El 28 de marzo de 1942 muere en la cárcel el poeta Miguel Hernández
“No
te hieran por la espalda, vive cara a cara y muere con el pecho ante las balas,
ancho como las paredes”
Miguel Hernández
Dramaturgo y
poeta de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Si bien
por una cuestión cronológica se lo ubica en la Generación del ‘36, se considera
que tiene mayor vinculación con el grupo anterior de poetas como: García Lorca, Vicente Aleixandre o Rafael Alberti.
Nacido en Orihuela,
España, el 30 de octubre de 1910, participó
activamente en la Guerra Civil española. Había
sido juzgado y condenado a muerte por el régimen franquista en marzo de 1940,
pena conmutada por 30 años, interrumpida por su muerte prematura en la cárcel de
Alicante por tuberculosis a los 31 años de edad.
BIOGRAFÍA
Casado en 1937 con Josefina
Manresa, matrimonio que tuvo dos hijos, Manuel Miguel y Manuel Ramón.
Los distintos viajes del poeta
fueron trascendentales para su formación, destacando especialmente los que realizó con Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti
y la artista Maruja Mallo.
Con Neruda fundó en 1935 la revista “Caballo verde para la poesía”.
Las ideas marxistas del poeta chileno alejan a Hernández del catolicismo que
profesaba, para llevarlo a un compromiso político. En la capital trabajó como
redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones
pedagógicas, creadas para llevar la cultura a las zonas más deprimidas de
España. Colaboró además en importantes revistas poéticas españolas. Durante
estos años escribió los poemas: El silbo
vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más
popular, El rayo que no cesa
(1936). Ese mismo año se incorporó al Ejército Popular de la República y se
afilió al Partido Comunista.
Viajó a la Unión Soviética en
representación del gobierno de la República, de donde regresó en octubre para
escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos poemas recogidos
más tarde en su obra El hombre acecha.
SU
OBRA
En 1933 publicó en Madrid su
primer poemario: Perito
en lunas.
Ese mismo
año también publica, en la Revista
Cruz y Raya, su primera obra teatral: Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo
que eras, auto sacramental, compuesta de: Estado de las inocencias, Estado de las malas
pasiones y Estado del arrepentimiento, escrita a partir de la influencia de la
obra de Calderón de la Barca.
El torero
más valiente es una tragedia amorosa en tres actos de 1934, cuya publicación completa llegó en 1986.
En 1936, El
rayo que no cesa, poemario amoroso dedicado a la artista surrealista
Maruja Mallo, fue publicado por Ediciones Héroe.
En 1937 llegó Viento
del pueblo. Poesía que conforma su
segunda etapa poética centrada en las consecuencias bélicas de la guerra.
Destacan los poemas Aceituneros (Andaluces de Jaén) y El niño yuntero.
El labrador de más aire (1937) es
probablemente su obra más crítica con la sociedad de la época.
Teatro en
la guerra (1937), fueron obras escritas
de manera urgente en las condiciones del frente de batalla y son de carácter
propagandístico.
El hombre
acecha (1937-1938) estuvo inédito hasta
1981. Está dedicado a Pablo Neruda y se distinguen cuatro tipos de poemas: combativos,
sociales, políticos y de aflicción.
Cancionero
y romancero de ausencias (1938-1941) fue escrito durante su estadía en
prisión y publicado de manera póstuma en nuestro país. La obra recupera la esperanza
después de la guerra.
SU CORTA VIDA, SU LUCHA, SU PRISIÓN, LA
ENFERMEDAD Y LA MUERTE
Al finalizar la
guerra, El hombre acecha se
había terminado de imprimir, pero la triunfante dictadura franquista ordenó
destruir todo el material. Dos ejemplares que lograron salvarse permitieron la
reedición del libro en 1981.
Hernández intentó
huir a Portugal, pero allí la policía del gobierno fascista portugués lo
devolvió a España, donde fue puesto en prisión.
Gracias a las
gestiones de Neruda, salió de la cárcel y regresó a Orihuela.
Pero allí fue delatado y detenido. Ya en la prisión de la plaza del Conde de
Toreno en Madrid, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. José María
de Cossío y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández,
amigo de la juventud y vicario general de la Diócesis de Orihuela,
intercedieron por él y se le conmutó la pena de muerte por 30 años de cárcel. Luego
de pasar por varias instituciones penitenciarias, en 1941
fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante. Allí se enfermó, primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con
tuberculosis. Falleció en la enfermería de la prisión a las 5:32 de la mañana
del 28 de marzo de 1942. Tenía 31 años de edad.
Su amigo Pablo
Neruda escribió tras su muerte: “Recordar a Miguel Hernández
que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España,
un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de
Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida
tierra (…) ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo
con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo!
¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo
revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la
espada de la luz!”
Dice una leyenda: cuando murió Miguel Hernández, resultaba imposible cerrarle los ojos.
Son esos mismos ojos grandes, brillantes
como esferas de vidrio, que hemos visto representados en tantos retratos. En
uno de sus últimos poemas, escrito en la cárcel y no recogido en ningún libro,
escribe:
“Yo que creí que la luz era mía /
precipitado en la sombra me veo”. Pero el poema (y con él, la Obra poética completa del
poeta) termina con estos versos: “Pero hay un rayo de sol en la lucha /
que siempre deja la sombra vencida”.
Miguel Eugenio Germino
Nanas de la cebolla
Poema de Miguel Hernández
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
En 1939, mientras se encontraba preso en la cárcel de Torrijos, Miguel Hernández le dedicó esta “canción de cuna” a su segundo hijo, Manuel Miguel, luego de que el poeta recibiera una carta de su mujer, donde contaba que solo tenían pan y cebolla para comer.
Fuentes:
- https://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/m_hernandez/ibanez.htm
-
https://elobrero.es/cultura/58046-miguel-hernandez-el-poeta-de-la-revolucion.html--
-
https://www.argentina.gob.ar/noticias/miguel-hernandez-el-poeta-del-pueblo
-
https://www.frasess.net/frases-de-miguel-hernandez-469.html
-
https://www.notasperiodismopopular.com.ar/2016/03/28/miguel-hernandez-poeta-cayo-noche-con-espada-luz/
-https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/manila_miguel_hernandez.htm
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