MIS ZAPATOS PARA MARCHAR:
Son muchos los años de marchar los 24 de marzo para mantener latente la memoria de lo que fue el genocidio de la dictadura. Dictadura aquella que comenzó mucho antes de 1976, comenzó a urdirse en el momento mismo en que Cámpora triunfaba en 1973, se agudizó con la muerte de Perón en 1974 y se estructuró con las directivas del Comandante General del Ejército nº 404/75.
Fue el plan de aniquilamiento, era no solo para las llamadas fuerzas insurgentes, fue el plan de aniquilación de toda resistencia a un plan económico de la ultraderecha oligárquica que coloca a Martínez de Hoz al frente del Ministerio de Economía.
Secuestros, torturas, violaciones, apropiación de 500 bebés, vuelos de la muerte y 30 mil desaparecidos fue el trágico saldo.
Muchos callaron, otros marcharon al exilio, y algunos fueron cómplices por miedo u omisión. Otros denunciábamos desde la clandestinidad y el anonimato, impotentes ante la disparidad de fuerzas en pugna. Todo un aparato estatal, proyectado desde los grandes emporios económicos, desde la cúpula eclesiástica y desde el poder mediático que acompañó.
Un pequeño grupo de "Madres" se anudaron un pañal en la cabeza y dieron rondas alrededor de la Pirámide de Mayo y ambularon sin éxito por comisarías y cuarteles, por el episcopado que miró hacia otro lado y por la prensa que calló por temor o por complicidad.
Hoy a 37 años volvemos a marchar, para lo cual ayer alisté mis zapatos, (aveces más lustrados, otros años un tanto desvencijados), no importan las divisiones de grupos e intereses sectoriales y partidarios. Todos marchamos los 24 de Marzo hacia la Plaza de Mayo, la plaza de los reclamos populares, junto a las "Madres", "Abuelas", "Hijos"...y junto a todos los argentinos que no olvidarán hasta que esté preso, juzgado y condenado el último de los genocidas.
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