lunes, 30 de marzo de 2020

FERRETERÍA NANZER


La tradicional ferretería de Balvanera que es toda una marca

FRENTE DEL NEGOCIO


Al haberse fundado en 1907 y haber estado siempre en el barrio, la Ferretería Nanzer está unida en forma indisoluble a Balvanera. Ubicada en avenida Belgrano 3220, es el negocio más antiguo de la zona y uno de los más antiguos de la ciudad. Justamente, por su larga historia y por pertenecer desde sus orígenes a la misma familia, aquella que le da su nombre, su propietario, Carlos Nanzer, de 72 años, se hizo acreedor de dos reconocimientos en 2018 y 2019, otorgados por la Federación de Comercio de Buenos Aires (FECOBA) y la Asociación Civil Balvanera al Sudoeste (Balsud). En el caso del año pasado, fue distinguido como “Comerciante Referente de la Cultura del Trabajo en la zona”. “Me siento orgulloso por recibir estos reconocimientos. Yo no he hecho otra cosa que cumplir con esa bajada de línea que recibí en la infancia, es decir, el respeto por el trabajo, el cuidar y respetar a aquellos que fueron iniciadores de esta tarea”, expresa Nanzer con humildad.
Los comienzos del comercio fueron en avenida Belgrano 3189, donde funcionó hasta diciembre de 1998. A partir de 1999 se instaló en su ubicación actual. El fundador del negocio fue el tío mayor de Nanzer, quien vino de Suiza a Argentina con apenas 19 años, junto a dos hermanos. Ellos iniciaron su actividad como “almacén de ramos generales”, una especie de polirubro. Con el correr de los años la denominación pasó a ser lo que hoy en día se conoce como “ferretería”. En esa época, como era costumbre, en la parte de adelante estaba el negocio y en la parte posterior, la vivienda.
Al vivir en la parte de atrás del comercio, en la infancia, Nanzer jugaba más en la ferretería que en su casa. Además, el negocio era el tema principal de la charla en las reuniones familiares. Así fue mamando de a poco todos los conocimientos necesarios para atender el local, del cual se haría cargo en 1968 al fallecer su padre.

INTERIOR DE LA FERRETERÍA

Apenas se entra a la ferretería sorprenden las grandes dimensiones del local, que tiene 90 m², y la enorme variedad de productos. “En primera instancia somos ferretería general (herramientas, bulonería, tornillería); en segunda instancia, ferretería semiindustrial con la venta de máquinas eléctricas manuales. Asimismo, tenemos repuestos de sanitarios, gas, electricidad y pintura en forma completa, y materiales de construcción”, explica el propietario.

La disposición del negocio fue ideada por el propio Nanzer. Tomando las medidas correspondientes, fue pensando la forma más adecuada de realizar las instalaciones: la ubicación del mostrador, las vitrinas, las estanterías, el lugar de circulación de los clientes. Hay dos vitrinas con puerta corrediza a los laterales del local donde se exhiben toda clase de productos. Las estanterías están por doquier: arriba de las vitrinas, sobre el mostrador, detrás del mostrador, contra la pared. A esto hay que sumarle los miles de elementos que se encuentran en la parte posterior, en grandes habitaciones que funcionan como depósito. La propiedad tiene en total 550 m² entre la parte de atención al público, el depósito y el sótano, cuya superficie es de 210 m². En este momento se están efectuando refuerzos en el techo del sótano. Una vez terminada esta obra, se van a armar más estanterías en el lugar para poder traer productos nuevos.
“El secreto del buen ferretero es la atención personalizada, que es fundamental, igual que el buen trato. Eso lo aprendí de mis padres. Llega un momento en que el cliente deja de ser un cliente de paso para llegar a ser casi un amigo. En algunos casos con los viejos vecinos del barrio tenemos una amistad a tal punto de saber cómo está integrada cada familia porque toda nuestra vida transcurrió en el lugar”, remarca Nanzer.


LA NUEVA GENERACIÓN

En la actualidad dos de sus seis hijos, el mayor y el menor, son quienes están al frente de la ferretería. Nanzer, quien ya lleva unos años jubilado, va un rato a la mañana y otro a la tarde. Próximamente, asegura, se realizará el traspaso a sus hijos para continuar la línea. “Y si Dios quiere, después van a venir los nietos porque ya están con ganas de participar en el negocio”, afirma con una sonrisa. El local abre de lunes a viernes de 8 a 20 en forma corrida y los sábados, de 8 a 15. Se trabaja permanentemente, inclusive cuando llega el período de vacaciones. Los hijos de Nanzer se turnan en enero y febrero para atender el comercio. En tanto, Nanzer se suele tomar unos días de descanso en marzo.
Afable y de aspecto juvenil, Nanzer es un vecino de Balvanera con todas las letras: “Yo vivo en la zona. Toda mi vida transcurrió trabajando y viviendo en la zona. Cuando me casé, después del fallecimiento de mi papá, empecé a vivir en la parte de atrás del negocio. Después construí mi casa a una cuadra y media de distancia. En el negocio viejo nacieron mis tres hijos mayores, los tres más chicos nacieron en donde vivimos en la actualidad. Siempre trabajamos y vivimos en el barrio y seguimos viviendo y trabajando en el barrio”.
¿Cómo vislumbra el futuro cercano el propietario de la tradicional ferretería?: “Mientras tenga fuerza y energía, y la salud me lo permita, voy a seguir viniendo al local. Progresivamente me voy convirtiendo en ayudante de mis hijos, en un referente. Ellos están más al tanto de todo lo que son herramientas, productos nuevos y modernos, y yo estoy más al tanto de lo que son cosas antiguas. Así como ellos en su momento fueron colaboradores míos, ahora yo soy colaborador de ellos. Se fueron invirtiendo los papeles”.
                                               Laura Brosio





1 comentario:

Anónimo dijo...

Es bueno que los comercios tradicionales resistan los embates de grandes como Easy, ikea y demás. Ahora practicamente cualquiera pone una ferretería online pero estos fallan mucho a la hora de aconsejar sobre piezas y demás. Es el plus que brindan los comercios de toda la vida que no se consigue con los medios modernos.