LA OCUPACIÓN DEL
ESPACIO PÚBLICO EN BALVANERA Y ALMAGRO
Los barrios de
Balvanera y Almagro se encuentran en estado de emergencia social. Carecen de los espacios verdes necesarios para
una subsistencia digna, además de padecer por el deplorable estado de sus veredas, por las que ya se torna peligroso
transitar.
Mientras se
arregla una vereda se deterioran tres. En días de lluvia las baldosas flojas
hacen sus delicias para con los transeúntes, empapando zapatos, botamangas y
pantorrillas.
El
servicio de recolección de residuos está colapsado, y el de la limpieza más aun. A pesar de los exorbitantes aumentos del
ABL, que en dos años se cuadriplicó, hay
esquinas en las que la basura es dueña y señora, muy a pesar de los cartelitos
que colocan los vecinos afectados: “No arrojar basura”.
Durante el año
2012 se redujo el arbolado urbano, se perdieron más árboles de
los que se plantaron, además por podas inexpertas y a destiempo, con lo
que se agravó el problema de la polución ambiental debido al alto número de vehículos que circulan en la metrópolis.
El tema de los
espacios verdes es lamentable. Estos barrios solo tienen 0,20 metros cuadrados de
verde por habitante (la OMS recomienda un mínimo de entres 10 y 15 metros
cuadrados) y cada día se construyen más y más torres, muchas de ellas con
pileta de natación, lo que debilita el suministro de agua, gas, luz y desagües.
Este verano los cortes de energía de EDESUR batieron récords, hubo cuadras castigadas hasta con tres cortes semanales. Nadie
se hace responsable de los mismos, y hasta el Ente Regulador se lava las manos.
En cuanto a la
contaminación visual, se extiende la colocación de carteleras no permitidas sobre domicilios particulares, baldíos y
paredones del ferrocarril, específicamente prohibidas por la reglamentación vigente.
¿Quién controla esta anormalidad? Por ejemplo, en Córdoba y Gascón hay un alto
cartel animado de tamaño descomunal que distrae
la atención de los conductores.
Hoy, con el alto
costo del pasaje en subte se incrementó la
frecuencia de colectivos, que tienen un costo tres veces menor, con los
consiguientes embotellamientos y ruido adicional. Los decibeles de ruido
superan altamente los admitidos por el ser humano, lo que crea un estado de
nerviosismo adicional a un panorama ya complicado.
Hay sectores del
barrio como sobre la avenida Pueyrredón, Sarmiento, Mitre y Rivadavia, donde es casi imposible transitar por la alta
concentración de vendedores ambulantes y clientes del interior que a diario
circulan por el lugar. Las veredas angostas agravan el panorama. Sobre
Sarmiento y Azcuénaga se estacionan obsoletos colectivos cargando mercaderías
para despachar al interior, lo que en horas pico impiden absolutamente el paso
por allí.
A todo se agrega que muchos mayoristas
y minoristas invaden parte del espacio público de las ya estrechas veredas exhibiendo
mercaderías, para captar con mayor rapidez la clientela.
Y ni que hablar de
lo que una vez fuera la Plaza Miserere, hoy convertida en un gran playón para
todos los usos, menos el de espacio verde.
En efecto, la plaza ahora concentra vendedores, declamadores, músicos, kioscos
para la venta de pasajes de media distancia y un hormiguero humano que circula atropellándose en el afán de ganar algunos
segundos en las interminables colas para los colectivos, especialmente en horas
pico. El ruido allí es aún más intolerable.
Consejo de Redacción
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