EL 9 DE ABRIL DE 1943 FALLECÍA FRANK BROWN
EL CLOWN QUE CULTIVÓ LA TERAPIA DE LA RISA
“¡El circo, sí, el circo! ¡Sobre
su arena fue nuestra escuela, sobre su arena conquistaron los gauchos del drama
las tablas de los escenarios! Tal el humilde y honroso origen y ningún arte escénico
puede ostentarlo mejor”
Así describía al circo Pepe
Podestá, en sus memorias
Frank Brown, continuó la vocación de su padre
Henry, allá en su lejana Inglaterra a la manera de los bufones retratados por Shakespeare,
al que solía parodiar con sutileza transitando la delgada línea que separa el
drama de la comedia.
Hizo casi toda su carrera en
Argentina, iniciándose en el circo de Pepe Podestá.
¿QUE ES UN CLOWN?
La palabra deriva del inglés. El clown o payaso es un creador, un provocador de risa, sensaciones y emociones, hace reír, sentir y reflexionar con su visión del mundo y sus intentos de posarse por encima de sus fracasos, muestra su vulnerabilidad sin tapujos, es el niño que todos llevan dentro, que no tiene tabúes, que disfruta jugando y que quiere ser como los adultos aunque nunca logre conseguirlo.
REPARTIR GOLOSINAS ENTRE LOS CHICOS ERA SU FELICIDAD |
LOS INICIOS
Henry, su padre, logró que el pequeño Frank se incorporara a los once
años a un circo con el que recorrieron como juglares los caminos de Gran
Bretaña, una vida ambulante, llena de historias increíbles pero ciertas. Los
primeros años trabajaba sin cobrar, ya que se
consideraba que aprender el oficio era de por sí ya una buena paga. Hizo de
todo. Aprendió a apechugar sufrimientos, a quitarse de la cabeza la idea del
desarraigo, a pelearle a la vida y al hambre y a no hacerle asco a ninguna de
las tareas del circo, desde limpiar jaulas hasta levantar la carpa.
Había nacido en Brighton, ciudad situada en la costa sur de Inglaterra, el 6 de septiembre de 1858. Sus padres fueron Henry y Rose, y formaban parte de una compañía circense.
Su debut fue en
el año 1877 en Moscú, como acróbata en el Circo de los hermanos Carlo, para
saltar a las Américas al año siguiente, donde se
presentó en la ciudad de México en las pistas circenses también como clown,
para llegar Buenos Aires y debutar en el año 1879
en el recientemente inaugurado Teatro Politeama de Corrientes y Paraná, allí
conocerá a los Podestá y compartirá el escenario
con el entonces ya encumbrado José Podestá.
El personaje de José, “Pepino el 88”,
era amado por el pueblo pero temido por los políticos de la época a los que
ironizaba y criticaba sin clemencia, inaugurando
un género que a futuro tendría grandes cultores, el ácido monólogo político.
Frank era además de acróbata, malabarista, prestidigitador, saltarín,
equilibrista, bailarín de cuerda y clown. Realizaba
también, con respeto,
la erudita parodia de los más famosos monólogos shakesperianos.
EL IRRESISTIBLE ASCENSO
su circo el hippodrone |
Su fama fue creciendo y en 1886 deslumbró a los hombres y mujeres más
notables de Buenos Aires, que disfrutaban de su espectacular salto sobre 25
carabineros con sus fusiles con bayonetas amenazando su humanidad. Entre los espectadores había un cronista exigente
que no reparó en elogios, Sarmiento, que luego
publicó en su diario “El Censor”: “El talento de Frank
Brown es de maravillosa extensión: es un clown enciclopédico, es saltarín,
juglar, equilibrista, bailarín de cuerda. Es un Hércules con pies de mujer y
manos de niño”.
En esa misma función Brown se burla finamente de los candidatos
presidenciales de aquellas elecciones fraudulentas,
que el roquismo con Juárez Celman ya tenían aseguradas. El periódico “El
Mosquito”, también con la misma implacable
ironía, celebraba con caricaturas del notable
dibujante Stein el acto del notable Clown.
En 1888 Frank dejó el Circo de los hermanos Carlo y aventuró suerte
con una compañía propia. Durante la llamada “Revolución del 90” visitó y
reconfortó con sus chistes a los heridos de ambos bandos en pugna.
La vida lo puso a prueba muy duramente al año siguiente con la muerte
de su hijo, a la que seguirá la de su esposa Ketty, quien cae del caballo en
medio de un acto ecuestre.
LA FAMA QUE LE FUE SIEMPRE DISCORDANTE
Quizá porque la función debía continuar o
porque venía acostumbrado a ser maltratado por la vida desde que tenía
recuerdos, siguió adelante y decidió probar suerte en una gira por Sudáfrica
que terminaría en un fracaso.
De regreso a Buenos Aires, fue nuevamente muy bien recibido,
recuperó sus afectos, el calor del público y se lo vio muy enamorado de la
ecuyère (amazona, mujer que monta caballos en un circo) Rosita de La Plata, que será la compañera
de su vida. En ese momento estaba casada con Antonio Podestá, uno de los siete
Hermanos Podestá. La chica se llamaba en realidad Rosalía Robba, y tenía seis
años cuando entró al mundo del circo vendiendo flores en el Arena de Corrientes
y Paraná y a los ocho pasó a integrar la compañía de Cotrelly, recorriendo el
mundo durante unos diez años. Volvió para aportar su destreza y su mucha
simpatía, una verdadera "figura atractiva" según los diarios de la
época.
Frank
era uno de aquellos hombres sensibles que arriesgaban su vida para arrancarles una sonrisa a los niños con su generosidad
proverbial, regalaba a manos llenas durante las funciones chocolates y
caramelos y hacía muchas funciones a beneficio de niños enfermos y hospitales.
Se aseguraba entonces
que su humor era la más segura cura para la más persistente de las
melancolías.
Declararía al diario La Nación: “Cuando me hallo ante los millares de ojitos encantados de los niños,
con sus manos ansiosamente extendidas solicitándome los para ellos maravillosos
chocolates y muñecos que les traigo en mi canasta, tiemblo de emoción, de
alegría infinita. Y es porque si en ese instante ellos son felices, yo me
considero el hombre más feliz de la Tierra”.
Frank
logró interesar a un grupo de inversores y tuvo por fin la ansiada sala propia,
el Coliseo de Frank Brown, en la actual Marcelo T. de Alvear entre Cerrito y Libertad. La inauguró el 6 de
agosto de 1905 con un éxito total y se lanzó a
la aventura de llevar su compañía por los países que balconean el Pacífico.
A su
regreso, la Comisión de festejos del Centenario aportó dinero para que
levantara un circo en Florida, entre Paraguay y Córdoba. Frank veía llegar su
momento de gloria y se puso a trabajar para que su circo fuera el mejor de
Buenos Aires. No contaba con la reacción de los que empezaron a ver con malos
ojos la instalación de una carpa popular en un lugar que consideraban propio,
exclusivo.
Llovieron
las críticas desde la prensa de la época y las airadas opiniones de señoras y
señores de la sociedad, que se adelantaban a los hechos dando por sentado que
la zona se llenaría de pobres, conociendo la tradición de Brown de no cobrar la
entrada a los chicos que no la podían pagar.
su tumba en el cementerio Británico den B.A. |
El
ambiente se fue caldeando ayudado por la reacción “patriótica” contra las
movilizaciones programadas por el movimiento obrero para la Semana de Mayo con la
idea de arruinarle los festejos a la oligarquía en el poder. Sobrevino una
violenta represión y bandas armadas de “muchachos bien” se lanzaron sobre
imprentas, redacciones de periódicos y bibliotecas socialistas y anarquistas
ante la mirada cómplice de la policía y los bomberos, algunos de esos
malhechores fueron los que prendieron fuego a la carpa de Frank Brown al grito
de “viva la patria”, asegurándose de que no quedara nada en pie con la garantía
de que las “fuerzas del orden” estaban de su lado.
No hubo
reacción ni condena oficial y las señoras y señores que habitualmente
deambulaban por Florida sintieron un gran alivio; incluso algún diario catalogó
el episodio como “una expresión de violencia que no deja de ser simpática”.
Duramente golpeado por la barbarie “patriótica”, Frank se embarcó en una nueva
gira por Sudamérica.
En 1912
vuelve a las tablas con un éxito importante y en 1917 participa de la película Flor
de durazno junto a Carlos Gardel, entonces con algunos kilos de más. En ese
mismo año se toma la revancha histórica de levantar en el lugar que hoy ocupa
el Obelisco un circo similar al que le habían quemado, será el Hipodromme Circus, que abriría sus
puertas el 5 de mayo de 1917.
EL
EPÍLOGO DE UNA
VIDA AGITADA
Con el
progreso vino la piqueta y demolición del circo
en 1924, cuando ya Frank era un hombre de 66
años que había decidido retirarse a su casa de
Colegiales junto a su querida Rosita, quien morirá en 1940. Él la seguiría tres años después, el 9 de abril de
1943, a los 84 años de edad; así se iba una parte fundamental de la historia del
circo y del espectáculo en la Argentina.
La tumba de
Frank Brown está ubicada en el Cementerio
Británico de Chacarita, a metros de la entrada. Un pasaje de apenas una cuadra lo recuerda en el Bajo Flores, corre paralelo
a Mariano Acosta y Pergamino, a metros de la Autopista 25 de Mayo y la avenida
Perito Moreno.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/b/brown.php
-http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/14044811/Un-clown-lejos-del-payaso.htm
-http://www.diarioeltiempo.com.ar/archivo/2015/2015/10/25/frank-brown-senor-payaso/
-http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-10353-2008-06-14.html
1 comentario:
Excelente reseña de un gran clown Ingles-Argentino!!!
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