25 DE ENERO DE
1997
EL ASESINATO DE
JOSÉ LUIS CABEZAS
“No se olviden de Cabezas”
En
la madrugada del sábado 25 de enero de 1997 murió asesinado el reportero
gráfico José Luis Cabezas, hecho que se consagró
como uno de los crímenes mafiosos más horrendos de la historia nacional.
El fotógrafo había sido enviado por la revista Noticias a cubrir la temporada veraniega en Pinamar, donde se congregaban muchas figuras del
espectáculo y la política, un buen número de ellas
esperando ser descubiertas por las cámaras para tomar un poco más de
notoriedad, otras, como Alfredo Yabrán,
empresario acusado por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo de ser "jefe de una mafia enquistada en el
poder", se mantenía celosamente oculto
de las cámaras fotográficas. Cabezas
había logrado la hazaña de mostrar su imagen al público un año antes, con la lente de su Nikon.
Quedó
comprobado que esa madrugada, sus asesinos
materiales, la banda de los Hornos, lo secuestró, lo
llevó con los ojos vendados hasta La Cava de General Madariaga, a 15 kilómetros
del centro de Pinamar, lo obligó a
arrodillarse y le dispararon.
Su cuerpo se encontró a la
mañana siguiente, semi calcinado,
en el interior del auto que los mismos asesinos habían utilizado para conducirlo hasta su muerte.
La orden de ejecución habría sido dada
por Yabrán.
EL MOMENTO POLÍTICO
Cumplía su segundo mandato Carlos Saúl Menem. Al frente de la provincia
de Buenos Aires estaba Eduardo Duhalde, mientras Roque Fernández era el ministro
de Economía nacional que había sucedido a Domingo Cavallo, por entonces acusado
en los casos IBM-Banco Nación y que en su apelación en el Congreso, presentó
una larga denuncia contra Alfredo Yabrán (que hasta entonces era un empresario
desconocido).
El ex ministro acusó a Yabrán de liderar
una verdadera organización mafiosa con vínculos con la UCR y el menemismo, y
aseguró que el empresario le había reconocido ser dueño de casi todos los
correos privados (OCA, OCASA, Andreani y Skycab). Agregó que esas organizaciones
ejercían el monopolio de los contratos con el Estado, y que cobraban elevados precios
por los envíos que, al final, pagaba la gente. Señaló que el grupo –como se le llamaba a las empresas de
Yabrán– utilizaba
métodos mafiosos como extorsiones y aprietes con
armas de fuego, con el fin de avanzar sobre la competencia. Seguramente
por todo estoYabrán se mantenía oculto de las cámaras fotográficas, e incluso
alguna vez dijo: “Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la
frente".
LA
FOTO QUE LE COSTÓ LA VIDA
LA FOTO QUE LE COSTÓ LA VIDA A CABEZAS |
El
16 de febrero de 1996, Cristina Cabezas jugó ser una turista más en las playas
de Pinamar. Su marido, José Luis, simuló tomarle fotos, pero el objetivo no era
la madre de su hija Candela. Metros detrás de Cristina, Alfredo Yabrán caminaba
junto a su mujer, María Cristina Pérez. El torso del empresario estaba desnudo
y vestía un bermuda blanca con rayas cruzadas color bordó.
Así consiguió
José Luis Cabezas la foto del todopoderoso empresario de la década menemista
que le costó la vida, y que vio la luz el 3 de marzo de aquel año cuando la
revista Noticias la publicó en su
tapa. Poco menos de doce meses después, el reportero gráfico era asesinado en una cava de General Madariaga.
LA MADRUGADA DE SU MUERTE
Al
año siguiente de haber fotografiado al empresario, el 25 de enero de 1997, la ira que la foto le desató en su momento, culminó en la
peor novela policial, lamentablemente conocida. Esa noche Cabezas había
ido a cubrir la fiesta de cumpleaños de Oscar Andreani, otro hombre dedicado al negocio postal.
No era esa la primera temporada que la revista Noticias destinaba al fotógrafo a
Pinamar. Durante cinco años había sido enviado a esa playa, donde cientos de
figuras pasaban sus vacaciones.
Esa
noche, Andreani gozaba de su fiesta, mientras se
eternizaba en las imágenes que tomaba José Luis en la escenografía preparada
en el quincho de la casa del empresario, que pretendía imitar a un buque. Había
más de 200 invitados disfrutando del cumpleaños,
entre ellos el basquetbolista "Magic" Johnson. Afuera, Pinamar se
preparaba para la gran noche de los fuegos de artificio del desfile de
Roberto Giordano. La avenida Bunge se veía más que resplandeciente.
El
fotógrafo había llegado al cumpleaños de Andreani a las 23:40 junto con el
periodista Gabriel Michi.
Declararon
quienes lo vieron en la fiesta que José Luis estuvo allí hasta las 5:10, y
después se retiró para descansar. Al llegar a su casa en Pinamar, unos
matones lo tomaron del cuello, lo golpearon y lo obligaron a subir al mismo
auto que la revista había alquilado para él y sus compañeros. Lo llevaron
hasta un descampado de la localidad de General Madariaga, cerca de una
laguna. Allí lo esposaron, lo obligaron a arrodillarse y bajar la cabeza.
ALFREDO YABRAN EL ASESINO INTELECTUAL |
El
policía Gustavo Prellezo se encargó de darle los dos disparos en la
cabeza que acabaron con su vida. No contento con eso, le
pidió a Horacio Braga que borrara los rastros, para ello le ordenó que
rociara con nafta el auto y el cuerpo del periodista. Las agujas del reloj del
fotógrafo se habían parado en las 5:25. Dos horas más tarde, a eso de las 7:30,
el capataz de una estancia cercana, daba aviso del cuerpo calcinado en
el interior de un automóvil, en La Cava.
Al
mismo tiempo su compañero Gabriel Michi se alarmaba por la ausencia de José
Luis, que no había llegado a su casa para dormir. Y comenzaba a buscarlo
desesperadamente.
Pronto se corrió la voz: se había encontrado un cadáver en La Cava.
Y hasta allí corrió su amigo, acompañado por la policía. No había dudas para
Michi, los objetos que se hallaban en el auto incendiado pertenecían a José
Luis. El muerto tenía que ser su compañero.
LA INVESTIGACIÓN Y LA MUERTE DE YABRÁN
Las
condenas a los integrante de la banda llegaron el 2 de febrero de 2000. Prisión
perpetua para José Auge, Sergio González,
Héctor Retana, Gregorio Ríos, Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo.
Gustavo
Prellezo, policía, recibió el beneficio de la prisión domiciliaria el 23 de
septiembre de 2010 por cuestiones de salud.
Miguel
Retana murió en prisión.
Sergio
Camaratta y Aníbal Luna, ambos policías de Pinamar, fueron condenados a prisión
perpetua. Camaratta murió a
principios del año 2015.
Gregorio
Ríos, jefe de custodia de Alfredo Yabrán, fue condenado como instigador del
crimen y se le rechazó la excarcelación en diciembre de 2006; su condena a
perpetua finalmente pasó a 27 años, en su último período en prisión
domiciliaria. José Luis Auge fue liberado en 2004. Sergio Gustavo González fue liberado
en febrero de 2006 por reducción de pena a 20 años; dicha reducción fue
revocada por la Corte Suprema de Justicia de Argentina. Horacio Anselmo Braga recibió
una condena de 18 años y liberado el 25 de enero de 2007; varios factores
influyeron en su caso: se benefició con el 2 por 1 (se restaban dos años de
condena por cada año procesado). Alberto Gómez, el comisario de Pinamar, responsable
de haber liberado la zona para que el crimen ocurriera, fue condenado a cadena
perpetua.
Todos los implicados, salvo Retana y Camaratta que han muerto,
se encuentran en la actualidad fuera de prisión.
El juez
de Dolores que investigaba el crimen, José Luis Macchi, había librado la orden
de captura internacional contra Yabrán, luego de que Silvia Belawsky -la esposa de
Gustavo Prellezo– acusara al empresario
de haber planificado el asesinato.
Yabrán
supo que ordenarían su captura con suficiente antelación, gracias a la
perspicacia de uno de sus abogados, el ex camarista Guillermo Ledesma, el mismo
que asesoró a Antonini Wilson, el hombre de la valija de los 800 mil dólares. Y
Yabrán era consciente de que no iba a poder esconderse por mucho tiempo, así como de que sus vínculos políticos, que tantos
frutos habían dado en su vida comercial, comenzaban
a evaporarse.
La mañana del 20 de mayo 1998, Don Alfredo –como lo llamaban sus empleados– se encontraba absolutamente tranquilo, y se disponía
a preparar una abundante picada para compartir con sus caseros como antesala de
un asado que nunca llegó a la mesa. El arribo de una comisión policial fue el
detonante del desenlace fatal.
Yabrán
se escondió en el baño con su escopeta preferida y, ni bien escuchó que un
agente tocaba el picaporte de la única suite del casco, lanzó el disparo que
resonaría en el país entero.
El
jefe de la División Departamental de Concepción del Uruguay, comisario
principal Alberto Ceves, fue quien se encontró con el cuerpo del empresario
tendido en el piso. Si bien la cara de Yabrán no tuvo contacto directo con el
disparo de la escopeta Baikal, calibre 12.70, de dos caños superpuestos, los
perdigones que se diseminaron por la boca y sus esquirlas le deformaron
completamente el rostro.
Según
consta en la autopsia, el cráneo presentaba al menos 32 impactos de perdigones.
Desde
aquel día de su muerte, muchas personas aseguran haberlo
visto en alguna parte, o suponen que está vivo, disfrazado, gozando de
fortuna y poder. En todo caso, los que adhieren a las teorías conspirativas
dudan del suicidio y se inclinan por un asesinato, un capítulo de la historia
cerrado pero que conserva la intriga.
LA MADRE DE CABEZAS EN SU TUMBA |
EL
EXTRAÑO VÍNCULO ENTRE NISMAN, LA CIA Y EL ASESINATO DE CABEZAS
El
automóvil marca AUDI patente MPC641 en el que se movilizaba el fiscal Alberto
Nisman, generó sospechas, ya que es propiedad de Palermopack S.A., empresa de
packaging cuyo dueño es el socio de Eugenio Eduardo Ecke, relacionado con
causas como las escuchas ilegales del macrismo, señalado como operador local de
un ex agente de la CIA. Télam confirmó, sobre la
base de registros oficiales, que efectivamente el vehículo de alta gama
pertenece a esa empresa propiedad de Fabián
Aníbal y Claudio Alejandro Picon, y cuyas oficinas comerciales se encuentran en
Paraná 244.
Los
hermanos Picon son socios comerciales de Eugenio Eduardo Ecke en otras dos
empresas, Starpack y Easypack, de acuerdo también a registros. Ecke está
vinculado con Frank Holder, un ex agente de la CIA que actualmente gerencia una
empresa de seguridad privada (agencia de detectives) llamada Kroll, que opera
en Estados Unidos y Latinoamérica.
Ecke está
señalado como el operador local de Holder, así como jefe de Seguridad de la
empresa Exxel Group, que se quedó con las firmas de Alfredo Yabrán luego de su
muerte.
De hecho, en 1997 fue relacionado con el asesinato de José Luis Cabezas. Y la compañía
de seguridad de la que Ecke es principal ejecutivo, de nombre Segar, está
sospechada de tener vínculos con Ciro James, imputado por la causa de las
escuchas ilegales durante la gestión macrista, que causalmente pinchó los
teléfonos de Sergio Burstein, de la asociación de Familiares y Amigos de las
Víctimas de la AMIA.
El
entramado de relaciones entre la CIA, la causa AMIA, las escuchas ilegales y el
caso Cabezas resultan sospechosas, más aun cuando el protagonista es Eugenio
Eduardo Ecke, dueño también de Starpack.
Lo
cierto es que el asesinato de Cabezas marcó un
antes y un después en la historia negra del periodismo, y el
devenir del tiempo marcaría otros casos también sugestivos.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-http://edant.clarin.com/diario/1998/05/21/t-02401d.htm
-http://www.lanacion.com.ar/1443287-la-foto-que-le-costo-la-vida-a-cabezas
-http://www.infobae.com/2014/01/25/1538781-diecisiete-anos-jose-luis-cabezas-y-justicia
-http://www.taringa.net/posts/info/13779160/A-15-anos-del-crimen-de-Cabezas.html
-http://www.telam.com.ar/notas/201501/92940-el-extrano-vinculo-entre-nisman-la-cia-y-el-asesinato-de-cabezas.html
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