El 15 de noviembre de 1963 el presidente Illia anula los contratos petroleros
“La riqueza económica de un pueblo no consiste sólo en la
abundancia total de bienes, sino más bien, en una eficaz distribución según
justicia.”
Arturo Umberto Illia
Contra la política petrolera de Frondizi se levantó una
fuerte corriente de opinión. En 1958, el líder
desarrollista había borrado con el codo lo que había escrito con el puño en su
libro sobre soberanía nacional, al pretender solucionar los problemas
energéticos del país abriendo las puertas al capital privado extranjero.
El 17 de enero de 1963, ya derrocado el líder del
radicalismo intransigente, se realizó en la sede del Sindicato Unido de
Petroleros del Estado (SUPE) una asamblea multipartidaria que emitió un documento
condenatorio de la política petrolera de Frondizi.
Estaban representados, entre muchos otros, el PJ, la
UCRP, las 62 Organizaciones, el Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical
(MUCS), el Partido Socialista Argentino, el Partido Demócrata Progresista y el
Partido Comunista. Entre los impulsores del encuentro, se encontraban el Centro
Mosconi y el Movimiento de Defensa del Petróleo Argentino. Con esta fuerza, la
anulación de los contratos petroleros se convirtió en tema principal de agenda
durante la campaña electoral de aquel año.
ANTECEDENTES
“Petróleo
y política” es un libro sobre política económica escrito por el
entonces ex legislador y futuro presidente argentino Arturo Frondizi en
1954. Se trataba de un libro-denuncia sobre la actividad de las empresas
petroleras en Argentina, y ponía énfasis en el monopolio de YPF sobre el sector
petrolero. El libro se transformaría en un superventas al año siguiente,
durante los acalorados debates sobre los contratos petroleros firmados por Juan
Domingo Perón y la Standard Oil de California; gracias a esto, Frondizi se
posicionaría en un primer plano de la escena política nacional, dándole más
refuerzo a su fama de intelectual y a su perfil izquierdista.
Sin embargo, poco duraría aquel perfil de corte popular, ya que apenas llegó al
gobierno, borró con el codo lo que escribió en
su libro, que pasa a un ignominioso olvido.
El 24 de
julio de 1958, el presidente Frondizi brindó un discurso
ante el país, explicando los problemas y consecuencias que tenía seguir
importando petróleo, anunció "la batalla del petróleo", el objetivo
de esta "contienda" era lograr el autoabastecimiento petrolero
"sea como sea". En su discurso dio la razón de su giro ideológico, el
cual fue que Argentina no tenía más oro en el Banco para YPF, por lo que habría
que traer capitales extranjeros para explotar el hidrocarburo, pero las
petroleras se llevarían una parte sustanciosa de parte de aquellas ganancias.
Illia con seguidores tras el derrocamiento
La
agudización de tal política lo llevará a una inevitable crisis, por lo que implementará un plan de ajuste que solo
pasaría mediante la represión: el “Plan Conintes”,
que puso en evidencia una vez más la vocación anti-obrera del
radicalismo. Años más tarde volvería a demostrarlo con la aprobación de la
política de “aniquilamiento de la subversión” de Isabel Perón, Ruckauf y
Cafiero, y posteriormente, con el apoyo al gobierno del genocida Rafael Videla,
al que la UCR respaldó con la cobertura de numerosos puestos de gobierno en
ministerios y provincias, como también lo hicieron algunos sectores de la derecha del Partido
Justicialista. Como hoy en día, y desde siempre, cuando la rebeldía obrera
irrumpe queda en evidencia cuáles son los verdaderos intereses de clase de
importantes sectores de estos partidos. El Plan Conintes fue tan solo una
muestra de lo que ocurriría con la dictadura militar.
Frondizi, con Álvaro Alsogaray como ministro de Economía,
dará rienda suelta a un frenético plan anti-obrero,
con la agudización de la crisis debió afrontar simultáneamente 32
planteos militares que terminarán con su gobierno sumido en el total descrédito
y desprestigio, hasta el golpe militar definitivo, disfrazado mediante el
gobierno de Guido que se prestó gustoso.
NUEVAS ELECCIONES CON EL PERONISMO PROSCRIPTO
Proscripto
el peronismo, una de las fórmulas que levantó la bandera de la anulación de los
contratos petroleros, fue el ala radical del pueblo, compuesta por el cordobés Arturo Illia
y el entrerriano Carlos Perette,
que finalmente triunfó en las elecciones de julio de
1963. En su discurso de asunción, el 12 de octubre, el nuevo presidente
aseguró que cumpliría con sus promesas electorales. Asumido con un poco
convincente 25% de los votos, no podía demorarse en la concreción de aquellas
medidas anunciadas.
Luego de una
amplia amnistía política, el 15 de noviembre de 1963, Illia firmó los decretos
744 y 745 que derogaron los contratos petroleros, fueron
declarados “nulos, de nulidad absoluta, por vicios de ilegitimidad y ser dañosos a
los derechos e intereses de la Nación”. Al recordar aquella decisión, Illia aseguró que en una tensa
conversación privada respondió al subsecretario de Estado norteamericano,
Averell Arriman, enviado por el presidente Kennedy, cuando lo amenazó con la
suspensión de la ayuda económica al país: “Creo que es un error del gobierno de
Estados Unidos (…) La actitud del gobierno argentino es irreversible (…) No
tenemos más nada que conversar, hemos terminado la entrevista”. Los contratos
habían sido otorgados por decreto y por decreto fueron anulados.
“En el plan de
largo plazo se fijarán las prioridades de inversión en el sector público y las
medidas a tomar para el aliento de la actividad privada. Nuestra acción tenderá
a afirmar las posibilidades del país, dueño de su presente y con plena
capacidad para trazar su destino; mejoraremos, con plena autonomía, los
resortes fundamentales de nuestra política económica tal como reiteradamente lo
hemos expresado. Petróleo, energía eléctrica, transportes, siderurgia y
servicios públicos son actividades en las cuales el Gobierno ha de jugar un
papel fundamental a través de la inversión y de su explotación, y hemos de ser
persistentes en la obtención de altos niveles de eficiencia por parte de los
organismos estatales. (…) En materia de política de petróleo cumpliremos lo
prometido reiteradamente. Los contratos que fueron suscritos a espaldas de la
ley y de los intereses económicos del país serán anulados. Yacimientos
Petrolíferos Fiscales será –de acuerdo con la mejor tradición argentina– la
entidad rectora de nuestro desarrollo energético.”
ARTURO UMBERTO ILLIA
Nació el 4 de agosto de 1900 en
Pergamino, provincia de Buenos Aires, donde cursó sus estudios primarios. Su
niñez transitó entre su vida escolar y la apacible vida de campo. Sus estudios
secundarios los realizó en el colegio Pío IX, de la orden de los salesianos, en
Yapeyú 197 del barrio de Almagro (Ciudad de Buenos Aires), aunque debió interrumpirlos,
terminó rindiendo como alumno libre en el
Colegio Nacional Buenos Aires, donde obtuvo su título de Bachiller.
A los 18 años comenzó su carrera de Medicina en la Universidad de Buenos
Aires. Corría el año 1918, un año trascendental para la historia de la
formación universitaria argentina,
que cimentaría las bases de la educación superior en toda América latina. Hipólito Yrigoyen era entonces presidente.
Aquel fervor reformista impulsó al joven Illia a afiliarse al Partido Radical,
atraído por la historia de lucha, reivindicaciones y valores populares.
Parte de su residencia la realizó
en 1923 en el Hospital San Juan de Dios de La Plata, cuatro años más tarde
recibió el título de Doctor en Medicina y fue
entonces que se estableció en la ciudad de Cruz del Eje. En ese pueblo podía vérselo
cabalgando kilómetros o caminando día y noche para llegar allí donde
necesitaran de sus servicios de médico o de su palabra de aliento, y muchas
veces atendiendo gratis a sus pacientes más humildes. Muchos lo llamaban el
“apóstol de los pobres” por su dedicación a los enfermos con menos recursos.
En 15 de febrero de 1939 se casó
con Silvia Martorell, con quien tuvo a sus hijos Emma Silvia, Martín Arturo y
Leandro Hipólito. En 1963 resultó electo
presidente en sufragios controlados por las fuerzas militares, solo permaneció
2 años y 11 meses; un nuevo, incoherente, y fatídico golpe de Estado lo derrocó
el 28 de junio de 1966.
Durante su gestión debió hacer
frente a múltiples presiones del sindicalismo, las FF.AA. o partidos políticos,
también supo conocer el hostigamiento de la prensa en la persona de los
periodistas Mariano Grondona y Bernardo Neustadt, quienes se burlaban del
presidente utilizando el apodo “La Tortuga”, acusándolo de endeble y débil. Lejos
de esa imagen burlona e incierta, el entonces presidente
Illia era un denunciante de las políticas que consideraba perjudiciales de los
intereses y necesidades nacionales. Algunas de las más importantes leyes
aprobadas durante su gestión fueron la ley 16.459, que sentó las bases del
salario mínimo vital y móvil y la ley 16.462 sobre medicamentos (también
conocida como ley Oñativia).
Illia es considerado un político honesto y coherente. Despojado de bienes
materiales, se retiró de la presidencia de la Nación con menos capital del que
contaba al asumir el cargo.
Durante su breve gestión, Illia impuso una
política de redistribución del ingreso que benefició a los sectores más
perjudicados de la sociedad e incrementó el porcentaje dentro del presupuesto
nacional destinado a la Educación. Durante su gobierno no hubo un solo día de estado de
sitio y tampoco presos políticos; hubo libertad gremial y en 1964 levantó la
proscripción al peronismo. En su gestión, Naciones Unidas votó la resolución 2.065/65
que convocaba al Reino Unido a sentarse a discutir la soberanía de las Islas
Malvinas. Se sancionó la Ley del salario mínimo,
vital y móvil, la Ley de medicamentos, la Ley de asociaciones profesionales y derogó la Ley de contratos petroleros. Cuando le preguntaron por
qué, respondió: “Sencillo, está en nuestra plataforma electoral”. Destinó el
25% del presupuesto a educación, ciencia y tecnología. Además, incorporó al
Código Penal la figura de enriquecimiento ilícito de los funcionarios.
En la mañana del martes 28 de junio de 1966
fue derrocado, salió caminando de la Casa Rosada. Tuvo oportunidad de decirle a
un oficial del Ejército: “Ustedes
no representan a nadie; ustedes son salteadores nocturnos”.
Tras la presidencia, alternó entre Martínez, Pergamino y Cruz del Eje,
regresó a su profesión de médico y hasta cuentan que en un tiempo atendió la
panadería de un amigo.
Nunca aceptó cobrar una jubilación
de privilegio. Falleció en su tierra adoptiva, Córdoba, el 18 de enero de 1983,
aquel lugar que lo vio luchar por sus dos pasiones, la medicina y la política;
sosteniendo la coherencia de sus objetivos e ideales cívicos toda su vida. Sus
restos fueron trasladados y sepultados en el Cementerio de la Recoleta junto a
dirigentes radicales y militantes caídos en la Revolución de 1890. Allí se encuentran
los restos de Elpidio González, Hipólito Yrigoyen y Leandro N. Alem. Sin embargo,
él quería descansar en su entrañable Cruz del
Eje.
LA ANULACIÓN DE LOS CONTRATOS PETROLEROS
A última hora del viernes 15 de
noviembre de 1963 Arturo Illia anuló los contratos con las empresas petroleras
extranjeras. El presidente radical en su discurso de asunción, el 12 de
octubre, había asegurado que cumpliría sus promesas electorales. Mediante los
decretos 744 y 745 los contratos fueron declarados “nulos, de nulidad absoluta,
por vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la
Nación”.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
- https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/illia.htm
- https://www.cronista.com/transportycargo/Arturo-Illia-primer-presidente-de-occidente-en-comerciar-con-China-como-fue-la-trama-de-la-gestion-20200628-0011.html
- https://www.elhistoriador.com.ar/arturo-illia-el-apostol-de-los-pobres/
-https://www.ecured.cu/Arturo_Umberto_Illia
-https://www.todo-argentina.net/biografias-argentinas/arturo_ilia.php?id=479
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