EL 25 DE MAYO DE 1862 MUERE JUANA AZURDUY
LA GUERRILLERA DE LA LIBERTAD
“Instruida en catecismos, nacida para monja de convento en Chuquisaca, es teniente coronel de los ejércitos guerrilleros de la Independencia. De sus cuatro hijos sólo vive el que fue parido en plena batalla, entre truenos de caballos y cañones; y la cabeza del marido está clavada en lo alto de una pica española”.
“Juana cabalga en las montañas al frente de los hombres. Su chal celeste flamea a los vientos. Un puño estruja las riendas y el otro parte cuellos con la espada”.
“Todo lo que come se convierte en valentía. Los indios no la llaman Juana. La llaman Pachamama, la llaman Tierra.”
Eduardo Galeano
No son muchas las mujeres, y tampoco los hombres, que dejaron tan significativa estampa de aguda valentía en la gesta de nuestra independencia. Juana Azurduy fue una de ellas, tal vez una de las más notorias.
Hija de madre mestiza, siendo aún muy joven se rebela contra la rígida disciplina imperante en el virreinato. Promueve reuniones clandestinas, se integra a las fuerzas liberadoras del Norte y llega a conducir un ejército de 10 mil irregulares, en su mayoría indígenas y mestizos. Se destacó en la guerra de guerrillas con las fuerzas de Güemes que respaldaban a Belgrano. Fue de este héroe que recibió como regalo su espada, en reconocimiento de su coraje y valentía.
LA MUJER
Juana nace en el cantón de Toroca, en las cercanías de Chuquisaca, el 12 de julio de 1780, año en que la ciudad de La Paz era sitiada por las fuerzas de Túpac Katari y Bartolina Sisa, alzados en armas contra la dominación española durante la insurrección de Túpac Amaru.
Integra la lista de luchadoras insuficientemente reconocidas por la historia oficial, más bien condenadas al anonimato. Sin embargo Manuel Belgrano supo reconocer sus méritos obsequiándole su espada, y fue ascendida al grado de Teniente Coronel por el Director Supremo de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata. Pese a ello, Juana Azurduy terminará sus días sumida en la más completa miseria.
Hacia 1830, cuando deambulaba por la selva del Chaco Argentino, escribió una conmovedora carta a las autoridades, la que nunca tendría respuesta y la reproduce el escritor Eduardo Galeano:
"A las muy honorables Juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución. Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; más el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso que regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido, el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".
Recién en el año 2009 el Gobierno Nacional la asciende, post mortem, al grado de Generala del Ejército Argentino y le confiere el honor de ocupar un lugar entre las figuras femeninas destacadas de nuestra historia, cuyos nombres están en el Salón de las Mujeres del Bicentenario de la Casa de Gobierno.
En la Provincia del Chaco una ruta lleva su nombre. Así, la ruta "Juana Azurduy" nace en la nº 95, pasa por el impenetrable chaqueño y llega hasta el límite con la provincia de Salta, donde continúa pero como Ruta nº 52. Este reconocimiento también le llegaría tarde, muchos años después de que Juana muriera en la mayor pobreza, olvidada y apenada.
Uno de los momentos más felices de su vida fue cuando sorpresivamente recibe la visita en su humilde vivienda del Libertador Simón Bolívar, acompañado de Sucre, el caudillo Lanza y otros, para expresarle su reconocimiento y homenaje. El general venezolano la colmó de elogios en presencia de los demás, y le manifestó ─según dicen─ que la nueva república no debería llevar su propio apellido sino el de Padilla, el marido de Juana. Al mismo tiempo le concedió una pensión mensual de 60 pesos que luego Sucre aumentó a 100, pensión que le quitaron inexplicablemente en 1857, pocos años antes de su muerte.
Así fue reconocida en vida la mujer que perdió la salud, a su compañero y a cuatro de sus cinco hijos en los campos de batalla.
LA HEROÍNA
Descendiente de madre mestiza y padre español que gozaban de buen pasar, queda huérfana al cuidado de sus tíos, de formación conservadora. Chocaría con éstos, y sería internada en el Convento de Santa Teresa. Del lugar es también expulsada a los ocho meses por violar la rígida disciplina monástica, cuando comienza a organizar reuniones clandestinas, en donde conoce la vida de Túpac Amaru y Micaela. Leerá además sobre la vida de Sor Juana Inés de la Cruz.
Conoce a Manuel Padilla, otro revolucionario, que frecuentó la universidad de Chuquisaca. Con él comparte conocimientos acerca de la Revolución Francesa, sobre Castelli, Moreno y Monteagudo y es el hombre con quien finalmente se casa el 8 de marzo de 1805. Llegan a ser padres de cinco hijos; de los cuales cuatro morirán debido a las difíciles condiciones de subsistencia y a la persecución española.
En 1809 se produce la revolución en Potosí, a la que adhiere fervientemente su esposo Manuel Padilla, y que fracasado el movimiento, se oculta en las sierras con los nativos. Un año más tarde éste se une a las fuerzas de Güemes en su guerra de guerrillas, momento en que Juana decide acompañarlo en la difícil gesta. Aunque en principio es rechazada, por no permitirse la presencia de mujeres en el ejército, logra su cometido.
La casa de la familia Padilla resulta confiscada y Juana se une definitivamente a la lucha patriótica cuando los revolucionarios ocupan Potosí. Este acto sirvió de ejemplo para otras mujeres que siguieron a la heroína, que allí confirmará su conjunción de madre, esposa y valerosa luchadora, respetada por los indios que la convirtieron en objeto de culto y veneración, como la presencia viviente de la Pachamama (madre tierra).
En 1813 y bajo las órdenes de Manuel Belgrano, la pareja pasa a organizar el escuadrón de “Los Leales”, que se unirá a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto Perú. Participan entre varias otras, de la Batalla de Ayohuma el 9 de noviembre de 1813, ocasión en que las fuerzas patrióticas deben replegarse. Abandonan el Alto Perú y pasan a las fuerzas de guerrillas de Güemes. Allí Juana se convierte en figura descollante en la llamada guerra de “Las Republiquetas”, cuando incorpora al cacique Juan Huallparrimachi, descendiente de los incas, quien además de guerrero era músico y poeta, y que pasará a desempeñarse como fiel lugarteniente de la capitana.
En cierto momento de la lucha, cuando intentan arrebatarle el botín de guerra que custodiaba con celo para la supervivencia de las tropas revolucionarias, Juana demuestra una vez más su arrojo, con su hija en un brazo y la espada obsequiada por Belgrano en el otro.
En marzo de 1814, Padilla y Juana vencieron a los realistas en Tarvita y Pomabamba. El 8 de marzo de 1816, tras el triunfo en la Batalla del Villar, recibe el rango de Teniente Coronel. Pero el mismo año, en Tinteros, Padilla cae herido de muerte cuando intentaba socorrer a Juana. La cabeza de Padilla fue exhibida en la plaza pública durante meses, hasta que Juana la rescata al frente de cientos de cholos, el 15 de mayo de 1817.
Tentada por el general realista Goyeneche, que le ofrece garantías y puestos rentados si abandonaba la lucha, Juana le responde:
"Qué chapetones éstos, me ofrecen mejor empleo ahora que me porto mal que antes cuando me portaba bien!" …Con mis armas haré que dejen el intento, convirtiéndolos en cenizas, y que sobre la propuesta de dinero y otros intereses, sólo deben hacerse a los infames que pelean por su esclavitud, no a los que defienden su dulce libertad como yo lo hago a sangre y fuego."
Miguel Eugenio Germino
FUENTES
- http://www.rebelion.org/hemeroteca/mujer/040528ocampo.htm
-http://www.elortiba.org/azurduy.html
-http://es.wikipedia.org/wiki/Juana_Azurduy
-http://www.biografiasyvidas.com/biografia//a/Azurduy.htm
-http://culturamasiva.blogspot.com/2007/07/1816tarabucojuana-azurduy
-htpp://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/1657357/biografias
-http:/uncajonrevuelto.com/?p=143
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