Odebrecht: la matriz de la corrupción neoliberal
La
reciente ofensiva contra los gobiernos populares de la última década ha tenido
como caballito de batalla la lucha contra la corrupción. Es así como la entente
conformada por grandes empresarios, partidos de derecha y medios de
comunicación, agitaron la bandera de la honestidad como fin supremo y
emprendieron una cruzada general que culminó con la derrota electoral del
kirchnerismo en Argentina, la destitución de Dilma Rousseff en Brasil y un
férreo cerco político tendido alrededor de Venezuela.
Sin
embargo, el fuerte poder mediático no logró encubrir el grosero escándalo
ocasionado por el descubrimiento de las multimillonarias coimas que pagó la
megaempresa brasileña Odebrecht,
para facilitar sus negocios en varios países. El
problema para los medios es que la mayoría de los políticos implicados
responden a la derecha neoliberal que se ha adueñado de nuestro continente en
estos últimos años.
Es así
que el ex presidente de Perú, Alejandro
Toledo, debió ocultarse para no ser detenido. El ex mandatario pertenece a
un país que es utilizado como ejemplo a seguir por los defensores del
neoliberalismo. Pero se ve que está flojo de papeles y prefirió no presentarse
ante la Justicia para explicar su relación con la constructora brasileña. Otro
ejemplo de la región: el presidente Santos, de Colombia, también fue
salpicado por las revelaciones que no respetaron su investidura ni su reciente
premio Nobel.
En el
país de origen de la multinacional brasileña las cosas no están mejor. La
mayoría de los políticos que comandaron la destitución de la presidenta elegida por el pueblo, recibieron dinero
mal habido para llevar adelante sus campañas políticas. El propio presidente Temer fue acusado de aceptar una ayuda
de 10 millones de dólares. A esto se le suma que uno de los jueces que llevaba
adelante la investigación falleció en un oportuno accidente de aviación.
En
nuestro país, si bien los medios ya se solazaban imaginando las imputaciones
que lloverían sobre los funcionarios del gobierno anterior, las revelaciones trajeron
una grave acusación para uno de los íntimos del mandatario actual: Gustavo Arribas, jefe de la AFI,
organismo central de Inteligencia. Arribas acompaña a Macri desde su gestión en el club Boca Juniors, donde ya había sido
acusado de triangular en forma irregular los pases de los jugadores del club de
la ribera. Lo que explica en gran parte el origen de su fortuna personal.
Si bien
ningún gobierno está libre de la corrupción que existe en todo el planeta, la
difamación es un arma arrojadiza que tiene forma de boomerang: los paladines de
la honestidad de ayer, pueden ser los corruptos de hoy. El problema es que a veces
la niebla mediática no le permite apreciar todo el panorama al votante
desorientado, que compra nuevos productos que huelen a viejo.
Pablo Salcito
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