martes, 5 de marzo de 2013

EL ESPACIO PÚBLICO EN BALVANERA Y ALMAGRO



LA OCUPACIÓN DEL  ESPACIO PÚBLICO EN BALVANERA Y ALMAGRO



Los barrios de Balvanera y Almagro se encuentran en estado de emergencia social. Carecen de los espacios verdes necesarios para una subsistencia digna, además de padecer por el deplorable estado de sus veredas, por las que ya se torna peligroso transitar.
Mientras se arregla una vereda se deterioran tres. En días de lluvia las baldosas flojas hacen sus delicias para con los transeúntes, empapando zapatos, botamangas y pantorrillas.
El servicio de recolección de residuos está colapsado, y el de la limpieza más aun. A pesar de los exorbitantes aumentos del ABL, que en dos años se cuadriplicó, hay esquinas en las que la basura es dueña y señora, muy a pesar de los cartelitos que colocan los vecinos afectados: “No arrojar basura”.
Durante el año 2012 se redujo el arbolado urbano, se perdieron más árboles de los que se plantaron, además por podas inexpertas y a destiempo, con lo que se agravó el problema de la polución ambiental debido al alto número de vehículos que circulan en la metrópolis.
El tema de los espacios verdes es lamentable. Estos barrios solo tienen 0,20 metros cuadrados de verde por habitante (la OMS recomienda un mínimo de entres 10 y 15 metros cuadrados) y cada día se construyen más y más torres, muchas de ellas con pileta de natación, lo que debilita el suministro de agua, gas, luz y desagües. Este verano los cortes de energía de EDESUR batieron récords, hubo cuadras castigadas hasta con tres cortes semanales. Nadie se hace responsable de los mismos, y hasta el Ente Regulador se lava las manos.
En cuanto a la contaminación visual, se extiende la colocación de carteleras no permitidas sobre domicilios particulares, baldíos y paredones del ferrocarril, específicamente prohibidas por la reglamentación vigente. ¿Quién controla esta anormalidad? Por ejemplo, en Córdoba y Gascón hay un alto cartel animado de tamaño descomunal que distrae la atención de los conductores.
Hoy, con el alto costo del pasaje en subte se incrementó la frecuencia de colectivos, que tienen un costo tres veces menor, con los consiguientes embotellamientos y ruido adicional. Los decibeles de ruido superan altamente los admitidos por el ser humano, lo que crea un estado de nerviosismo adicional a un panorama ya complicado.
Hay sectores del barrio como sobre la avenida Pueyrredón, Sarmiento, Mitre y Rivadavia, donde es casi imposible transitar por la alta concentración de vendedores ambulantes y clientes del interior que a diario circulan por el lugar. Las veredas angostas agravan el panorama. Sobre Sarmiento y Azcuénaga se estacionan obsoletos colectivos cargando mercaderías para despachar al interior, lo que en horas pico impiden absolutamente el paso por allí.
A todo se agrega que muchos mayoristas y minoristas invaden parte del espacio público de las ya estrechas veredas exhibiendo mercaderías, para captar con mayor rapidez la clientela.
Y ni que hablar de lo que una vez fuera la Plaza Miserere, hoy convertida en un gran playón para todos los usos, menos el de espacio verde. En efecto, la plaza ahora concentra vendedores, declamadores, músicos, kioscos para la venta de pasajes de media distancia y un hormiguero humano que circula atropellándose en el afán de ganar algunos segundos en las interminables colas para los colectivos, especialmente en horas pico. El ruido allí es aún más intolerable.

Consejo de Redacción

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