11 DE
SEPTIEMBRE 1973
El golpe de Estado
en Chile y la inmolación de Salvador Allende
“Un obrero sin trabajo, no
importa que sea o no sea marxista, no importa que sea o no sea cristiano, no
importa que no tenga ideología política, es un hombre que tiene derecho al
trabajo y debemos dárselo nosotros”.
“El pueblo no debe dejarse
arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse”.
Salvador Allende
El mes de
septiembre es un mes caro para la memoria, con hechos históricos que produjeron
cimbronazos en Argentina y en Latinoamérica. El 6 de septiembre de 1930 se
produce el golpe de Uriburu, el 16 de septiembre de 1955 es derrocado el presidente Perón; asimismo, un 16 de septiembre de 1976 se produce uno
de los hechos más trágicos de la última dictadura, que pasó a la historia como
“La noche de los lápices” y también otro 11 de septiembre de 1973 se produce el
golpe de Estado en Chile, y cae asesinado Salvador Allende, defendiendo la
institucionalidad y la libertad en la “Casa de la Moneda”.
Fue un hecho
inesperado dada la tradición democrática del país trasandino, no fue un golpe más entre los
tantos golpes de Estado que han tenido lugar en Latinoamérica, el de 1973 en
Chile entró para quedarse en la memoria histórica global, y recién en el año
2021 (48 años después), se elige una Asamblea Constituyente para terminar con
los resabios de la Constitución pinochetista.
SALVADOR
ALLENDE
Nació en
1908, en el seno de una familia de la alta clase media de Valparaíso, fue el
presidente que intentó instaurar el socialismo en Chile por la vía democrática.
Desde su época de estudiante en la Escuela de Medicina de la Universidad de
Chile mostró su vocación por el servicio público. En 1929 integró el grupo
político universitario “Avance” y en 1933, cuando se fundó el Partido
Socialista de Chile, Allende, con 25 años de edad, fue su primer secretario
regional. Médico, socialista y masón; poseía el perfil característico del
político chileno progresista y laico de la primera mitad del siglo XX. Se
tituló de médico cirujano y desde el comienzo de su carrera se dedicó a la
medicina social, publicando diversos trabajos sobre salud pública.
Antes de
cumplir 30 años fue elegido diputado por Valparaíso y Quillota. Participó
activamente en la fundación del Frente Popular y fue nombrado ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social
en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda. En 1945 fue elegido senador y se mantuvo
en este cargo hasta 1970. Cuatro veces fue candidato a la Presidencia de la
República, representando a una alianza cuya base la conformaban los partidos
socialista y comunista: 1952, 1958, 1964 y 1970, en la que finalmente logró su
objetivo.
LA MONEDA RODEADA POR LOS MILITARES PUNOCHETISTAS
Llegó a La
Moneda apoyado por una agrupación de partidos de izquierda, la “Unidad Popular”,
en elecciones donde obtuvo la mayoría con el 36%
de los votos. Al no obtener mayoría absoluta el Congreso tuvo que ratificar su
triunfo, y fue elegido presidente con 153 votos contra
35 por Jorge Alessandri.
Fue un hecho
que causó expectación en el mundo entero, un político socialista y marxista
llegaba al gobierno a través de la votación popular.
SU GOBIERNO
Fue una
experiencia difícil y única, la de llevar al país a transitar por una vía
democrática hacia el socialismo. Allende, junto a un grupo importante de sus
seguidores, estaba convencido de que el socialismo podía construirse sobre la
base de las tradiciones democráticas chilenas. En este sentido, fue
significativo que una de las pocas leyes aprobadas en el Parlamento fuera la
nacionalización de la gran minería del cobre. Sin embargo, la naturaleza
radical del programa de gobierno despertó una frontal oposición, tanto en el
interior del país como a nivel internacional, en el contexto de la “Guerra Fría”,
el gobierno norteamericano decidió utilizar todas las armas necesarias con el objetivo
final de derrocar al gobierno chileno. Durante 1972, se incitó a que diversos
gremios paralizaran sus actividades; entre
ellos, la locomoción colectiva y el transporte. El desabastecimiento de
artículos de primera necesidad y los persistentes rumores de golpe militar,
contribuyeron a crear en la población una sensación colectiva de desgobierno.
En Londres, acertada o erróneamente, se consideraba a Chile “La
Inglaterra de Sudamérica”; todo Occidente lo
señalaba como un país que tenía un fuerte vínculo con la democracia, sin
embargo el 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue
derrocado por un golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet.
Luego de
conformarse una Junta Militar, ésta emitió un primer comunicado solicitando al
presidente Allende la entrega inmediata de su cargo a las Fuerzas Armadas y
Carabineros de Chile. Allende resistió junto a sus más leales colaboradores en
el Palacio de La Moneda y advirtió a sus cercanos que moriría en el lugar donde
lo había puesto el pueblo como presidente de
Chile. Antes de ser bombardeada la casa de gobierno, dirigió sus últimas
palabras y a las dos de la tarde, antes de que los militares entraran al
palacio, Salvador Allende se suicidó.
EL ÚLTIMO DISCURSO
“Seguramente
ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza
Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis
palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas el castigo moral
para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile,
comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado
comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer
manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha
autodenominado director general
de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no
voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la
lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos
entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser
segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se
detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia
es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores
de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza
que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de
justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y
así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a
ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo,
unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su
tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante
Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando
con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus
privilegios.
Me
dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que
creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra
preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los
profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada
por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las
ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me
dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su
espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al
intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el
fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando
los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los
oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la
obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
ALLENDE DEFENDIENDO CON SU VIDA LA INSTITUCIONALIDAD
Seguramente
Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a
ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo
menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El
pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar
ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores
de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este
momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes
sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes
alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas
son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en
vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que
castigará la felonía, la cobardía y la traición.”
Mucha agua
corrió bajos los puentes, América latina comenzó
a recuperar los derechos populares y democráticos que nacen con el “No al ALCA” (Área de Libre Comercio
de las Américas impulsado por el presidente de Estados Unidos,
George W. Bush), el 5 de noviembre de 2005, en Mar
del Plata, con la negativa de los presidentes Néstor Kirchner (Argentina), Lula
da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Nicanor Duarte Frutos (Paraguay) y
Tabaré Vázquez (Uruguay), en la IV Cumbre de las Américas lo que marcó un hito
histórico en la región.
Luego
comienzaría un período de retroceso y finalmente hacia al
año 2020 se vuelve a restaurar nuevamente una América otra vez despierta. ¡Pero
a no descuidarse porque los enemigos de los pueblos no duermen!
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-799.html
-http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0016021.pdf
-https://journals.openedition.org/caravelle/1588?lang=es
-https://www.elhistoriador.com.ar/ultimo-discurso-de-salvador-allende/
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