¡Chau, “Trianón”!
Hace 72 años llegaba a Boedo un café-bar-restorán que impondría su sello de fábrica al imperecedero “sandwich de pavita”. Hoy acaba de cerrar sus puertas, aunque con estos monolitos barriales nunca se sabe si es para siempre.
Uno puede llegar a pensar que la esquina de Boedo y San Ignacio es “eterna como el agua y el aire”. Pasan los años y sigue latiendo con vigores nuevos recostados en pulsaciones viejas.
[...] / y era la esquina / de la cortada de San Ignacio / una tribuna proletaria / a medias con la concertina / del Ejército de Salvación / con soldados de paz y una plegaria. (“Boedo”, de Julián Centeya)
La esquina-cobijo, sostenida en el recuerdo por los ladrillos del vasco Camio y el humo de sus hornos, trae a la memoria los vivaques de la Semana Trágica; el proselitismo de Palacios, de Ghioldi, de Repetto; los palcos carnavaleros, sus mascaritas y sus carrozas premiadas; las fogatas de San Pedro y San Pablo… y tantas cosas más, efímeras como aquel simple código de un ansiado encuentro: “en Boedo y San Ignacio a las 9”. Y de ahí al “Trianón”…
[...] // En tus mesas de mármol con sus patas gastadas / si habré enfriado mis codos calentándome el alma. / Ahora miro y descubro un olor a cenizas: / es el fuego perpetuo que quema calendarios. [...]
(De“Trianón/2”, de Rubén Derlis)
1939: a despecho del tronar de los cañones en la vieja Europa, don Gabino Torres y su esposa María se establecen en la mítica esquina con su “Trianón” y trascienden las fronteras barriales con una creación culinaria que llega hasta nuestros días y la continúa el “Margot”, aposentado en la esquina fundante: el sandwich de pavita. La repercusión roza la leyenda: cuentan que Perón hacía detener a su chofer, allá por los 40 y pico, en Boedo y San Ignacio, para “mandar a bodega” uno de los legendarios emparedados.
Más de cuarenta años siendo el “faro” de la esquina. Allá por los comienzos de los 80, ya de la mano de Salvador Sersale, las pavitas y el Trianón recorrieron 50 metros por el pasaje y se establecieron, por unos pocos años, en San Ignacio. Hasta que la proyección del entonces bar-restorán-confitería-pizzería, extendidos sus brazos, hizo necesaria la expansión. Así, desembarca en las instalaciones que conocemos en Boedo 845. Así, hasta que hace unos pocos días amanecieron empapeladas sus vidrieras con un escueto cartelito: “cerrado por reformas”. Pero…, todo se sabe. En un barrio como Boedo, todo se sabe. Las eufémicas “reformas” son, en realidad, una venta a la firma “La Farola”, que dará continuidad al espacio gastronómico.
La leyenda dejó paso al establecimiento cuyas exquisiteces contemporáneas se van a extrañar. El sandwich de pavita ya tiene sus continuadores. Pero queda un misterio vibrando, sin embargo: ¿Por qué “Trianón”? ¿Qué imaginó Gabino Torres cuando el bautismo? ¿Se remitió a los versos que Cadícamo escribió en 1929 para “Muñeca brava”, un año después de que Luis Visca creara la versión instrumental?:
[...] / muñeca brava / bien cotizada… / Sos del Trianón, / del Trianón de Villa Crespo… / Milonguerita, / juguete de ocasión…
Pero…, ¿había un Trianón en Villa Crespo? La opinión de la mayoría de los analistas sostiene la inexistencia del “Trianón de Villa Crespo”, adjudicándoles a los versos de Cadícamo sólo ironía, al ubicar en un humilde barrio porteño un hipotético Trianón incomparable a los palacios franceses que los Luises (XIV y XV) construyeron a sus amantes. Eduardo Romano, sin embargo –para terminar de ahondar la duda–, en su libro “Las letras del tango”, sostiene que un auténtico café Trianón estaba ubicado en Corrientes y Dorrego, en el barrio de Villa Crespo, a fines de la década del 20.
Lo cierto es que el “Trianón” real, el que por setenta y pico de años nos acompañó con las cervecitas del verano y la cálida gastronomía del fresquito, acaba de “bajar la persiana” pasando a la leyenda, como los franceses, como el de Villa Crespo.
Mucho me temo que nuestros nietos, dentro de unos años, no sabrán si alguna vez existió un lugar así.•
MARIO BELLOCCHIO (Desde Boedo)
FOTOGRAFIAS:
Vereda del Trianón sobre Boedo (1940). El “Trianón” cuando se estableció en el pasaje San Ignacio. El establecimiento que acaba de cerrar en Boedo 845.
1 comentario:
Buenas tardes soy la nieta de don Gavino y doña Maria... los dueños del primer y único trianon de Boedo y San Ignacio. Realmente agradezco el artículo que han publicado ya que me llena de orgullo y emoción aunque siento mucha nostalgia al enterarme que cerró sus puertas.. no vivo en la zona mis abuelos y mi padre ya están fallecidos, pero recuerdo hasta el olor que se respiraba cuando yo siendo muy chica ingresaba por la puerta principal del salon..muchísimas gracias por el cariño!!
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