31 DE MARZO DE 1964
GOLPE MILITAR EN BRASIL CONTRA JOAO GOULART
LAS BOTAS PISOTEANDO AMERICA LATINA |
¡Pobre América! “Tan lejos de Dios y tan
cerca de los Estados Unidos”
En la década del 60 América Latina se ve conmocionada
por una serie de golpes de Estado, instigados todos ellos por los Estados
Unidos, bajo el síndrome del temor a la triunfante Revolución Cubana.
Es así que Joao Goulart, el presidente
constitucional de Brasil, resulta derrocado el 31 de marzo de 1964 por el
General Castelo Branco con el apoyo directo del país del Norte que montó un
gigantesco operativo militar frente a las costas cariocas.
La cruel dictadura durará 15 años, con la
secuela de represión, cárcel, asesinatos y opresión económica contra el sufrido
pueblo brasileño.
ANTECEDENTES
El
1º de enero de 1959 el movimiento
revolucionario cubano encabezado por Fidel Castro y el Che Guevara
derroca a la dictadura del general Fulgencio
Batista, hecho que marca un
antes y un después en la lucha revolucionaria de los pueblos.
La
década de los 60 despuntaba bajo el temor al contagio de aquel “mal ejemplo”. Por
ello, EE.UU. encabezará un férreo control de su pretendido “patio trasero”.
Retornará la época del “Big Stick” (Gran Garrote), nombre con que se conoce a una
tendencia en las relaciones diplomáticas estadounidenses de principios del siglo XX.
La expresión se origina en una frase escrita por el presidente Theodore
Roosevelt, en el
año 1901, donde manifestaba su agrado porque el comité del Partido Republicano de Nueva
York había expulsado a un consejero corrupto. La
frase, tomada de un proverbio del África occidental era: "Habla suavemente y lleva un
gran garrote, así llegaras lejos" (speak softly and carry a big
stick, you will go far).
La seguidilla de golpes comienza en 1961 en
El Salvador. En julio de 1962 los militares se sublevan en Perú. Por marzo de
1963 es derrocado el presidente democrático de Guatemala, Ydígoras Fuentes; en julio
del mismo año deponen en Ecuador al presidente Otto Arosemena, acusado de
complacencia ante el castrismo y, en septiembre 1963, es derribado Juan Bosch
en República Dominicana; en octubre de ese año también fue depuesto el
presidente de Honduras, Villeda Morales por un violento golpe
militar encabezado por el
General Oswaldo
López Arellano, dos
meses antes de finalizar su periodo presidencial y a diez días de celebrarse
elecciones presidenciales: se lo acusaba de debilidad ante a la “subversión comunista”.
En noviembre de 1964 el ejército toma el
poder en Bolivia y en junio de 1966, Onganía hace lo propio en la Argentina. A todos
ellos se agrega el golpe de Brasil del 31 de marzo de 1964.
Fue todo un récord para esta América tan injusta como difícil para las causas populares: nueve golpes de Estado en apenas cinco años
en un siglo en el que se dieron 36 golpes. La toma violenta del gobierno, en cuyo seno descansa
el poder político mismo, se convirtió en una práctica recurrente de las fuerzas
armadas.
EL GOBIERNO DE JOAO GOULART
JOAO GOULART: EL PRESIDENTE DERROCADO
Joao Goulart nació en São Borja, Rio Grande do Sul, el 1º
de marzo de 1918. Formado en Derecho, comenzó su carrera política en 1946 en el
PTB (Partido Trabalhista Brasileiro) del que fue presidente entre 1950 y 1954 y elegido diputado estatal
(1946-1950). Después de servir como diputado (1952-1953), ocupó el ministerio de Trabajo, Industria y Comercio de Getulio
Vargas (1953-1954), hasta convertirse en presidente nacional del PTB entre 1952
y 1964.
Después
de ser derrotado en las elecciones para senadores de 1954, actuó en el gobierno
de Juscelino Kubitschek como vicepresidente y, a través de la acción constitucional,
llegó a ocupar la presidencia del Senado entre 1956 y 1961. Reelecto con Janio Quadros
vicepresidente, Jango, como era conocido popularmente, asumió la presidencia el
7 de septiembre 1961 después de la renuncia de aquél. Sin embargo su mandato comenzó
una vez aprobada por el Congreso la enmienda institucional que establecía una república parlamentaria en la que el jefe del Ejecutivo quedaba
reducido a un primer ministro, y no a un presidente.
El
6 de enero de 1963, empero, consiguió el apoyo del Congreso y de la clase
obrera para aprobar un referéndum que restablecía nuevamente el
presidencialismo. Goulart asumió la jefatura del Ejecutivo en un momento
marcado por las crisis políticas y económicas entre los radicales de izquierda
y derecha que estaban poniendo en peligro el régimen democrático.
La
crisis política se agravaba por la constante lucha entre el gobierno y la
oposición, tanto civil como militar, que lo acusaban de comunista por su
enfoque populista respecto de los trabajadores y los sindicatos, convencido de
que debía erradicar definitivamente la miseria en la que se encontraban
millones de habitantes.
EL DICTADOR CASTELLO BRANCO |
En un gigantesco mitin y manifestación
popular, el 13 de marzo de 1964 firmó la reforma agraria decretando la
expropiación de tierras a lo largo de las carreteras y de los ferrocarriles, y
en los alrededores de grandes presas. Se instituyó también el voto de los
analfabetos.
La multitud respondió con euforia, pero seis
días más tarde los grupos de la oposición, entre ellos el gobernador Adhemar de
Barros, empresarios, sacerdotes y mujeres católicas realizaron una marcha en su
contra, por las calles más céntricas de la capital del estado. Se la llamó Marcha de la Familia de Dios para la Libertad
(un lema más que conocido de la derecha reaccionaria).
El 31 de marzo de 1964, João Goulart es
derrocado por un golpe militar encabezado por Humberto de Alencar Castelo
Branco (que había sido nombrado Jefe del Estado Mayor por el propio presidente
un año antes).
Goulart se exilia en Uruguay y muere en la ciudad argentina de Mercedes
(Corrientes), el 6 de diciembre de 1976.
Así
es cómo en Brasil el golpe se prolonga
durante 15 años, con la dinámica de
una brutal represión contra el movimiento obrero y las fuerzas de izquierda,
con cárcel, torturas, asesinatos y exilio de opositores.
PARTICIPACIÓN EN EL GOLPE DEL GOBIERNO DE LOS
EE.UU.
Tanto
la Embajada de los Estados Unidos, como la CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono
jugaron un papel primordial en este golpe, antes, durante y después de
producido.
Documentos
recientemente desclasificados, 40
años después, muestran que el entonces presidente estadunidense Lyndon Johnson participó directamente
en la decisión de respaldar a las fuerzas golpistas, si esto se hacía necesario.
En
una cinta de seis minutos de duración Johnson recibe la información en su
rancho de Texas, y se le oye dar al subsecretario de Estado George Bail plena
autoridad para apoyar masiva y activamente el golpe, así como autorizar, de ser
necesaria, la mismísima intervención directa de Washington. "Me
parece que debemos dar todos los pasos que podamos, estar preparados a hacer lo
que necesitemos", decía. Al mismo tiempo llamaba
a "cualquiera
que tenga imaginación o ingenio... a (John) Mc Cone (director de la Agencia
Central de Inteligencia)... a (Robert) Mc Namara (secretario de la
Defensa)", a cerciorarse de que el golpe de Estado que estaba ya
en marcha en Brasil concluyera con éxito.
Pese
a los antecedentes democráticos de Goulart y a sus repetidos esfuerzos por dar
seguridades a Washington de que no pretendía alinear al país con Cuba o con la
Unión Soviética, funcionarios estadunidenses –todavía bajo el trauma de la crisis de los misiles de
octubre de 1962 en Cuba–, y en los momentos más álgidos de la Guerra
Fría, adoptaron una postura cada vez más hostil hacia Goulart.
Estados
Unidos estaba representado en Brasil por el
embajador Lincoln Gordon, cuyo principal agregado militar, el general Vernon Walters, era amigo muy cercano
del general brasileño Castello Branco. Walters
llegó a ser subdirector de la CIA y embajador ante Naciones Unidas durante el
gobierno de Ronald Reagan.
Dichos documentos secretos, descubiertos en
1976 y publicados más tarde por la prensa brasileña, revelan jugosos detalles
de las operaciones de la CIA. Confirman que durante el golpe, Washington había
desplegado frente a las costas brasileñas una fuerza de tareas de portaviones,
destructores y naves petroleras, para intervenir de manera encubierta o
abierta, en apoyo a las fuerzas golpistas.
Esta contingencia nunca se puso en práctica, aunque estaba
la posibilidad de una guerra civil cruenta y el bando golpista podría necesitar
de la ayuda externa en caso de darse combates con otras unidades del ejército
en Sao Paulo, una escaramuza militar en el norte y combates con la armada, que
probablemente se inclinase por Goulart. Mientras "la fuerza aérea está tan dividida que no será problema en las
primeras etapas (y) eventualmente debe acudir en apoyo de las fuerzas
opositoras”.
Estos
documentos y la cinta de audio citada anteriormente, se obtuvieron del Archivo Nacional
de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), organización independiente. Figuran
por lo menos dos de los documentos –entre ellos un
extenso cable de Gordon respecto de la situación política al 27 de marzo de
1964– que fueron revelados en 1976. Arrojan detalles
sobre el envío de armas y municiones vía submarina y la asignación de un barco
cisterna de Esso de auxilio. Asimismo, planeaban enviar gas y petróleo para
colaborar con los golpistas. Los audios dejan más claro que nunca que
Washington estaba preparado para avanzar a paso firme y de forma abierta si el
golpe no prosperaba con rapidez, para asegurar que Goulart fuera derrocado.
El embajador instaba asimismo al gobierno a "prepararse
sin demora contra la contingencia de una necesaria intervención abierta en una
segunda etapa". Reitera la solicitud de un envío secreto de armas
que serían "pre posicionadas antes de cualquier (sic) surgimiento de
violencia" y "usadas por unidades paramilitares que
colaborarían con los grupos militares democráticos".
Un
tercer documento de la CIA, fechado el 30 de marzo de ese año, es un informe de
fuentes de inteligencia en Belo Horizonte, el cual dice: "Definitivamente se pondrá
en marcha (sic) una revolución de las fuerzas contrarias a Goulart”.
Si
bien estos documentos aportan más conocimiento sobre el golpe y sobre el papel
que Estados Unidos tuvo en él, el
expediente dista mucho de estar completo, ya que la CIA no entregó todo el
material relativo a sus operaciones en Brasil, en contraste con los vinculados
a otras de sus acciones, por ejemplo en los regímenes militares de Chile y
Argentina proclamaba:
“La desclasificación del registro histórico
del golpe de 1964 y de los regímenes militares que vinieron después obraría en
apoyo del interés estadunidense por fortalecer la causa de la democracia y los
derechos humanos en Brasil y en el resto de América Latina…”
Por
el contrario, llegó tarde y omite las disculpas del caso; el más poderoso huracán
del Caribe (el Imperio Norteamericano)
a su paso por Latinoamérica dejó un tendal de muertos,
heridos y desplazados producto de crueles operaciones, intrigas, complots e intervenciones.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
Fuentes:
-Felipe Victoriano
Serrano http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=59518491008
-http://www.rebelion.org/hemeroteca/brasil/040409lobe.htm
-http://ww
w./presentations/595640/Golpes-de-estado-en-America-Latina
No hay comentarios:
Publicar un comentario