lunes, 30 de septiembre de 2019

ADOLFO PEREZ ESQUIVEL


EL 13 DE OCTUBRE DE 1980 OBTIENE EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ
ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL




La memoria no es para quedarse en el pasado, sino para iluminar el presente y reconstruir la esperanza”.
A. P. E.

Adolfo Pérez Esquivel es un escritor y activista argentino defensor de los derechos humanos y del derecho de libre autodeterminación de los pueblos; defensor de la no-violencia y de la lucha pacífica por la justicia y la libertad, así como proponente de la Teología de la Liberación. Fue detenido y encarcelado en forma clandestina por la dictadura cívico militar de Videla. Recibió numerosas distinciones y en 1980 el Premio Nobel de la Paz.


ANTE TODO UNA BREVE REFLEXIÓN SOBRE ALFRED NOBEL Y LA HERENCIA DE SUS PREMIOS

Alfred Nobel nació el 21 de octubre de 1833 en Estocolmo en una familia de inventores, aprendió de su padre los fundamentos de la Ingeniería y continuó sus estudios en San Petersburgo, Rusia, ciudad a la que su familia se había trasladado en 1842. En 1850 viajó a París y más tarde a Estados Unidos, países en los que perfeccionó sus conocimientos tecnológicos. A su regreso a San Petersburgo, trabajó en la fábrica de su padre hasta que se produjo su quiebre en 1859.
Volvió a Suecia donde organizó varias plantas de explosivos, basadas principalmente en la manufactura de la nitroglicerina líquida, perfeccionó la destilación del petróleo y explotó los yacimientos rusos de Bakú.
En Heleneborg (Suecia), trabaj
ó en una fábrica tratando de desarrollar un método seguro para manipular la nitroglicerina, después de que en una explosión en 1864 fallecieran su hermano y otras personas. En el año 1867 redujo la volatilidad de la nitroglicerina mezclándola con un material poroso absorbente (la tierra de diatomeas) consiguiendo un polvo que podía ser percutido e incluso quemado al aire libre sin que explotara.
A la fecha de su fallecimiento, 10 de diciembre de 1896
, dirigía fábricas para la elaboración de explosivos en diversas partes del mundo. Leía, hablaba y escribía en cinco idiomas con fluidez: sueco, ruso, inglés, francés y alemán.
En su testamento firmado el 27 de noviembre de 1895 en el Club Sueco-Noruego de París, instaura con su fortuna un fondo para premiar a los mejores exponentes en la Literatura, Fisiología o Medicina, Física, Química y la Paz. Se calcula que su fortuna era de 33.000.000 coronas, de las que legó a su familia 100.000, y el resto lo destinó a los Premios Nobel, tal vez por el
remordimiento de haber inventado armas tan letales, que tanta destrucción traerían en su presente y futuro.
Los premios se han venido otorgando anualmente desde 1901, con la excepción de los dos períodos de guerras mundiales (1914-18 y 1939-45). La atribución de los cinco premios instituidos se dejó en manos de varias academias científicas suecas y del Comité Nobel de Noruega (que otorga el premio de la Paz). En 1968 el Banco de Suecia decidió añadir bajo el nombre de Nobel un sexto premio de Economía, que se ha venido otorgando anualmente desde 1969.

 Adolfo Pérez Esquivel con el Papa Francisco y el Qom Félix Díaz



ADOLFO PEREZ ESQUIVEL

Nació el 26 de noviembre de 1931 en Buenos Aires, Argentina. Estudió Arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de La Plata, se desempeñó como docente por 25 años y en 1971 comenzó a involucrarse en movimientos que luchan por la paz y la justicia.
En 1973, fundó el periódico Paz y Justicia que pronto se convirtió en la cumbre del movimiento pacifista y de defensa de los Derechos Humanos en el área de influencia latinoamericana, y el “Movimiento Ecuménico Paz y Justicia” con diversos grupos cristianos. Dos años más tarde, participó en la creación de la “Asamblea Permanente por los Derechos Humanos”.


Pérez Esquivel con rigoberta Menchú,  también ganadora del Premio nobel de la Paz

A partir de 1976 se dedicó a viajar por el mundo y a diseñar programas de ayuda y desarrollo para comunidades indígenas latinoamericanas, movimientos obreros y otros grupos de personas necesitadas.


ALGUNAS SUS OBRAS PRINCIPALES

·       El Cristo del Poncho (1981).
·       Resistir en la Esperanza (2011)


SU PRISIÓN DURANTE LA DICTADURA DE VIDELA

Durante la dictadura militar del presidente de facto Videla, permaneció detenido 14 meses entre 1977 y 1978 y sobrevivió a un vuelo de la muerte. Fue liberado dos días antes de la final del Mundial ’78; recibió maltrato y torturas. “A usted no lo va a salvar ni el Papa. Somos señores de la vida y de la muerte y a usted ni los obispos lo van a salvar”. Así recordaba Adolfo Pérez Esquivel la amenaza de un suboficial de la Unidad 9 donde estuvo detenido.
“El 5 de mayo de 1977 me ponen las esposas y dicen que me van a trasladar. Me sacan de la Superintendencia y me llevan al aeródromo de San Justo. Me encadenan en un avión que carretea en la pista y vuela hacia el Río de la Plata. Veo las luces de Colonia, de Montevideo, de La Plata, es decir, el avión da vueltas. Pregunto qué va a pasar conmigo, porque sabía que arrojaban los prisioneros de los aviones. Nadie me contesta y, después de mucho tiempo, el piloto llama al oficial y le dice: ‘Tengo orden de llevar al detenido a El Palomar’, la base aérea de Morón.” Allí se bajan y a las dos horas regresan para informarle que sería trasladado a la U9.
Pérez Esquivel recordó que tras ingresar a la Unidad fue depositado en los “chanchos” (celdas de castigo), donde estuvo durante diez días. Luego fue alojado en los pabellones dieciséis y quince. “Ahí pasó de todo afirmó, desde una presión psicológica muy fuerte, hasta las requisas, en las que la guardia golpeaba las celdas, nos hacían desnudar, poner las manos contra la pared, las piernas abiertas, revolvían las celdas y tiraban todo lo que había”.
La segunda vez que estuvo en los “chanchos” fue por haberse movido en la fila. “Nos golpeaban, nos insultaban. Después nos metían en la ducha de agua fría y nos hacían pasar un jabón amarillo para sacar las marcas de los golpes. Lo que más me aterró, una vez en el calabozo, era sentir cómo golpeaban a otros compañeros de la prisión. Eso era lo más duro”.
Recordó que en una oportunidad “apareció el jefe del penal, Abel Dupuy, con Raúl Aníbal Rebaynera y otros oficiales. Me hicieron salir de la celda y el jefe del penal llevaba un bastón de mando y me hacía levantar los brazos. Con el bastón me tocaba las costillas (donde había sido golpeado) y me decía ‘¿Duele aquí?’, y yo le decía que sí, entonces me decía: ‘Bueno, ya sabe cuál debe ser su comportamiento’, y taconeaba las botas. Me hacía acordar mucho a cómo hacían los nazis en las películas”. Contó que durante ese período de prisión recibió el Premio Memorial de Paz Juan XXIII otorgado por la Pax Cristi Internacional. También fue encarcelado en Ecuador en 1976 junto con otros obispos latinoamericanos.

Adolfo Pérez Esquivel con nora Cortiñas y osvaldo Bayer



SU CONTRIBUCIÓN A LA CAUSA DE LA PAZ Y LOS DERECHOS HUMANOS

Pérez Esquivel ha contribuido con numerosas misiones internacionales, como “Barco por la Paz a Nicaragua”, “Barco por la Solidaridad a Polonia” y campañas de resolución de conflictos en Sudáfrica, Afganistán, Oriente Medio y Tíbet, entre otras.
Durante 25 años enseñó en escuelas primarias, secundarias y en la Universidad, además de trabajar como escultor.
En 1974 decidió renunciar a su puesto docente y fue elegido coordinador general para una red de comunidades latinoamericanas para promover la liberación de los pobres a través de la no-violencia. En 1975 tiene uno de sus primeros inconvenientes con las fuerzas del orden, al ser detenido por la policía militar brasileña.
Al iniciarse, en 1976, el golpe de estado militar y represión, comandados por Jorge Rafael Videla en la Argentina, Pérez Esquivel contribuye a la formación y financiación de los enlaces entre organizaciones populares para defender los Derechos Humanos y apoyar a los familiares de las víctimas de la Dictadura. El "Servicio de Paz y Justicia" (de ahí viene el nombre del post), que él fundó, evolucionó en este contexto y sirvió como instrumento para la defensa de los derechos humanos promocionando una campaña internacional para denunciar las atrocidades cometidas por el régimen militar.
En 1980, recibió el Premio Nobel de la Paz en Oslo, la capital noruega. Su discurso en el evento no fue transmitido por la televisión argentina por sus opiniones sobre el golpe de Estado. Lo que produjo, gracias a esta iniciativa, el inicio de procesos penales contra la dictadura militar en España, Italia y Alemania.
Desde noviembre de 1998 colabora con la ONG Fundación Comparte, apoya su labor en América latina y su trabajo como mensajero del Manifiesto 2000-2010, Decenio de la Paz y No-violencia. Además, en marzo de 2000 regaló a los ciudadanos de Barcelona la escultura “Mahatma Gandhi”, esculpida por él mismo. El acto oficial organizado por el Ayuntamiento de Barcelona tiene lugar en la inauguración de la plaza Gandhi en el distrito de Poble Nou, acto presidido por el alcalde de Barcelona, Joan Clos.
Desde 2003, es presidente del Consejo honorario de la Fundación Latinoamericana del Servicio de Paz y Justicia y de la Liga Internacional para los Derechos Humanos y la Liberación de los Pueblos, con base en Milán, Italia; es miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos y del Comité de Honor de la Coordinación Internacional para el Decenio de la no-violencia y de la paz. También es presidente honorífico de la Fundación Universitat Internacional de la Pau de San Cugat del Vallés (Barcelona).
Desde el 2004 forma parte del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Nuremberg, que cada dos años otorga un premio a organizaciones o personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos en el mundo, aún con el riesgo de su propia vida.


CARTA POSTUMA TRAS LA MUERTE DE EDUARDO GALEANO

Cuando un amigo se va…
Nos deja su abrazo solidario y la alegría de la resistencia en construir nuevos amaneceres junto a los pueblos. Así partió Eduardo Galeano hacedor de la palabra que camina, abriendo sendas de luces y esperanza a contrapelo del sistema de dominación. Su rebeldía fue generando conciencia crítica y valores junto a los pueblos donde fluye el torrente de luchas libertarias en las venas abiertas de nuestro continente. Como buen futbolero, Eduardo jugó en el seleccionado de la vida y gambeteó la pelota en medio de la cancha y la dejó picando, esperando el pase preciso para que metas el gol contra las injusticias, el hambre, la opresión. Sabía que el triunfo únicamente se alcanza en equipo, con la comunidad y la voluntad de los pueblos; eso, que tan bien soñaba, el nosotros y nosotras, en los abrazos solidarios de saber que estamos juntos en la diversidad y a la vez en la unidad, superando el “yo” del individualismo.
Fue irreverente frente a la historia oficial. Semejante al tábano socrático, sacudió ideas, provocando con ironía y sabiduría el desafío de generar nuevas alternativas en defensa de los derechos de los pueblos. Tenía el don de hacer caminar la palabra y comunicar a los cuatro vientos los dolores, las luchas y resistencia de los sectores populares, indígenas, campesinos, sindicalistas, mujeres y jóvenes frente a la fuerza dominante de los poderes económicos, políticos y militares que rapiñan nuestro continente. Querido hermano, partiste pero no te fuiste, sembraste semillas de vida, de pensamiento y valores, despertando conciencia sobre la identidad y pertenencia que el tiempo no logró disolver y olvidar. Tu permanencia en las luchas y resistencia por construir un mundo más justo y fraterno están presentes y nos has dejado picando en la cancha la pelota para continuar jugando en la vida y lograr meter el gol de la solidaridad contra las injusticias.
Un abrazote querido compañero de caminada en América Latina.
Adolfo Pérez Esquivel
Miguel Eugenio Germino

Fuentes:





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