LA
VERDAD SOBRE YEMEN
“La Nación
Yemení nunca
se rendirá ante
la agresión de
Al Saud. Responder
a esa agresión
es el derecho
legítimo de la Nación Yemení”
Líder de
Ansar Allah Abdel
Malik Al Houthi
“El pueblo
yemení no estará bajo
la tutela de
Riad ni de
Washington incluso si
pierde a sus
seres queridos en
la ofensivas de
Al Saud y
sus aliados. Las bárbaras
ofensivas del régimen
de Al Saud
no han logrado
que las Fuerzas
Armadas yemeníes renuncien
a su misión
y éstas siguen
luchando por su Patria.
Los ataques nos
han confirmado que
el grupo Al
Qaeda en Yemen
es un importante
brazo de Riad”.
Portavoz del
Ejército Yemení Coronel
Sharif Luqman
En 2012 se
produjo en Yemen
un levantamiento popular
contra el dictador Alí Abdullá
Saleh que gobernaba
el país desde
hacía treinta años,
respondía a Arabia
Saudita y a
EE UU y
era afín con
los intereses israelíes.
Rápidamente el
régimen saudí le
prometió inmunidad judicial
a cambio de
su dimisión. Saleh
aceptó y los saudíes le
impusieron a Yemen
a un colaborador
suyo: Abdel Rabbo
Mansur Hadi, como
presidente de transición.
Los revolucionarios no
renunciaron a sus posiciones e
insistieron en lograr
todas sus demandas
democráticas. Se llegó
a un acuerdo
que fue roto
tiempo después por
Hadi. En febrero
de 2015 terminaba
su mandato provisorio.
Antes de que
ello sucediera presentó
su renuncia y
luego huyó a
Riad, capital de
Arabia Saudita, donde
anunció que retiraba
su renuncia, la
cual ya había
sido aceptada, y
solicitó al régimen
saudí y al
resto de los países del
Golfo Pérsico acciones
punitivas contra su
propio pueblo. Más tarde
exigió a las
Naciones Unidas una invasión
terrestre a Yemen.
¿Qué nombre
debe darse a
aquellos que solicitan
la destrucción de
sus propios pueblos?
¿En qué círculo
del infierno los
pondría Dante Alighieri? Razón
tenía nuestro José
Martí cuando afirmaba
“… el que
manda a los
hombres ha de
cuidar de ellos,
y si no
los sabe cuidar,
no los puede
mandar”. En
esos momentos, tal como
informó el ex
Enviado Especial de
las Naciones Unidas
para Yemen Yamal
Benom, las facciones
políticas yemeníes estaban
a punto de
lograr un acuerdo
para compartir el
poder. Pero el
régimen saudí no
podía permitir que
ello pasara, tampoco
EE UU. Y
así Arabia Saudita,
con el aval
norteamericano, organizó
la llamada “Tormenta
Decisiva”, lisa y
llanamente la invasión
a Yemen. En
la reunión donde se
aprobó participaron los Países del
Golfo, de ellos
sólo Omán no
apoyó; Egipto, Sudán,
Jordania, Marruecos (no
podía ser de
otra manera contemplando
la persecución que ejerce
sobre el pueblo
Saharaui que lucha
por su independencia
y sobre los
bereberes y otras
minorías); la Presidencia
Palestina
y Hamas, el
gobierno interino de
Libia que responde
ante el Parlamento
de Tobruk; Túnez;
Mauritania; Pakistán ( luego cuando
la operación se
inició se transformó
en neutral obligado por su Parlamento);
y Turquía Ninguno de los
patrocinadores de los
grupos terroristas presentes
en Siria, Iraq,
África quedó afuera
(léase Turquía, Qatar,
Arabia Saudita, Kuwait, Bahrein, Jordania).
Junto a ellos
su Amo, EE
UU, que brindó y
brinda apoyo logístico
y de inteligencia,
igual hicieron y hacen tres de
sus esclavos europeos:
Francia, Gran Bretaña
e Italia y
su gendarme en el
Próximo Oriente, Israel;
que ha atendido
hasta las primeras
semanas de mayo en
el hospital de
Safed, según
informaciones suministradas por medios
de comunicación israelíes,
a 1.300 terroristas
que lograron escapar
heridos de Siria, Iraq y
El Líbano; tal
como lo hizo con el jefe
del DAESH; Estado
Islámico para Occidente, en
un hospital ubicado
en los Altos
del Golán usurpados
a Siria. Jordania no
le va a
la zaga.
El 26
de marzo 100
aviones de Arabia Saudita,
30 de los
Emiratos Árabes Unidos,
15 de Kuwait,
10 de Qatar,
y 6 de
Marruecos iniciaron los
bombardeos y el
infierno se desató
sobre el pueblo
yemení. Participan además
pilotos mercenarios estadounidenses, franceses,
paquistaníes, egipcios e
indios que cobran
7.500 dólares por
cada vuelo. Al
cabo de 25
días de ataques
los muertos ascendían
a más de 2.640
civiles, de los cuales
143 eran niños
y 95 mujeres,
algunas de ellas
embarazadas; los heridos
a 4.300, de
los cuales 80
son niños y
143 mujeres: y
fueron desplazados de sus hogares
entre 120.000 y
150.000 yemeníes según
el Alto Comisionado
de las Naciones
Unidas para los
Refugiados (ACNUR). Al
27 de abril los
muertos eran ya
3.512, de ellos
492 niños y 209 mujeres,
los heridos 6.189,
de ellos 978
niños y 713
mujeres; 4.898 casas
destruidas íntegramente; muchas
otras con daños
parciales… Al 15
de mayo, pese
a la tregua
de una semana
anunciada por Riad, los
muertos ascendían a
3.979, de ellos
508 niños y
775 mujeres, los
heridos a más
de 8.000, de
ellos 1.104 niños
y 932 mujeres;
y continuaban los
bombardeos permanentes de la
aviación saudí sobre 560
viviendas, 932 centros
públicos, 34 hospitales
y 26 mezquitas.
Por su
parte la Organización
Mundial de la Salud (OMS)
denunció al régimen
saudí por los
bombardeos a hospitales,
centros médicos, ambulancias
y al personal
de los hospitales.
También fueron bombardeadas
las redes de agua, saneamiento
y eléctricas, los
canales de televisión,
fábricas, aeropuertos y
puertos, depósitos de
alimentos y combustibles…. Amnistía
Internacional ha exigido
una inmediata investigación
internacional por “posibles
(en realidad reales) Crímenes
de Guerra y
de Lesa Humanidad”: El prófugo y
asesino Hadi agradeció
los ataques, solicitó
su reposición como
presidente de Yemen,
culpó a Ansar
Allah y al ejército
yemení, que junto
a las milicias,
los Comités Populares
y parte
de las tribus
defienden a su
pueblo, por la
crisis y arengó
al pueblo a
unirse a las
milicias cipayas que
lo apoyan y
al régimen saudí.
Los patriotas yemeníes
están peleando no
sólo contra la
coalición sino también
contra Al Qaeda
cuyos miembros penetraron
en Yemen a
través de Arabia
Saudita que los
pertrechó, junto con EE UU
e Israel, con
equipos militares. El
régimen saudí no
vaciló en solicitar
a los terroristas
del Frente Al
Nousra, rama de Al
Qaeda, que distrajera
unos 3.000 de
sus elementos presentes
en Siria para
enviarlos a Yemen.
Y como si
con todo esto
no bastara el
Consejo de Seguridad
de las Naciones
Unidas, con la
abstención de Rusia,
ignoró la ilegal
invasión saudí a
Yemen y en
lugar de sancionar
a Arabia Saudita
impuso un embargo
contra los líderes
de Ansar Allah
y exigió a
los patriotas yemeníes
cesar su acción
y reponer al
fugado Hadi en
el poder. Mohamed
Al Bujati, miembro de
Ansar Allah expresó:
“Las resoluciones del
Consejo de Seguridad
de las Naciones
Unidas nunca podrán
detener el proceso
revolucionario de la Nación Yemení para
erradicar la corrupción,
combatir la red
terrorista Al Qaeda
y restaurar la
soberanía del país”.
( Cabe recordar que
desde Yemen se
controla el Estrecho
de Bab El
Mandeb, el acceso
al Mar Rojo, y
a través de
este último al
Canal de Suez, por
donde pasan los
buques petroleros y
otros con diversas
cargas rumbo a
Europa y también
a EE UU,
cuando este último
no utiliza la ruta
que bordea África
y sube por el
Atlántico Sur y
el Mar Caribe).
El broche
de oro lo
puso el régimen
saudí que premió
a sus 100
pilotos con coches
de lujo Bentley.
¿Puede esperarse algo diferente
de un régimen
que practica Terrorismo
de Estado contra
su propia población,
que hace unos
años dejó que
se quemaran vivas
decenas de niñas
atrapadas en un
colegio porque no
hay mujeres bomberas
y por lo
tanto no pudieron
ser salvadas? ¿De
un país donde
la pena de
muerte las torturas,
las persecuciones a
los disidentes están
a la orden
del día? No
le va a
la zaga Bahrein,
gigantesca base norteamericana en
el Golfo Pérsico.
Pregunto, tal como
lo hice en
“EL Huevo de
la Serpiente”, con respecto
a Turquía, ¿Qué
diferencia hay entre
Arabia Saudita y
el DAESH y
el resto de
las organizaciones terroristas
que azotan al
Próximo Oriente y
África? Tampoco hay diferencia
entre el régimen
israelí y ellos.
A pesar del
anuncio del Ministerio
de Defensa saudí
de la finalización
de la operación
“Tormenta Decisiva” los
bombardeos continuaron lo
mismo que el
apoyo a Al
Qaeda, esta vez
englobados bajo el
título “Restaurar la Esperanza”.
Yemen ha sido
y es una
nueva derrota para
EE UU y
sus esclavos. Un
golpe mortal para
el régimen saudí que
debió y debe resignarse
frente a la
resistencia y a
la perseverancia del
pueblo yemení. Para
ocultar su desazón
Riad sostuvo que
los ataques aéreos
“han
logrado con éxito la eliminación de las amenazas que pesaban sobre Arabia Saudí
y los países vecinos”.
Según fuentes citadas por el periódico libanés Al Akhbar, el régimen saudí
se vio obligado
a tomar la decisión
de terminar con
la operación “Tormenta
Decisiva” por cinco
razones:
1. Irán alertó a varios países europeos, que a
su vez informaron a EEUU y al
régimen saudí, que no permanecería de brazos
cruzados frente al uso de la violencia excesiva contra civiles. Teherán envió al Mar
Rojo un convoy de nueve buques,
incluyendo dos navíos de guerra. (El
convoy continúa presente).
2. Los
servicios de información
militar de los países de la
coalición árabe y de ciertos países extranjeros informaron del fracaso
de 15 intentos
de asesinato dirigidos contra los dirigentes de Ansar Allah
incluyendo su líder Abdel Malik Al Houthi.
3. Las fuerzas revolucionarias yemeníes llevaron a cabo un ataque
en la frontera
matando a varios
soldados
saudíes. (Estas operaciones
continúan). Riad impuso una censura informativa total sobre este hecho
en un momento
en el que el
Ministerio del Interior saudí decretó un estado de máxima alerta para contrarrestar cualquier atentado contra instalaciones
petrolíferas y económicas en su propio
territorio. (Con la
continuación de los
bombardeos la resistencia
yemení ha realizado
exitosos operativos contra
algunas de ellas).
4. El
20 de abril
por la mañana,
el Secretario de Estado de EEUU,
John Kerry, telefoneó a su homólogo iraní,
Mohammad Yavad Zarif, para informarle que Washington estaba dispuesto a convencer
a Arabia Saudí para
que detuviera la guerra y quería una cooperación
en el relanzamiento del proceso
político en Yemen.
5.
Al mediodía del martes los iraníes recibieron la confirmación de que Arabia
había aceptado detener su ofensiva “Tormenta Decisiva”; pero que
Riad quería bombardear a
los revolucionarios en el Sur
con el fin de permitir el regreso
a Adén del fugitivo Hadi.
El
plan actual es
desembarcarlo en la
porción de territorio
yemení dominado por
Al Qaeda, al
que se ha
unido el DAESH.
El príncipe
Talal Bin Abdulaziz
Al Saud confesó,
el 23 de
abril, que Arabia
Saudita había fracasado
en su ofensiva
al no haber
logrado materializar sus
objetivos, entre ellos
debilitar a Ansar
Allah. Señaló que
después de que
algunos aliados los
dejaron solos y
se negaron a
participar en los
bombardeos “nuestros soldados
perdieron el ánimo para
seguir en esta
guerra e incluso
algunos huyeron de
los servicios militares”. Esta
confesión refuerza lo
que fuentes diplomáticas
europeas habían informado
acerca de la
huida de 4.000
soldados saudíes de
las bases y
zonas fronterizas y
que este hecho
había obligado al
régimen a anunciar
el 21 de
abril el fin
de la primera
fase de su
ofensiva. (La situación actual
es la misma).
Comparto lo
que expresara el General Mohammad Ali
Yaafari, Jefe de los Guardianes
de la
Revolución
Iraní “Arabia Saudí
ha violado con
insolencia todos los
principios islámicos al
atacar un país
musulmán que aspira
a su independencia
y a desembarazarse de
toda forma de
hegemonía.”
Ansar Allah
manifestó que “… los saudíes
no han podido tomar por la fuerza el país y tampoco lo podrán hacer por medio
de negociaciones políticas”.
El terreno político
no ha cambiado.
El prófugo Hadi
es visto ahora
como un traidor por el pueblo yemení por su alianza con los saudíes. Los
revolucionarios yemeníes, con
Ansar Allah a
la cabeza, continúan
siendo los únicos
actores decisivos en
los sucesos que
ocurren en Yemen
dado que no han sido
debilitados por las
intrigas y complots,
los ataques y
las falsedades y
tergiversaciones. Las fuerzas
revolucionarias se han
afianzado en el
norte, han reforzado
su control en la capital,
Sanaá, han tomado
la segunda ciudad,
Adén; y regiones
del Sur y
del Este pese
a los ataques
saudíes. Arabia
Saudita coronó un
acto más de
infamia. El Amo
y sus esclavos
demostraron una vez
más que han
perdido el honor,
la dignidad, la
ética, la moral,
el coraje, el valor.
Continúan sembrando vientos
que tarde o
temprano se convertirán
en tempestades que
los arrasarán.
Para Ustedes,
combatientes yemeníes que
enfrentan al terrorismo,
creado por el
colonialismo y el
imperialismo; pero también a
éstos, mi respeto
y solidaridad, porque
también para mí
como para Ustedes,
la Patria
y la
Nación no son
pasiones inútiles. Para
ustedes mi saludo
¡HASTA LA VICTORIA
SIEMPRE!
PROFESORA ELSA
M. BRUZZONE, BUENOS
AIRES, ARGENTINA, MAYO
DE 2015
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