El año 2022 nace con grandes esperanzas, tras haber batallado con éxito contra una pandemia, la más grande y agresiva de la historia de la humanidad –que aún no terminó–, y acosados por “la espada de Damocles”, que es el FMI con sus condicionamientos de ajuste y pérdida de soberanía.
Una deuda tomada por un gobierno irresponsable (el del PRO, el Radicalismo
y la Coalición Cívica). ¡Que ninguno de ellos se quite ahora el sayo de su “mérito”!, y un FMI que violó sus propios estatutos.
El año 2022 nace también, tras una imparable estampida de precios,
aquí los responsables son los empresarios especuladores y las grandes entidades
del llamado “campo”, terratenientes que explotan o alquilan sus tierras, no
siempre bien habidas (como las del reparto de la Conquista
del Desierto, que perdura).
El año 2022 nace en plena negociación con aquel “Fondo”, verdadero
flagelo de los pueblos libres. “Las deudas hay que
honrarlas”, pero no con el sacrificio y la
miseria de los pueblos sometidos a sus dictados. Los responsables que la
contrajeron, habrán de responder con su patrimonio a su pago, repatriando los
dineros fugados.
El año 2022 nace con un despegue, aunque leve, de la economía, que
no alcanza para pagar simultáneamente la deuda con el ajuste que el Fondo pretende…
“Y esa es la cuestión”.
Argentina necesita
plazos para recomponer su economía, tal como había vaticinado Néstor Kirchner: “Los muertos no pagan…” y el Fondo lo sabe.
Por otra parte, ese mal nacido Fondo es una extensión del Tesoro de
los EE.UU., que
tiene poder de veto en todas sus decisiones con el 16,74% de los votos dentro
de la institución, y sin su apoyo no hay acuerdo posible. ¿Entonces...?
El posible
acuerdo es una opción obligada ante la amenaza de un default, y las
consecuencias que éste acarrearía para el país; sin embargo, vale
recordar que hacia el 2001 la Argentina estuvo en esa condición –también antes en su historia se pasó por ese trance– y la vida continúo a pesar de ello.
Siempre los
empréstitos y el endeudamiento fueron ocasionados por gobiernos conservadores,
liberales o dictatoriales, y los gobiernos populares los encargados de “pagar
los platos rotos” ¡¡¡Será así nuevamente!!!
La historia bien
lo refleja: la primera gran deuda se adquirió en 1824 con
la Baring Brothers durante el gobierno de Rivadavia, por un millón de libras esterlinas y que, más de cien años
después, se terminó pagando 4,5 millones de la misma moneda, un literal
robo de aquella corona.
Luego vendrá, durante la dictadura en 1932,
el negociado Roca-Runciman, con una entrega de patrimonio: frigoríficos,
transporte, y riquezas.
Juan Domingo Perón,
en 1945, cancela toda la deuda externa, hasta que en 1955 –con “La Fusiladora”– vuelve el
endeudamiento, y así con canjes, mega canjes y recontra canjes, se llega al año
2000 –con el trío De la Rúa-Cavallo-Bullrich– y a una deuda de
147 mil millones de dólares. Recurren “al corralito” incautando los ahorros del
pueblo, y éste estalla con el “Que se vayan todos”,
se produce la masacre del 19 y 20 de diciembre, la huída
de la Rúa… y lo que continuó…
…Un gobierno kirchnerista pone
fin a la deuda con el FMI, pero luego retorna el endeudamiento con el gobierno
del PRO, con la fuga de capitales al exterior.
Opinaba al
respecto Juan Bautista Alberdi, un hombre que, pese a sus contradicciones, sobre los endeudamientos
“la tenía clara”:
"El interés de la deuda cuando es exorbitante y
absorbe la mitad de las entradas del tesoro, es el peor y más desastroso
enemigo público. Es más temible que un conquistador poderoso con sus ejércitos
y escuadras; es el aliado natural del conquistador extranjero... La América del
Sur emancipada de España, gime bajo el yugo de su deuda pública. San Martín y
Bolívar le dieron su independencia, los imitadores modernos de esos modelos la
han puesto bajo el yugo de Londres"
Recordando
nuevamente la mítica “Caja de Pandora”, de la que se fugaron todos los males de
la humanidad, y en la que solo quedó “la esperanza”, es la esperanza la que les
queda a los argentinos, de recuperar su dignidad, preservar su soberanía y
evitar “el ajuste” que el Fondo pretende, dentro del contexto de la “Patria
Grande” que aspiramos para nuestra América Unida.
“La argentina del ajuste es historia”, dijo el presidente Fernández. ¿Será así? Porque como crema del
postre, la oposición dejó al país sin presupuesto,
y la Corte deroga la Ley del Consejo de la
Magistratura, que tenía cajoneada desde de hace cinco años. ¡Despabilemos!, antes de que sea tarde.
Ni el Fondo, ni los empresarios, ni los acaudalados
fugadores regalan nada, los medios avalan a los poderosos, las grandes
conquistas populares se logran solamente –y siempre– con la movilización y la lucha en las calles.
Hasta la Próxima
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