“LA COOP”
LIBRERÍA DE BULNES 640
La autogestión como medio para expandir los horizontes de la
literatura
Almagro acaba de sumar una “joyita” más
a su fuerte impronta cultural. Se trata de La
Coop Librería –el proyecto
de una cooperativa integrada por quince editoriales independientes– que se inauguró en diciembre en Bulnes 640. Su fachada de un rojo
estridente ilumina toda la cuadra. Apenas se entra, se percibe un ambiente
amigable, acogedor. Es un lugar bello y armonioso, en el cual resalta un
cuidado estético peculiar. Algunos títulos despiertan enorme curiosidad como Lennon, el führer de los incapaces, de
Marysabel Sánchez Bouttó y Rimbaud en la
CGT, de Julián Axat.
La Coop se constituyó a fines de 2014.
El gran impulsor de la idea fue el editor de Alto Pogo, Marcos Almada. El objetivo central del movimiento fue darle mayor
visibilidad a las editoriales independientes. “Nos empezamos a juntar en
eventos, charlas, lecturas. Veíamos que todos teníamos las mismas dificultades:
la distribución en las librerías, poder llegar a ferias del interior y del
exterior, la impresión; todo eso es muy difícil para una editorial chica. Entonces
se nos ocurrió unirnos para ver si en conjunto podíamos resolver estos
problemas. Por ejemplo, conseguir una imprenta que trabajara con todos a un
precio mejor”, señala la escritora Paula
Brecciaroli, editora en Editorial Conejos. Además de las editoriales
mencionadas, integran la cooperativa, entre otras, Audisea, Años luz,
Paisanita, Santos Locos y Evaristo. La mayoría surgió después de 2010. En
promedio, cada sello publica cinco libros con una tirada de 300 ejemplares por
año.
La actividad que desarrolla la
organización es puramente vocacional, se hace por amor a la literatura, no deja
rédito económico alguno, lo cual agiganta la nobleza del emprendimiento. Poco a
poco, estas editoriales van ocupando espacios más notorios, ya que algunas de
sus publicaciones van alcanzando repercusión como La Reserva Nacional Pushkin, de Sergéi Dovlátov (Años luz), por
citar una de tantas. Asimismo, algunos escritores reconocidos están comenzando
a publicar en estos sellos, como Leonardo Oyola, quien lanzará próximamente su
nuevo libro de cuentos por Evaristo. Las editoriales de La Coop realizan un
trabajo mancomunado con otras editoriales independientes tanto de Argentina
como del exterior. Hay una relación de solidaridad y amistad entre ellas.
Una de las características de estas
editoriales es su excesivo celo y rigurosidad en la conformación del catálogo. Puede
ocurrir que se seleccione un libro después de haber leído 400. El parámetro
para elegirlo es estrictamente la calidad y no el aspecto comercial. En un
verdadero trabajo artesanal, estos sellos están constantemente “a la pesca” de
autores nuevos, lo que abre las puertas a toda
una nueva poesía y narrativa que no llega a las grandes editoriales. Estas
empiezan a tomar autores que ya fueron probados en el ámbito independiente. “Para
nosotros cada libro es una perlita que nos costó mucho hacer, que quisimos con
toda el alma que esté en el mercado, que se consiga, que pueda llegar a los
lectores; cuidamos mucho cada libro. Nosotros hacemos un acompañamiento del
libro desde que sale en adelante, para siempre. Acompañamos a los autores, tratamos
de que vayan a lecturas, ferias. Trabajamos mucho en la prensa y difusión, vamos
abriendo caminos de hormiga. Por una cuestión de volumen, las editoriales
grandes no pueden hacer todo ese trabajo”, explica Brecciaroli.
Entre los autores emergentes promovidos
por estas editoriales alternativas se destacan Alejandra Zina, Natalia
Rozemblum, Cristian Godoy, Gabriela Luzzi, Walter Lezcano, Esteban Castromán. Además
de su propio catálogo y el de otras editoriales independientes, en su local, La
Coop ofrece varios clásicos y libros rescatados del mercado que no pueden
faltar en ninguna librería por la trascendencia del autor o del tema.
Los impulsores de la librería no la
conciben como un mero expendedor de libros, frío y distante –como las grandes cadenas– sino que buscan que se constituya en un
lugar de encuentro, con atención personalizada y donde se vaya creando un
vínculo fraternal entre el librero y el lector. De hecho, el local es atendido
por los mismos editores. “Los lectores llegan sin conocer la mayoría
de los libros, uno va recomendando y la gente va viendo que hay muchísimos, no tiene ni idea de la cantidad de material nuevo
que hay. Es fascinante cuando alguien descubre a un autor. A veces uno va a una
librería y el empleado está para despachar y nada más. En cambio, nuestra
librera sabe muchísimo, recuperamos de alguna manera la tradición del librero,
que es un amigo, que va conociendo al comprador y le puede recomendar un libro de
acuerdo a sus gustos”, se entusiasma la editora. En esa misma línea, con
frecuencia se organizan –junto
a Espacio Moebius, una librería vecina– presentaciones de libros, charlas, se invita a escritores e
ilustradores para que dialoguen con los lectores o, incluso, “trabajen” de
libreros por un rato, todo acompañado por sabrosos tragos.
En cuanto a los próximos pasos de la
organización, La Coop volverá a estar en la Feria del Libro este año; ya estuvo
en 2016 en una experiencia que Brecciaroli califica de “hermosa, una fiesta de veinte
días”.
Laura Brosio
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