domingo, 5 de abril de 2020

EL RITO DE LOS APLAUSOS DE LAS NUEVE DE LA NOCHE


LA CUARENTENA Y LA CEREMONIA DIARIA DE LOS APLAUSOS DE LAS NUEVE DE LA NOCHE




Desde que comenzó la cuarentena, todos los días a las nueve de la noche –en punto—los vecinos de la gran mayoría de los edificios salen a balcones y terrazas de frentes y contra frentes, a fin de realizar ésta forma pintoresca de expresarse, aplaudir durante dos minutos, tras lo cual desde algún lugar del barrio se entonan las estrofas del Himno Nacional.  
El motivo original fue el reconocimiento de la comunidad a la actuación de los profesionales de la salud, médicos y enfermeras que con su arriesgado aporte están cumpliendo con un aporte significativo contra la pandemia de éste Covid-19 que azota al mundo,  dentro de sus escasas posibilidades hospitalarias.
Sin embargo sin menoscabar  la feliz iniciativa vale analizar otras motivaciones subyacentes  de este solemne “rito” diario.  
La cuarentena forzosa,, ya sea por disciplina o por miedo, está provocando en la población varios síntomas, aislamiento, soledad, angustia, incertidumbre, ostracismo, y otras perturbaciones  a las que vale la pena prestar atención.
Al mismo tiempo al ciudadano activo, le provoca  un adicional trastorno  físico  que también se debe tener en cuenta.  
Como ocupar una permanencia dentro del hogar que triplica o más su estancia habitual, y al mismo tiempo evitar la agresiva exposición a la saturación de alarmantes noticias, producto también del mal uso de los medios radiales y televisivos que en busca de la noticia, machacan continuamente la mente del sufriente cuarentenado.
La ceremonia de las nueve de la noche actúa también, como una necesaria “comunicación” que suplanta por unos minutos a la diaria interacción con sus semejantes ya sea en la vía pública o en las respectivas labores. Sin embargo se torna éste instante insuficiente, y es preciso apelar a otros medios como: las redes, el teléfono, el celular, el WhatsApp, etc. etc. a fin de disminuir las  tensiones.


El ser humano acostumbrado a la habitual comunicación no se adapta fácilmente al asilamiento, la soledad, y la inactividad.   
Está comprobado que lo imprevisto, lo que irrumpe desordena  lo que se hacía  diariamente y cómo lo que se hacía muchas veces sin pensar demasiado en ello, que era la diaria  rutina.
Ante esta situación, lo más aconsejable es re-organizarnos, es establecer una nueva rutina, un  nuevo orden cotidiano. Para eso nada mejor que el diseño de esa nueva rutina y que ésta contemple las necesidades de todos los convivientes de la casa.          
 Nadie debe quedar por fuera ni sobrecargado. Esa nueva rutina además de los aspectos de orden e higiene, debe contemplar el placer que es una gran fuente de salud mental, recuperar la capacidad de disfrute, aún en éstas extremas condiciones.
Claro está que no en todos los hogares se cuanta con la comodidad necesaria y aparecen situaciones límites de los hogares pequeños, y ni que hablar de los habitantes de las denominadas “villas” confinadas a escenarios extremos.
Aquí entra una atención especial de parte del Estado, a través de las gobernaciones e intendencias que deben mitigar, además de los padecimientos económicos,  hoy agravados por la pandemia.
 No se sabe todo lo que va a pasar, pero el horizonte es de amenaza. Lo que si se sabe que es transitorio, que aunque no  se pueda cuantificar  en el tiempo, no es para siempre. El tema es cuando ese sentimiento de angustia es tan fuerte que desborda. Es allí cuando se debe pedir ayuda profesional, y u oficial.
Mucho se está haciendo desde el ámbito gubernamental, aunque ésta asistencia no es pareja, y algunos funcionarios mal interpretan o incumplen los protocolos, a su vez existen algunos que tratan de burlar la cuarentena, adulterando situaciones o directamente alzándose contra los mismos. Algo así como “rebeldes sin causa” en perjuicios de la comunidad.
 La solidaridad es apoyo, respaldo, ayuda, protección, unión, hermandad, concordia, identificación. Es capacidad de empatía. Todo eso produce un gran bienestar psíquico porque el/la otro/a está presente, acompañando, a pesar de la distancia física, reconocer este dato permite identificarse en  esta situación y actuar. Pedir ayuda o poder brindarla.  
Hay que diferenciar las desobediencias, las  de quienes siempre les importó poco porque sienten que se las pueden arreglar por su posición económica y las de que por necesidad y urgencia las cometen, y allí es donde las autoridades deben evaluar las diferencia.



¡¡¡EL APLAUSO DIARIO ES  UN RITO ALIVIADOR!!!

                                                                          
                      Periódico Primera Página
                         En el aislamiento físico






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