte público, e incluso, entre los miembros de nuestras familias, alarmándonos hasta frente a un natural carraspeo de algún integrante, todo esto al margen de recibir ríos de correos o WhatsApp –indudablemente- bien intencionados con “soluciones” cuasi atinadas, disparatadas, creíbles, increíbles pero de los que se desconoce quién los preparó, rigor científico, origen o naturaleza, no debiéndose descartar un impiadoso (pero no original) control poblacional mundial tal como ocurriera –por ejemplo- con innumerables personas esterilizadas durante la Alemania nazi, en Estados Unidos por motivos eugenésicos, en India, Japón, Méjico, o más recientemente en Perú, con alrededor de doscientas mil mujeres nativas sometidas a esta práctica durante la segunda presidencia de Alberto Fujimori.

Muchos de quienes tenemos juventud acumulada, no podemos dejar de traer a la memoria la épica gesta de Juan Salvo y sus acompañantes (protagonistas de El Eternauta), insuperable obra de Germán Oesterheld, (asesinado junto a sus cuatro hijas y tres yernos por la dictadura de Videla) cuando descubren atónitos -interrumpiendo una partida de truco- la caída de una nieve mortal que aniquilaría a gran parte de la humanidad, la que bien podría ser parangonada con las bombas atómicas arrojadas por el Gran Satán del Norte sobre Japón, los feroces bombardeos con napalm en Vietnam, gas mostaza durante la segunda guerra mundial o fósforo blanco en 2004 en Irak, o más acá, en nuestras tierras, el glifosato sojero sobre cultivos y personas.

A los copos le siguen los Cascarudos, enormes insectos aniquiladores de aquello que se cruce en su derrotero, comparables –se me ocurre-, con los Macri, Bolsonaro, Iván Duque, Lenin Moreno, la flamante dictadora boliviana Jeanine Añez, el genocida Sebastián Piñera o el recientemente asumido Luis Alberto Lacalle Pou en Uruguay.

Luego, tras cartón, irrumpen en escena los Manos, controlantes de los Cascarudos, que en la realidad podrían ser ubicados en los países más desarrollados conjuntamente con los EEUU, no agotándose en éstos las peripecias de Juan y su grupo de resistencia puesto que a continuación aparecen los Gurbos, animales que arrasan con todo tras su paso y en este punto que se me ocurre enlazarlos con el FMI o cualquier otro grupo económico mundial impiadoso y sojuzgante.

Por último, tras éstos, tal como en nuestra realidad, aparecen los ELLOS, seres a los que los humanos jamás llegaron a ver sus rostros, como ocurre –por ejemplo- con los fondos buitres o con los directores ejecutivos de cuanta multinacional ruede por el mundo.

En una de sus estrofas el tema Presente, de Ricardo Soulé, –ícono de los 70’- interpretado por Vox Dei reza “Todo tiene un final, todo termina”, y la última etapa de este extraño escrito (hasta para mí), me lo brindó Daniel, otro querido amigo Tiempoargentinista, cuando me aconsejó leer Apocalipsis, y a partir de allí comprendí muchas cosas.
Final final, y apostaría doble contra sencillo: yo, a Emanuel Macrón, Vladimir Putin, Ángela Merkel, Xi Jinping, Mateo Renzi, Benjamín Netanyahu, o Donald Trump los veo con pocas o escasas posibilidades de contraer la enfermedad.



Héctor Germán Oesterheld  
biografía




Héctor Germán Oesterheld -Buenos Aires, 23 de julio de 1919 - desaparecido por la dictadura en 1977 y asesinado por los militares fue un guionista de historietas y escritor de relatos breves de ciencia-ficción y novelas, hijo de Fernando Oesterheld, de ascendencia alemana y de Elvira Ana Puyol, de ascendencia española.

Es uno de los artistas de trayectoria más extensa de la historieta argentina. Durante la dictadura militar iniciada en 1976 en Argentina se unió, junto con sus hijas, a la agrupación guerrillera Montoneros, de la que fue jefe de prensa, y más adelante pasó a la clandestinidad hasta que fue secuestrado y desaparecido el 27 de abril de 1977.

En 1957 fundó, junto con su hermano Jorge, Editorial Frontera, que comenzaría publicando versiones noveladas de las historietas de Bull Rocket y el Sargento Kirk. El éxito impulsó a Oesterheld a publicar las revistas Hora Cero y Frontera, la mayor parte de cuyos contenidos escribía él mismo. Para desvincularse de la editorial Abril, Oesterheld negoció con su editor que dejaría allí al personaje de Bull Rocket (que continuó siendo publicado por dicha editorial, con otros equipos creativos), pero conservaría a Kirk.

Debe notarse que en varias ocasiones Oesterheld firmaba sus trabajos con seudónimos, como "H. Sturgiss" o "C. de la Vega"; su hermano utilizaba el seudónimo de "Jorge Mora".

El éxito de la editorial motivó la expansión de las revistas, a títulos anexos como Hora Cero Semanal, Hora Cero Extra (Mensual) y Frontera Extra.

El siguiente personaje de renombre creado por Oesterheld fue Ernie Pike, un corresponsal de guerra que relata batallas de la Segunda Guerra Mundial. Está basado en el cronista real Ernest Pyle, aunque Pratt modeló su rostro a partir del propio Oesterheld. Tomando de nuevo un género con numerosos clichés, el autor le dio un enfoque personal al no centrar la acción en las batallas o en dividir a los combatientes en héroes y villanos, sino centrarse en historias trágicas de soldados generalmente desconocidos. La publicación fue un éxito, y el personaje tuvo su propia revista, Batallas Inolvidables. Los relatos en los que intervenían niños se incluían en la serie Cuaderno Rojo.

Más tarde continuó creando nuevos personajes, como Ticonderoga, con Pratt; Randall the Killer, con Arturo del Castillo; Sherlock Time, con Alberto Breccia; Joe Zonda y Rolo, el marciano adoptivo, con Francisco Solano López.


Ernest Pyle, cronista de guerra que inspiró a Oesterheld para crear al personaje de Ernie Pike.El 4 de septiembre de 1957 apareció el personaje más exitoso de la editorial: El Eternauta, con dibujos de Solano López, en Hora Cero Semanal. La historia, que habla sobre un viajero de la eternidad que se aparece en casa del propio Oesterheld y le cuenta la historia de una terrible invasión extraterrestre en Buenos Aires, se publicó por entregas semanales hasta 1959, con un gran éxito. La historieta ha conocido numerosas reediciones durante los años siguientes.

La editorial cerró al cabo de cinco años, debido a problemas económicos, el éxodo de gran parte de los dibujantes y a la venta de títulos a otras editoriales, que la llevaron finalmente a la quiebra.[6] Cuando las deudas eran ya insostenibles, la editorial Emilio Ramírez se las quedó como forma de pago en 1961. En 1962 los títulos pasaron a Vea y Lea, y se publicaron hasta 1963.






Luego del cierre de Frontera, Oesterheld siguió escribiendo para otras editoriales. En 1961 la editorial Abril vendió a Yago las publicaciones Misterix y Rayo Rojo. Oesteheld volvió a trabajar en ellas y el 20 de julio de 1962 comenzó en Misterix, junto a Alberto Breccia, otra de sus creaciones más aclamadas por la crítica: "Mort Cinder". Otras historias que creó fueron "El indio Watami", con dibujo de Jorge Moliterni; "León Loco", con Ernesto García; y "Lord Pampa", con Solano López.

Con las grandes publicaciones ya cerradas, aparecieron varios personajes de corta duración, como Ronnie Lea el muertero, Tornado (para la editorial Zig Zag de Chile), Géminis, etc.

Su obra fue adquiriendo progresivamente mayores tintes de compromiso político. Por 1968 la editorial Jorge Álvarez decidió realizar una serie de biografías de figuras históricas de América Latina adaptadas a la historieta. Se realizó una sobre el Che Guevara y se planeaba una segunda sobre Eva Perón, pero al salir a la venta el gobierno militar la retiró y secuestró los originales. La biografía historietística de Eva Perón no llegó a terminarse (aunque años más tarde la editorial Doedytores rescataría los originales y la publicaría) y el resto del proyecto fue abortado.

En 1969 escribió en colaboración con Breccia una nueva versión del Eternauta para la revista Gente, con un guion políticamente más comprometido. La publicación fue cancelada y buena parte de la historia original fue resumida para no dejarla inconclusa. También publicó unos microrrelatos bajo el título de "Sondas" en el libro colectivo Los argentinos en la Luna para las Ediciones de la Flor.

Durante la dictadura militar iniciada en 1976 en Argentina, el autor se unió, junto con sus hijas, a la agrupación guerrillera Montoneros, de la que fue jefe de prensa.

Con un estilo similar al de la frustrada versión del Eternauta escribió entonces, sobre otra invasión extraterrestre, "La Guerra de los Antartes". Fue publicada en la revista 2001 y luego en el diario Noticias (no confundir con la revista homónima), pero finalmente quedó inconclusa. Este diario, también relacionado con el movimiento montonero, fue clausurado junto con otras publicaciones el 27 de agosto de 1974 por el decreto n.º 630. Esta historieta no sólo representaba una invasión extraterrestre, sino que también mostraba a la Argentina anterior como una utopía que representaba los idearios políticos del movimiento al cual Oesterheld estaba afiliado 




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