martes, 5 de marzo de 2013

LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA



Vaticano: fumata blanca y negocios turbios

UNA ELECCIÓN QUE NO GARANTIZA DEMOCRACIA: LOS CATÓLICOS AFRICANOS Y LATINOAMERICANOS, CON EL 57% DE FIELES, APORTARÁN AL CONCILIO DE ROMA SOLO EL 26% DE ELECTORES





               El impacto mediático de la renuncia del Papa Benedicto XVI será suplantado por el ruido aún mayor que producirá la nueva designación al frente del Palacio de San Pedro, pero varios de los motivos que indujeron la renuncia del  pontífice alemán permanecerán en las sombras, lejos de los flashes y de la lupa de los expertos.

          Nadie admitirá en el Vaticano que Ratzinger vio algo que no le gustó, pero lo cierto es que son varias las cosas que huelen mal. Se ha repetido hasta el hartazgo que el Papa saliente fue un dirigente conservador y doctrinario pero no todos advirtieron que se hizo cargo de uno de los bochornos más importantes de la historia religiosa: los miles de casos de pedofilia que afectaron a los curas de todo el mundo.

          Y este hacerse cargo implicó el pago a los damnificados por más de 600 millones de dólares. De esta manera se buscó cumplir con la Justicia y a la vez silenciar los casos. Pero estos desembolsos fueron duros para la economía de un  estado papal, que ya arrastraba irregularidades y sospechas desde hace ya varios años.

          Toda esta situación exacerbó las ya violentas internas existentes en la cúpula dirigencial del Vaticano, que vieron la luz luego de la publicación de lo que se dio en llamar Vatileaks: información reservada facilitada por la mano derecha del propio Papa y que refiere datos comprometedores y habla hasta incluso de conspiraciones para terminar con un reinado que buscó poner transparencia donde siempre reinó la oscuridad.

              Es así que la reforma financiera que intentó primero Juan Pablo II y después su sucesor quedó empantanada y no da muestras de que alguien se preocupe por su concreción. Por el contrario, el Instituto para las Obras de la Religión quedó como siempre y solo una fuerte presión de las autoridades económicas europeas podría sacar a la institución financiera más importante que posee el Vaticano de un cono de sospechas que incluye la probable existencia de lavado de dinero.

          Necesitará ser joven y de anchas espaldas quien emprenda la aventura titánica de enderezar el rumbo económico y político de la segunda religión con más seguidores en el planeta. De lo contrario la crisis europea y las internas feroces minarán su autoridad y le darán al heredero de San Pedro una autoridad más aparente que real.



Pablo Salsito

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