martes, 3 de abril de 2018

EL MOVIMIENTO COOPERATIVO


El movimiento cooperativo y el Barrio de Balvanera  



                             Sede del Hogar obrero de Cangallo 2070, circa 1950



Tras diversas experiencias frustradas nace en Rochdale, Inglaterra, en 1844, “el cooperativismo”, como una nueva forma comunitaria de organización que compitiera con el capitalismo individualista o corporativo con fines de lucro en beneficio de uno pocos.
Las primeras experiencias de ese tipo en la Argentina surgen en la última década del siglo XIX, incentivadas por la entrada masiva de inmigrantes europeos, que llegaron al país con el fin de “hacer la América”, comenzando con ellos a cimentarse las primeras organizaciones mutuales solidarias de cooperación, que además permitieron desarrollar actividades políticas y sociales con la aspiración de acceder a los bienes y servicios básicos por fuera del sistema dominado exclusivamente por el capital con un Estado ausente y construir una sociedad libre, democrática y soberana.
Tomarán las ideas que también entraron con los inmigrantes del pensamiento de la época vinculados al anarquismo y el socialismo. Con ésta corriente nacen diferentes modos cooperativistas a fin de procurarse productos de consumo a valores solidarios, beneficio mutuo (solidario y equitativo).
Las primeras organizaciones obreras comenzaron a crearse poco después de la mitad del siglo XIX, también impulsados por grupos socialistas y anarquistas llegados en la gran ola de inmigración, primero como mutuales y luego como sindicatos, para proteger además las condiciones de trabajo, por entonces casi esclavistas.
Pero también el consumo, sobre todo de productos básicos e indispensables, que le era esquivo en aquella época a los que recién llegaban al país. Era una aspiración vital, ligada a la necesidad de alimentarse y sobrevivir en una época en la que el hambre acechaba a cada paso; una aspiración ajena al sentimiento del consumismo moderno, ese deseo compulsivo de adquirir todo lo que se ofrece en el mercado. Un lujo que, en todo caso, se podían dar entonces sólo las familias acomodadas de la oligarquía, que viajaban regularmente a París hasta con sus propias vacas, haciendo ostentación de sus fortunas y gastar a chorros sus dineros en artículos suntuarios.
En las clases pobres, por el contrario, el consumo era otra cosa, por eso, las primeras manifestaciones del movimiento cooperativo en nuestro país correspondieron a ese rubro. Por el año 1885 se constituyó en la Capital Federal una cooperativa de consumo que respondió al sugestivo nombre de Les Egaux (Los Iguales), promovida por una asociación de inmigrantes franceses con ideas revolucionarias que habían abandonado su país por la ola represiva que siguió a la derrota de la Comuna de París. La entidad estaba ubicada en la manzana actualmente ocupada por el Congreso Nacional y comercializaba todo tipo de artículos.
Un nuevo ensayo efímero en Buenos Aires fue el de la Cooperativa Obrera de Consumo, que se fundó en 1898 por iniciativa del dirigente socialista Juan B. Justo, quien redactó al mismo tiempo sus estatutos. Entidad que funcionó, hasta su cierre en 1902, en el local del Partido Socialista.
Este primer ciclo de ensayos cooperativos podría decirse que se cerró en 1905 con el alumbramiento de El Hogar Obrero, creado a instancias, otra vez, de Juan B. Justo, quien fue uno de los dirigentes que más pugnó por desarrollar el cooperativismo en el país. Esa iniciativa coincidió con la resolución adoptada por el Tercer Congreso de la Unión General de Trabajadores, de tendencia socialista, que invitó a los obreros sindicalmente organizados a constituir cooperativas con el objetivo de “mejorar las condiciones de trabajo y hacer más intensa la propaganda obrera, excluir de ellas el sentimiento de estrecho espíritu de corporación y contribuir a robustecer su resistencia al capitalismo”.

Los 100 años de la Fundación de la Caja Mercantil - Primera Cooperativa de Crédito en Villa Crespo


En aquella corriente también se inscribe una nueva forma de cooperativismo: el cooperativismo financiero, a fin de promoverse entre sus miembros el uso del crédito accesible, económico y sin las trabas burocráticas que imperaban en los “bancos”, nacidos en los años 1100-1300 con los caballeros templarios que gestionan la primera banca con actividad en Europa y el Medio Oriente.
La primera experiencia de este tipo en el radio urbano fue la “Primera Caja Mercantil” que naciera en el barrio porteño de Villa Crespo un 2 de febrero de 1918. Se inició así una de las más emblemáticas actividades del movimiento cooperativo de crédito, entidad que a 100 años sigue viva como filial de un banco, obligado a formarse durante la última Dictadura Militar, aunque la persecución al movimiento arranca desde la dictadura de Onganía, en 1966, que impulsó reglamentaciones absurdas y abusivas al movimiento cooperativo en pleno crecimiento.

una acción cooperativa

En marzo de 1976 se interrumpe nueva y violentamente la continuidad institucional en nuestro país, las Fuerza Armadas dan otro golpe institucional, más regresivo y genocida que los anteriores. En este contexto, el Ministerio de Economía encabezado por José Alfredo Martínez de Hoz elabora un anteproyecto de Ley de Entidades Financieras que apuntó directamente a liquidar al cooperativismo de crédito al plantear la eliminación de la forma jurídica cooperativa como base de estructura de servicios bancarios.
Nace así años después, en 1979, el Banco Credicoop que tiene su origen en las viejas Cajas de Crédito. Ello impulsó una acción defensiva que llevó a la fusión de las cooperativas de crédito con el fin de sobrevivir, a partir de la fusión de las 44 cajas de crédito que existían en la Capital y en el Gran Buenos Aires, que en su momento de auge llegaron a superar las 1.500.
La Primera Caja Mercantil, parte de ese amplio movimiento cooperativo, fue partícipe y fundador de este banco cooperativo. Localizada en el barrio porteño de Villa Crespo fue fundada entre otros por Isaías Kohan, Marcos Eldestein y Jaime Bujman, quienes figuran en las primeras actas como los iniciadores de la entidad, la primera en su tipo en una zona urbana, fruto de la necesidad de encontrar ayuda para el progreso y el desarrollo de los trabajadores, comerciantes y vecinos, en su mayoría inmigrantes de origen judío, sin capital propio que necesitaban del apoyo de pequeños créditos para poder concretar emprendimientos productivos, entre otras necesidades. El antecedente a esta Primera Caja fue la Sociedad de Ayuda Mutua de Villa Crespo, fundada en 1916, una de las tantas organizaciones mutuales que agruparon a los inmigrantes llegados desde fines del siglo XIX a la Argentina.

                                       Marta Romero


Fuentes:
-http://negociosymanagement.com.ar/?p=1498
-http://www.centrocultural.coop/revista/2/los-desafios-del-movimiento-cooperativo-en-la-construccion-social-y-politica
-https://historiaybiografias.com/historia_cooperativas_argentina/














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