EL PAPA FRANCISCO “HACIENDO LÍO”
POR SUDAMÉRICA
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| EL PAPA CON EVO MORALES EN BOLIVIA |
El
mundo entero se sorprendió con las expresiones del Papa, dichas en un desusado
estilo campechano. Ante miles de personas reunidas
en el II Encuentro
Mundial de Movimientos Populares en Bolivia, Francisco alabó las políticas
de enfoque social de ese país y apoyó una solución dialogada para resolver el
viejo litigio que lo enfrenta con Chile por la salida al Pacífico. Además hizo
una referencia a la Pachamama, la madre tierra,
y a la Patria Grande sudamericana.
Abordó
temas candentes, cuestionando la exclusión, las
formas dañinas de globalización, el excesivo lucro y el injusto sistema
que “busca
ganancias a cualquier costo”, al que llamó “el estiércol del diablo, que ya
no se aguanta… digamos no a la economía que mata”. “Cuando el capital se convierte
en ídolo arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo”, subrayó el Santo Padre. Advirtió sobre el neocolonialismo,
y volvió a pedir perdón por los crímenes cometidos en nombre de la iglesia contra
los pueblos originarios.
Habló de “la concentración monopólica de los medios de
comunicación social que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta
uniformidad cultural como otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo”.
De la necesidad de que se produzcan cambios como“la
globalización de la esperanza, que nace de los pueblos y crece entre los
pobres, debe sustituir esta globalización de la exclusión y la indiferencia”.
“Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad
está en gran medida en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover
alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de ‘las tres T’ (trabajo, techo y tierra) y también, en su
participación protagónica en los grandes procesos de cambio, nacionales,
regionales y mundiales. ¡No se achiquen!”, expresó
en una audaz arenga.
Menudo
lío se armó en América por los dichos papales; “la prensa hegemónica” se las
vio en figurillas.
Tal
vez el próximo viaje deba ser a Europa, encabezada
por Alemania, hoy ensañada
con Grecia, su nueva víctima.
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