EL 30 DE AGOSTO DE 1810
MARIANO MORENO ALUMBRA SU PLAN
REVOLUCIONARIO DE OPERACIONES
“Quiero más una
libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”
Mariano
Moreno
Analizar críticamente la historia
es un difícil y riesgoso juego de audacia e inteligencia, se llega a la
conclusión de que, primero se la esconde, luego se la niega y por último se la
desacredita, así “la historia se repite”, lo que
no es un slogan.
El juego es tan riesgoso que
Mariano Moreno perdió la vida por la osadía de pensar en adelantado y de haber
creado un documento encargado y aprobado por unanimidad en La Primera Junta: “El Plan Revolucionario de Operaciones”, muchos años antes de que Carlos
Marx elaborara su teoría hoy también imputada como maléfica.
DEL JACOBINO MORENO A CARLOS MARX
Mariano Moreno fue un jacobino de la historia.
Los
jacobinos (en francés, jacobins) eran los miembros del
grupo político de la Revolución francesa llamado Club de los Jacobinos, cuya sede se encontraba en París, en el
convento de los frailes dominicos. Eran republicanos
(cuando republicano era una mala palabra), defensores de la soberanía popular,
propugnaban el sufragio universal, su visión de la indivisibilidad de la nación
y defendían un estado centralizado.
Se los confunde
maliciosamente con “el terror”, en parte debido a la leyenda negra que divulgó
la reacción termidoriana (detractora de aquella
revolución) sobre Robespierre. En el siglo
XIX, el jacobinismo fue la fuente de inspiración de los partidos
republicanos que promovieron la Segunda y la Tercera República Francesa.
Advertía Marx en
su libro “El 18 de Brumario de Luis
Bonaparte”, que la historia se repite primero como tragedia y después como farsa, completando escritos
anteriores de Hegel.
Moreno pierde la vida en alta mar, tras un sospechoso encargo
de la Primera Junta en Londres. Felipe
Pigna analiza pormenorizadamente el hecho en su biografía de Mariano Moreno: En julio de 1810, también La Junta había
encargado a Moreno la redacción de un Plan de Operaciones, destinado a unificar
los propósitos y estrategias de la revolución. Moreno presentó el plan en
agosto, y le aclaró a su auditorio que no debía “escandalizarse por el sentido
de mis voces, de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa. Para
conseguir el ideal revolucionario hace falta recurrir a medios muy
radicales".
En el Plan de
Operaciones, Moreno propuso promover una insurrección en la Banda Oriental y el
Sur del Brasil, seguir fingiendo lealtad a Fernando VII para ganar tiempo, y
garantizar la neutralidad o el apoyo de Inglaterra y Portugal, expropiar las
riquezas de los españoles y destinar esos fondos a crear ingenios y fábricas, y
fortalecer la navegación. Recomendaba seguir "la conducta más cruel y
sanguinaria con los enemigos para lograr el objetivo final: que era la
independencia absoluta de España”. A poco de
asumir el nuevo gobierno, se habían evidenciado las diferencias entre el
presidente, Saavedra, y el secretario Moreno que encarnaba el ideario de los
sectores que propiciaban algo más que un cambio administrativo. Se proponían
cambios económicos y sociales más profundos. Moreno pensaba que la revolución
debía controlarse desde Buenos Aires, porque el interior seguía en manos de los
sectores más conservadores vinculados al poder anterior. "El gobierno
antiguo nos había condenado a vegetar en la oscuridad y abatimiento, pero como
la naturaleza nos ha criado para grandes cosas, hemos empezado a obrarlas,
limpiando el terreno de tanto mandón ignorante".
El
26 de agosto de 1810, a pocos meses de instalarse, la Junta debe tomar una
difícil decisión, el fusilamiento de Liniers, alzado en armas contra la
revolución; Juan José Castelli será el encargado de hacer cumplir la orden.
Luego, a pedido de Belgrano y a fin de evitar
futuras asonadas, la Junta encargó a su
secretario de Guerra, Mariano Moreno, la redacción de dicho Plan. El 30 de
agosto Moreno finalizó la redacción del mismo que fue aprobado por unanimidad
de la Junta en sesión secreta. El 12 de septiembre Moreno impartió las órdenes
secretas a Castelli para que se hiciera cargo del Ejército del Norte, fusilara a los contrarrevolucionarios de Potosí y el
Alto Perú y tratara de marchar hasta Lima. El 7 de noviembre el Plan comienza a
dar frutos y las fuerzas patriotas derrotan a
los realistas en Suipacha. El 15 de diciembre, Balcarce, cumpliendo las órdenes
de Castelli y Moreno, fusila a Nieto, De Paula Sanz y J. Córdoba, jefes de la represión a los levantamientos alto peruanos
de 1809 y brutales esclavistas de indios.
El primer asesinato político de la patria fue sin dudas
el que le asestaron a Moreno y a todo lo que él
representaba.
Las ideas de igualdad, justicia social, anti esclavismo, independencia
económica y soberanía política vienen de sus acciones e ideas. Por ello, al Plan revolucionario y jacobino de Moreno se
le opuso el plan para asesinarlo. Así lo cuenta Felipe Pigna: “Cornelio
Saavedra, moderado y conciliador con las ex autoridades coloniales, había
logrado imponerse sobre Mariano Moreno. Para desembarazarse de él lo envió a
Europa con una misión relacionada con la compra de armamento. Moreno aceptó, quizás con la intención de
dar tiempo a sus partidarios para revertir la situación, y acaso también para
salvar su vida”.
Saavedra dio su
versión de los hechos en una carta dirigida a Chiclana el 15 de enero de 1811:
"Me llamó aparte y me pidió por favor se lo mandase de diputado a Londres:
se lo ofrecí bajo mi palabra; le conseguí todo: se le han asignado 8.000 pesos
al año mientras está allí, se le han dado 20.000 pesos para gastos; se le ha
concedido llevar a su hermano y a Guido, tan buenos como él, con dos años
adelantados de sueldos y 500 pesos de sobresueldo, en fin, cuanto me ha pedido
tanto le he servido". La fragata
inglesa Fama soltó amarras el 24 de enero de 1811. A poco de partir, Moreno, que nunca había gozado de buena salud, se
sintió enfermo y le comentó a sus acompañantes: "Algo funesto se anuncia
en mi viaje...". Las presunciones de Moreno no eran infundadas.
Resulta altamente
sospechoso que el gobierno porteño hubiera firmado contrato con un tal Mr. Curtis el 9 de febrero, es decir, quince días después de la partida del ex secretario de la Junta de
Mayo, adjudicándole una misión idéntica a la de Moreno para el equipamiento del
incipiente ejército nacional. El artículo 11 de este documento aclara "que si el señor doctor don Mariano
Moreno hubiere fallecido, o por algún accidente imprevisto no se hallare en
Inglaterra, deberá entenderse Mr. Curtis con don
Aniceto Padilla en los mismos términos que lo habría hecho el doctor
Moreno". Al poco tiempo de partir Moreno hacia su destino londinense, Guadalupe, (su esposa), había recibido en
una encomienda anónima un abanico de luto, un velo y un par de guantes negros,
comenzó a escribirle decenas de cartas a su esposo. En una de ellas le decía: "Moreno, si no te perjudicas, procura
venirte lo más pronto que puedas o hacerme llevar porque sin vos no puedo
vivir. No tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin
tener tu mujer y tu hijo que te consuelen; ¿o quizás ya habrás encontrado
alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna
inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de
Dios".
La carta estaba fechada el 14 de marzo de 1811, y como
las otras, nunca llegó a destino. Mariano Moreno había muerto hacía diez días,
tras ingerir una sospechosa medicina suministrada por el capitán del barco. Su
cuerpo fue arrojado al mar envuelto en una bandera inglesa. Guadalupe le
siguió escribiendo sus fogosas cartas. Se enteró de la trágica noticia varios
meses después, cuando Saavedra lanzó
su célebre frase: "Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego". Una
segunda interpretación de la frase alude a que los boticarios de la época
solían describir los síntomas producidos por la ingesta de arsénico como a un
fuego que quema las entrañas.
LA
REVOLUCIÓN CON QUE SOÑABA MARIANO MORENO
La reedición de su “Plan Revolucionario
de Operaciones” pone al desnudo una parte
de la historia ocultada durante años.
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Negado durante más de un
siglo e ignorado en los manuales escolares, el Plan Revolucionario de
Operaciones de Mariano Moreno contiene el pensamiento político del secretario
de la Primera Junta y refracta sus inclinaciones jacobinas, dándole luz a uno
de los períodos más controvertidos de la historia argentina. Ese programa
político de Moreno que le encargó la Primera Junta y que pasó rápidamente al
olvido –en
la medida en que se impusieron las tendencias más conservadoras entre los
revolucionarios de 1810–.
El primer manuscrito conocido del Plan
Revolucionario de Operaciones apareció hace más de un siglo en el Archivo de
Indias de Sevilla, cuando Eduardo Madero investigaba viejos documentos para
preparar un proyecto de construcción del Puerto Nuevo.
Sabedor de la importancia que poseía el documento hallado, Madero
le envió una copia al general Bartolomé Mitre, quien por entonces se hallaba escribiendo una biografía sobre
Moreno. Sin embargo Mitre ocultó su existencia, luego lo tildó de apócrifo y
finalmente dijo haberlo
extraviado. También lo conocieron y lo escondieron Vicente Fidel López
y Deán Funes, ya que la existencia del
mismo trastocaba la ideología aceptada como “historia oficial” por los
vencedores de Caseros y particularmente por los de Pavón.
El contenido del plan negaba toda la construcción teórica
idealizada por el cruel verdugo del pueblo paraguayo y de los paisanos federales.
Negaba todo sentido a la línea Mayo-Caseros urdida por Mitre y Sarmiento y destruía un falso ícono de la historiografía de los vencedores de la nación federal.
Por el contrario, el plan vinculaba mucho más a la Revolución de
Mayo con el accionar de San Martín en Mendoza, en Chile y en el Perú y especialmente con el
gobierno de Juan Manuel de Rosas, al punto que los más estrechos colaboradores
de Moreno, su hermano Manuel y el general Tomás Guido (éste, después,
secretario privado del general San Martín) serían a su vez estrechos colaboradores de Rosas durante
todo su gobierno.
El debate era entonces y sigue siendo el
concepto de revolución y la necesidad de recurrir al terror político para
sostener el incipiente alarde de independencia casi sin sustento geográfico y
rodeado de enemigos. Moreno también se preguntaba en su plan “de qué sirven,
verbigracia, quinientos o seiscientos millones de pesos en poder de otros
tantos individuos, si aunque giren, no pueden dar el fruto ni el fomento a un
Estado” que debería “facilitar fábricas, ingenios, aumento de la agricultura” además
de “fomentar las artes, navegación, etcétera”. Para Moreno había que destruir a
los enemigos de la frágil y naciente revolución a cualquier precio. Si era
preciso, “convenciendo” a los indecisos “del interior” (los que luego lo
desplazarían del poder) esencialmente con el terror, aplicado como método
revolucionario.
Finalmente
el Plan de Operaciones rescatado fue reeditado por el sello Perfil, luego de
que transcurrieran 26 años desde la aparición de su anterior edición, en septiembre
de 1973 por la editorial Plus Ultra. De ese Plan Revolucionario de Operaciones Paul Groussac sostuvo que sólo podía ser
obra “del alma de un malvado apareada a la inteligencia de un imbécil”.
Lejos de admitir la autoría de Moreno, para entonces ya convertido en un
“prócer” de bronce o mármol, Groussac afirmó que su autor debía haber sido “un
mistificador o un demente”.
El Plan Revolucionario de Operaciones
recobra así su valor histórico vigente, para reflotar la polémica sobre el
perfil revolucionario de los patriotas de Mayo, a quienes la historia oficial
pasteurizó suficientemente como para convertirse en íconos
escolares.
Desde el
prólogo, el escritor Martín Caparrós afirma que este documento sigue siendo “el texto más discutido de la
historiografía patria” y que “por décadas
generaciones de historiadores sostuvieron que jamás pudo haber salido de su
pluma semejante propuesta, que era una falsificación”.
A más de doscientos años de su "misteriosa
muerte", Mariano Moreno
continúa incomodando a los factores de poder y son muchos los que procuran
borrarlo de la historia o minimizar su actuación tildándolo de burócrata o
sanguinario, igualmente seguir negando su autoría de aquel documento, o
restarle trascendencia.
El autor del Plan
Revolucionario de Operaciones
fue, junto con Manuel Belgrano, Hipólito
Vieytes, Monteagudo y Juan José Castelli, uno de los notables exponentes
del pensamiento más progresista de la época en estas tierras, de una forma de
pensar e intervenir que se oponía a la ideología escolástica-colonial que repudiaba
la ciencia, el conocimiento experimental y, por lo tanto, todo lo que ayude a
impulsar los cambios.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
--http://www.mdzol.com/nota/297956-la-patria-empezo-con-el-asesinato-del-mayor-revolucionario
--http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/m/moreno.php
--http://www.pagina12.com.ar/1999/99-07/99-07-25/pag30.htm
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