EL CAMPO
Dolores Fonzi y Leonardo Sbaraglia |
Pero el terror vendrá por un lado más cotidiano. Esa noche
la pareja tendrá relaciones, con la nena de un año y medio durmiendo en la
misma cama. Luego, él intenta encender fuego mientras ella vigila ansiosamente
la respiración de la niña. No está cómoda con su condición de madre primeriza. Lo
mismo le pasa con cada elemento de su entorno en la casona.
En cambio, él se
ocupa entusiastamente de las reparaciones elementales. Al día siguiente conoce
a los vecinos, un matrimonio maduro. Él sale a cazar con el hombre, mientras en
ella nace un rechazo rotundo hacia todo lo que ve y oye. Los cerdos enormes, el
frío y la humedad de la casona, la aterran.
–No es nada, es el campo, –dice la campesina con
sencillez.
Es un mundo reducido, simple, quizás más primitivo, dice
él, mientras sigue tratando de hacer más habitable la casa, con la mejor
disposición.
La vecina tiene atenciones, trae comidas que ella recibe
de mal modo, sintiendo que son intromisiones. La solicitud, el comedimiento
natural de la gente de campo, le resultan una invasión de su privacidad.
Hay una salida de la familia al pueblo a una especie de
feria; allí ella bebe demasiado y está a punto de accidentarse. Estos son sucesos
supuestamente amenazantes para ella; de nuevo hay reproches. Él se ausenta y se
propone averiguar si la operación inmobiliaria puede quedar sin efecto.
En su ausencia ella acude a hablar con su única vecina,
depone su soberbia y llora:No entiendo cómo es. La buena mujer le contesta con
sencillez: Hay que vivir, nada más que eso. Se acepta la vida y también la
muerte, que acaece con la mayor naturalidad.
–Chau cielo, chau campo –dice él– y solloza. Sbaraglia logra
una labor encomiable en este filme, y ella está en un rol duro e intransigente.
Este es el primer largometraje argumental, muy digno, de
Hernán Belón, que hasta ahora tenía realizados varios documentales. Uno de
ellos, El tango de mi vida, fue
exhibido en las salas de teatro El
camarín de las Musas y La Scala de San Telmo; otro título fue Tierra de Refugio, historias del exilio,
presentado en el Centro Cultural de la Cooperación. Este
documental se llevó a un Festival de La Habana. Belón intervino
además en el famoso corto Aluap,
sobre el cumpleaños de una niña en el momento de emprender el exilio.
Marta Silva
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