¿POR QUÉ ES NECESARIO EL PARQUE DE LA ESTACIÓN?
La pregunta es oportuna y la respuesta es obvia, el tema está instalado en el conjunto de los vecinos de Balvanera y Almagro. ¡Ya no hay posibilidad de vuelta atrás!, al menos en el tratamiento del proyecto, que desde hace más de 10 años duerme en los archivos de la Legislatura de Buenos Aires y en la Mesa de Entradas de la Presidencia de La Nación.
El proyecto original fue presentado por el Periódico PRIMERA PÁGINA a la Legislatura el 19 de abril del año 2000, bajo el nº 929/2000, y en la mesa de entradas de la Presidencia de la Nación el día 27 de abril de 2004.-
Sin embargo, ni las autoridades locales ni nacionales le prestaron la atención debida. Tal vez no sean prioridad oficial “los espacios verdes y la contaminación ambiental”, a pesar de que más temprano que tarde el tema provocará consecuencias muy difíciles de revertir. Consecuencias irreparables en la calidad de vida de la población, actual y especialmente futura.
La polución ambiental, la construcción indiscriminada y sin planificación marchan hacia un callejón sin salida. La arcaica infraestructura de aguas corrientes, cloacas, desagües y gas va camino a colapsar.
La contaminación visual y sonora son temas que tampoco constan en ninguna agenda oficial, pero que sin dudas dejarán huellas en las generaciones venideras.
En estos barrios de Balvanera y Almagro la disponibilidad de espacio verde para la población se encuentra muy por debajo de lo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud, que es de 10 a 15 metros cuadrados por habitante. Ambos barrios cuentan con apenas veinte centímetros cuadrados por persona, un espacio ínfimo que atenta contra la salud de los vecinos.
Este déficit se hace cada día más agudo ante el avance de las construcciones y la población estable de los barrios. Quedan muy pocos lugares vacantes para crear posibles espacios verdes. Sin embargo, los amplios terrenos linderos a las vías y abandonados de la estación Miserere brindan una inmejorable posibilidad para crear algunos de estos espacios.
Es bien sabido por todos que el arbolado urbano y el de las plazas y parques funciona como el freno más eficaz a la brutal contaminación que provocan el escape vehicular. Cada día ingresan a la ciudad más coches, y la industria automotriz (el automóvil familiar) prospera, apoyada y fomentada por planes de gobierno, que fácilmente podrían revertirse para la fabricación de locomotoras, vagones, tractores y vías, que amplíen la red ferroviaria y de subtes (no contaminantes).
Se hace a su vez necesaria una paulatina descentralización administrativa, tanto de los organismos oficiales como de las casas centrales de empresas privadas, todos instalados en el micro y macrocentro de un Buenos Aires que se ahoga.
El problema de la contaminación debe ser contemplado desde el marco del conjunto de los temas instalados en las miras oficiales. Se hace imperativo desplegar soluciones de forma más que urgente, antes de que sea tarde y la calidad de vida del habitante de la ciudad se vuelva aun más agobiante.
Consejo de Redacción
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