Por un espacio cultural en manos de la
comunidad
FRENTE ACTUAL DEL TEATRO EN H. YRIGOYEN 3133 |
El
Teatro Luisa Vehil, referente
cultural y comunitario de Balvanera,
acaba de celebrar sus 25 años de vida, pero está
en peligro. Con la ayuda de todos, podemos salvarlo.
La
sala –ubicada
en Hipólito Yrigoyen 3133– fue
levantada ladrillo por ladrillo sobre los cimientos de una antigua carbonera, por
la reconocida actriz Luisa D’Amico,
quien la bautizó Luisa Vehil en
honor a su querida colega y amiga. Para adquirir el solar donde se instalaría
el teatro, D’Amico se desprendió de todos sus bienes. La construcción se inició
en 1985 y ella estuvo pendiente hasta de los
mínimos detalles. El día tan esperado de la inauguración llegó en octubre de
1988, con la presencia de la misma Vehil. El teatro cuenta con dos salas de 100
y 40 localidades respectivamente.
En
este momento la situación del teatro es delicada,
porque los herederos de D’Amico –fallecida en 2007–
decidieron ponerlo a la venta; la buena noticia es que le dan prioridad para la
compra al staff actual de la sala, conducida a partir de la muerte de D’Amico
por Rubén Hernández, actor, director
y docente, vinculado al Vehil desde el 2000. La actriz le legó a Hernández el compromiso
de que cuando ella no estuviera, se hiciera todo lo posible para preservar la
sala.
En
2009 se conformó una asociación civil –presidida por el propio
Hernández e integrada por ocho actores– con la misión de recaudar
el dinero necesario para efectivizar la compra. A tal propósito, se lanzó una
cruzada solidaria denominada Un teatro
para todos, que consiste en la venta –en principio– de
80.000 entradas anticipadas de $ 10. Esos fondos pasan a una caja de ahorro.
Cuando el espectador va a ver una obra, paga $ 40 más, lo que equivale a una
entrada de $ 50, la mitad del precio habitual. Hay descuentos para jubilados y
estudiantes. “Para salvar el teatro tenemos que vender en total 270.000 entradas
anticipadas de $ 10 y estamos en esa cruzada, convencidos de que lo vamos a
lograr. La gente colabora muchísimo, el barrio también. Los vecinos vienen a
dar su apoyo y su aporte. Yo confío en la gente. El público nos va a ayudar
porque el teatro queda para la comunidad, es de todos, para que lo disfrutemos,
lo compartamos”, manifiesta esperanzado Hernández. La fecha límite para
recolectar el dinero es agosto de 2014, cuando vence el contrato de alquiler.
ÚLTIMA ENTREGA DE PREMIOS LUISA VEHIL |
El
teatro se sustenta a través de las entradas, los subsidios y las cuotas de $ 30
que pagan los socios. “Si no tenemos ayuda y subsidios, el valor
de la entrada no permite hacer grandes inversiones,
porque el teatro se queda sólo con un 30% de lo que recauda un elenco, una suma
insuficiente para mantenerlo”, explica el director. El Vehil recibe
subsidios de Proteatro, el organismo dependiente del GCBA; parte de los mismos
se destina al pago del alquiler. La sala está a punto de ser declarada
Patrimonio Cultural de la Ciudad por la Legislatura porteña, lo cual implicaría
un paso muy importante respecto a su preservación. En tanto, se le solicitó una
contribución al Instituto Nacional de Teatro pero por cuestiones burocráticas hasta
ahora no fue otorgada. Los ochenta actores y el resto del personal –salvo
los técnicos– trabajan ad honorem.
Según
Hernández, el Vehil cumple un rol clave a nivel social: “El teatro es un espacio de apertura,
un espacio vital para la comunidad. Recién vino una señora que vive a unas
cuadras a preguntar por la programación y me dijo ‘es fantástico venir acá y
ver una buena obra, tomarse un cafecito o subir a la biblioteca y buscar un
libro y leerlo’. El teatro les abre las puertas a los vecinos para que se
reúnan con los funcionarios y puedan llevar adelante acciones para mejorar el
barrio. Balvanera tiene 29 teatros, es un lugar de concentración cultural
fantástico, la periferia del reducto de los teatros comerciales. El teatro
independiente es una buena alternativa para la gente que no puede pagar una
entrada de $ 250 o $ 350 pero quiere ver un buen
espectáculo”. Además, debe remarcarse que en sus instalaciones
funcionan una escuela de formación integral del actor con 50 alumnos y un
centro cultural donde se dictan talleres y seminarios de canto, danza,
guitarra, gimnasia, teatro para chicos, adolescentes y adultos. También hay
ciclos de cine independiente con la presencia de los directores, ciclos de jazz
y charlas de relevantes figuras del mundo escénico.
Como
programación propia, el teatro monta cuatro obras al año a las cuales se suman
las externas. Actualmente están en cartel la comedia De atrás para adelante, de Diana Raznovich, el clásico Prohibido suicidarse en primavera, de
Alejandro Casona, y el infantil Oiga,
Chamigo Aguará, de Adela Basch.
Desde
hace un tiempo, los 7 de cada mes se realiza un abrazo simbólico a la sala. El
de octubre coincidió con su 25° aniversario; asistió mucha gente, incluidos varios
actores y directores. Ese día se anunciaron las nominaciones a los Premios Luisa Vehil, que se entregarán
el 11 de noviembre en una gran fiesta que se desarrollará en la calle.
Laura Brosio
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