El barrio debajo de la piel
El paso de los años va haciendo
su magia con todo lo que toca, para bien o para mal. Personas, autos, clubes,
plazas, comercios, viviendas, y demás, van poblando y decorando el escenario
que es un barrio.
Las tecnologías y los avances
hacen que cada vez un barrio se parezca menos a lo que fue en el pasado. Miles
de celulares apuntan con sus cámaras a los negocios con luces electrónicas, que
acompañan a los autos de última generación al pasar por las calles asfaltadas
bajo la imponente luz verde de un semáforo.
Los escenarios actuales, son tan
luminosos, que uno no sabe para dónde ver. Las opciones siguen creciendo, puede
ser la pequeña luz roja que devela una cámara de seguridad, o las luces altas
de los autos que van pasando a toda hora.
Sin embargo, hay barrios que, si
uno sabe mirar a través de todo lo mencionado anteriormente, siguen manteniendo
su esencia. Tan solo hay que saber hacia dónde observar.
Almagro, en su límite con Boedo,
posee ciertas calles que mantienen esa tranquilidad que se entremezcla con las empedradas
que aún no sufrieron el cambio hacia la nueva era. Por la mañana, uno podría
caminar tranquilamente sin saber en qué década del 20 se encuentra, si en la
del siglo XX, o la del XXI.
Balvanera, en las zonas cercanas
al Abasto, tiene casas históricas que lucen idénticas a sus épocas de juventud.
De hecho, si uno tiene ingenio, el Abasto
conserva una estructura muy parecida a lo que era el antiguo mercado, dueño de
todas las miradas en sus décadas de gloria en el siglo pasado, con su nuevo
edificio del año
1934.
La avenida
Corrientes no es ajena a este pensamiento. Si bien se encuentra modernizada,
también mantiene esa esencia tan característica de calle principal, por donde
todo pasa y por donde nadie puede evitar terminar en su superficie.
Lógicamente, siempre estuvo beneficiada por tener tanto contenido, como el
mencionado Abasto, y más adelante, ya en otros barrios, sus clásicos teatros,
restaurantes, y el Obelisco. Además, la línea B del subterráneo la acompaña
desde 1930.
Por lo general, aquellos barrios
que más conservan las costumbres e infraestructuras del siglo pasado son los
que más alejados se encuentran del centro de la ciudad, sin embargo, tanto
Almagro como Balvanera saben encontrar un equilibrio en donde quién quiera
sentir que el tiempo no ha pasado, puede hacerlo, y quién quiera sentir la
vorágine de los tiempos en los que vivimos sin quedarse afuera de nada, también
pueda con ese objetivo.
Con el Abasto como centro, esta
zona de Almagro y Balvanera, en la Ciudad, sigue sintiendo los latidos de la
historia y cultura de nuestra República Argentina.
Lucas Giannotti
Periodista
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