viernes, 30 de octubre de 2020

WALTER YONSKY

 


Walter Yonsky

6 de noviembre de 1937 - 30 de abril de 2002

 

Su nombre verdadero era Isaac Wrzacki, pero fue más conocido por su nombre artístico: Walter Yonsky. Se destacó como actor y cantautor de tango, folclore y música infantil.

Nació en una casa ubicada en Junín 439, en Balvanera. Sus padres se llamaban Moisés y Berta, ambos provenían de Lodz, Polonia.

De pequeño, a los 12 años, rindió una prueba en Radio Belgrano, entonando el tango Rendido, de Cordisco y Leiva. Allí le sugirieron que cantara folclore y lo derivaron a Radio Porteña, donde inició sus presentaciones como “Isaac”.

Siguió la carrera de Contador Público. Pero, una vez recibido, abandonó la profesión para integrarse al elenco artístico de la propia Facultad de Ciencias Económicas.

Ingresa luego al Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica y, en 1962, debuta como actor de radioteatro en Radio Belgrano, con la compañía dirigida entonces por Oscar Casco. Componía el reparto del radioteatro Susana Rinaldi, que también se iniciaba en dicho género.

En esos años, Isaac comienza una serie de actuaciones en diferentes teatros de Buenos Aires y pronto ingresa, junto a la comedia, en el mundo de los niños con títeres y pantomimas.

En 1964 da un salto en sus preferencias al representar el papel de Rodolfo en la tragedia de Arthur Miller titulada Panorama desde el puente, en el Teatro Lasalle.

También actuó en varios espectáculos con la famosa Porteña Jazz Band.

Inicia formalmente su trayectoria de cantor de tangos en 1972, con las guitarras de Bartolomé Palermo, Paco Peñalva y Norberto Pereira.

Junto a Oscar del Priore condujo el programa Hoy en la ciudad por Radio Municipal, así como otra emisión en Radio Provincia.

Inquieto hasta la obsesión, quiso dejar como legado su revisión de tangos poco difundidos en ediciones como los que integraron 100 años de tango, en el Salón Dorado del Teatro Colón. Pero también quiso internarse por los más variados ritmos populares hacia otro espectro de su predilección, como fue el espectáculo Para que bailen los chicos de América.

Compuso numerosas canciones infantiles y actuó con gran suceso como animador de fiestas para “bajitos”.

Su incansable dedicación al tango, hizo que éste sea su derrotero final, con su particular “lunfa”. Vale recordar, y con enorme orgullo, que incursionó también como articulista en la columna “En solfa y con bemoles” de nuestro periódico barrial Primera Página, allá por el año 1997, cuando residía en el Abasto.




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