El Símbolo Café Bar
Un oasis de disfrute en medio del ritmo alocado de la
ciudad
Los bares
tradicionales, que conservan su estilo de antaño, le dan un toque entrañable y
delicioso a la ciudad. Uno de ellos es El
Símbolo Café Bar, situado en Corrientes
casi Bulnes, en el barrio de Almagro,
y declarado Café Notable de la Ciudad de
Buenos Aires en 2015, tal como reza la resplandeciente placa colocada sobre
una de las columnas.
Según el
encargado del comercio, Eduardo Scofu,
las razones para nominarlo como Café Notable “son contundentes y categóricas.
Es un negocio que funciona desde 1954 sin alterar su fachada y su estructura.
Todo lo que está en su interior es de la época: no se modificaron las sillas,
las mesas, la barra, ni nada. Hay una preservación exhaustiva de las cosas, con
movimientos mínimos en cuanto a la modernización del local como incorporar el
aire acondicionado. También fue considerado Café Notable porque acá venían y
vienen artistas importantes, desde tangueros en los años 50 como Osvaldo Pugliese
–que vivía enfrente–, rockeros en los 80 como Luca Prodan y bailarines en la
actualidad como Maximiliano Guerra, vecino del barrio”.
Pueden
observarse varios objetos antiguos que dan fe de dicha preservación: rústicas
mesas y sillas de madera, un espejo de tres caras, un reloj con números
romanos, la caja registradora original, añejas botellas de bebidas
paradigmáticas en su época, viejos carteles publicitarios, hasta se conserva en
una vitrina la bandeja utilizada en la inauguración. Estos elementos le otorgan
al lugar un tinte pintoresco, colorido, vivaz. Allí se respira el aire de otro
tiempo y se percibe un clima de camaradería, de amistad, de reunión, por el
cual la gente acude al local como un refugio sagrado que la resguarde del
frenético trajín diario de la ciudad.
SU INTERIOR |
El
negocio nació en 1954 como el anexo de una casa habitación –ubicada en la parte de atrás, donde ahora están el baño y
la cocina–; el local estaba adelante. Al
principio funcionó como lechería y heladería, después se le agregó cafetería y
despacho de bebidas y productos envasados. En los 70 una familia de inmigrantes
españoles se hizo cargo del local e incorporó comidas típicas de la península.
A comienzos de los 80 el fondo de comercio fue adquirido por un grupo de
pensadores, surgidos a la luz de la nueva democracia. Priorizaban la
organización de debates, cafés literarios, charlas y descuidaban el servicio: las
comidas que ofrecían eran escasas y sólo había variedad en las bebidas
alcohólicas. En la década siguiente el mercado se volvió más exigente y no
pudieron continuar. Es en ese momento, en 1999, que Scofu y su equipo de
trabajo –con una visión más aggiornada a los
tiempos que corrían–
comenzaron a gestionar el lugar, que fue bautizado El Símbolo porque lo concebían como un emblema de Almagro y de toda
una generación que había florecido en los años 50.
“Un buen
bar debe estar abierto a todo tipo de inquietudes de los clientes. Tiene que
ser un lugar donde te sientas cómodo, como en tu casa, no donde uno se sienta
perseguido por un mozo que lo acribilla constantemente pidiéndole que consuma.
Hay gente que viene a trabajar acá, lo utiliza como oficina, viene con la
computadora; otro viene a charlar. Nosotros no los forzamos a consumir de
entrada, esperamos tranquilamente que, cuando quieran, levanten la mano y hagan
su pedido”, puntualiza Scofu.
El
encargado pone mucho énfasis en señalar que El Símbolo es un ícono de la cultura porteña: “Este es un bar porteño por
definición. Está en una zona con un casco histórico; tiene la cosmética de
aquellos boliches de antes, cercanos al río, un espacio donde la gente se
encuentra, donde cada uno tiene un lugar de representación y se siente
importante, no parte de un decorado. Acá uno tiene identidad propia. Este bar
es un sitio tradicional, uno sabe el nombre de la gente que viene, su
profesión, sus preferencias, no es como en las cadenas donde el consumo está
tan globalizado que no importa quién sos, qué te gusta, no importa hacerte
sentir bien. Nosotros tratamos de mantener el viejo estilo de conocer y respetar
al cliente”.
El
clásico de El Símbolo en cafetería es
el cortado en vaso de vidrio. En cuanto a comidas, milanesa completa, a la
napolitana con fritas, a la fugazzeta con papas bastón, tortilla a la española,
omelette, una típica cocina porteña. Las ofertas gastronómicas figuran en
pizarras colgadas en las paredes ya que no hay carta escrita.
El negocio
tiene varios clientes fijos de hace muchos años, aunque últimamente la
clientela se está renovando porque algunos legendarios habitués han ido
falleciendo. En la actualidad, concurre todo tipo de público: gente grande a la
mañana, empleados provenientes de su trabajo al mediodía y jóvenes a la noche.
El local abre de lunes a sábados desde las 7 hasta la medianoche, mientras el
domingo permanece cerrado.
Scofu
destaca la fuerte ligazón que el bar sostiene con Almagro: “El café está muy identificado
con el barrio y viceversa; hay una muy buena simbiosis entre ambos. Mucha gente
que es referente del barrio toma el bar como lugar de pertenencia. Todo aquel
que tiene cierta antigüedad en la zona, en algún momento se siente parte de El
Símbolo”.
Laura Brosio
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