En el Parque de la
Estación niñes, niñas, niños y jóvenes trazan destinos comunes
Es muy
común creer que solo los adultos podemos pensar, incluso saber, qué necesitan
niños, niñas y jóvenes… escuchar su voz es la posibilidad de comenzar de nuevo,
de sorprendernos y de cumplir con nuestro destino de adultos, que es cuidar de
ellos.
ASÍ COMENZÓ LA LUCHA POR EL PARQUE DE LA ESTACIÓN
Tenemos un
marco muy especial donde poner la oreja, nuestro Parque de la Estación, con su
flora nativa, el patrimonio barrial y, en particular, el ferroviario, sostenido
por la ley (N°5734/2016) que estatuye un espacio público verde participativo en
medio de la ciudad. Y ese parque surgió de gracias a adultos tesoneros y
sensibles. Más o menos así:
Soñando con el Parque
El parque soñado
Había
una vez una nena muy curiosa, que preguntó: “¿Abuelo, por qué no tenemos una
plaza en el barrio?”
El
abuelo se quedó pensando.
Estando
en la zona de juegos, entre les adultes empezaron charlar acerca de la
distancia que tenían que recorrer cargando con agua, no solo las galletitas, y
carritos y juguetes para encontrar un espacio verde público donde correr y
jugar, ver el cielo y los árboles, poder disfrutar con amiguitos y en familia.
“¿Qué
podemos hacer para tener una plaza cerca de nuestras casas?”.
NO A LOS NEGOCIOS PRIVADOS
En el
próximo encuentro se juntaron grandes y chiques. Todes habían estado pensando en lo mismo: empezaron a imaginarse un lugar con verde y juegos. Ya
al siguiente encuentro empezaron a mapear. Días después un vecino risueño y
cariñoso, llamado Rubén, trajo esta idea: organizarse y luchar por las tierras
que estaban en la calle Perón entre Jean Jaurés
y Anchorena, estaban detrás de un altísimo
paredón.
Rubén,
viejo vecino del Abasto, dejaba que las utopías guiarán sus pasos y los de sus compas.
Cuando ahondaron un poco más en el barrio, se conectaron con otros vecines y
notaron que eran muchos los que querían un espacio verde público y de acceso
libre en el barrio; se crearon lazos que, a pesar de algunas diferencias,
sabían que querían lo mismo, y bajo una misma idea trabajando colectivamente
fortalecieron el sueño.
Los años pasaron… Esa pequeña plaza que él
propuso daría el inicio para seguir y conseguir lo que hoy conocemos como
Parque de la Estación. Y a esa plaza le pusieron un nombre. Le pusieron “Del
mientras tanto”.
Eso es
lo que me contaron mis abuelos. Estamos en 2056, mañana se cumplen 40 años de
la ley que dio vida al Parque de la Estación. Y no quedó solo ahí, se construyó
todo lo que la ley decía sobre la calle Bartolomé Mitre y polideportivos y
espacios para encuentros… otros vecines se sumaron, nació la Manzana 66 y,
lucha va y lucha viene, Balvanera logró recuperar muchos baldíos y se convirtió
en el barrio más sustentable de Buenos Aires. ¡Y
este cuento no ha terminado!
Este
relato fue construido colectivamente en el Parque de la Estación. ¡También mapeamos!
@parquedelaestacion /IG vecines.cuentacuentos
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