TEATROS DEL BARRIO
“El Excéntrico de la 18” de Lerma 420, fue
fundado en 1986 por Cristina Banegas.
Es pionero en Buenos Aires como modelo que combina la actividad pedagógica en
talleres, cursos y seminarios con la producción
como espacio teatral.
La primera obra que se estrenó fue “El Padre”, de August Strindberg,
dirigida por Alberto Ure, quien es
un referente teórico fundamental en la historia de El Excéntrico. Desde ese
momento hasta ahora, se ha consolidado como espacio de producción cultural
independiente donde diferentes disciplinas y productos estéticos han construido
una historia de formación de teatristas y realización de espectáculos, muestras
de arte, talleres, etc.
En diciembre de 1999 El Excéntrico recibió el premio anual “Trinidad
Guevara” en el rubro producción teatral privada, otorgado por la Secretaría
de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Muchos de los espectáculos que se presentaron en El Excéntrico han
recibido diferentes premios, nominaciones y han sido invitados a participar en
festivales nacionales e internacionales. También fue sede de cada realización
del Festival Internacional de Buenos
Aires de Teatro, Danza y Artes Visuales. Desde hace unos años el espacio
cuenta con los subsidios que otorgan el Instituto Nacional del Teatro,
dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, y de Proteatro, del
gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, constituyéndose como Club de
Cultura.
Cristina Banegas dirige El Excéntrico desde su fundación, además de
continuar con su actividad docente dictando talleres y seminarios sobre
diferentes aspectos de la construcción de la máquina teatral y de la actuación.
“Tregua para la orquesta”
de Eduardo Lamoglia y Cecilia Maresca
La acción: Todo transcurre en el Campo de
Concentración, el desgraciado sitio denominado “Aushwitz-Birkenau”. Cuando
pensamos en el Holocausto, en la locura que reinó en estos campos de exterminio
nazi, difícilmente asociamos ese horror con la música. En “Tregua para la
orquesta”, el relato testimonial de Fania
Fénelon publicado en un breve libro de trazos de pesadilla y ahora
transformado en obra de teatro, encontramos una descripción muy detallada de
las instancias por las que pasaron las mujeres que conformaron el barracón de
“La Orquesta de mujeres” de Auschwitz. Entre ellas la historia de Alma Rossé, encargada
del organismo que se sorprende en la “sala de
música” con Fania, quien aprobó la prueba que cambió su destino. Y quien
finalmente fue la que escribió sobre estos sucesos. Esta obra, llena de sorprendentes
historias que el espectador irá descubriendo, trascurre en ese fatídico momento
histórico, entre los bombardeos y la llegada de los aliados.
La dirección: Eduardo
Lamoglia es un soñador. Así como soñó un teatro espiando por el ojo de la
cerradura, también hace lo mismo con una historia que encuentra por ahí.
Investiga, busca, prueba y finalmente consigue junto a Cecilia Maresca
desarrollar un guión. Ponerlo arriba de un escenario. Lo consigue, es la magia que
siempre lo acompaña. Tal vez con algunos excesos o algunos faltantes, pero la
función empieza y uno ya está integrado al terror de sobrevivir en Auschwitz, donde una capacidad o
tal vez un talento, les permite pasarlo solo un
poco mejor. La Orquesta, tendrá privilegios, pocos, aunque en esas circunstancias,
poco es mucho.
El elenco: las actrices principales y las pequeñas
intervenciones son todas muy buenas, Fania (Flavia Vitale) cumpliendo y tratando de sobrevivir, Alma (Estela
Garelli), violinista y entusiasta de la música, más las integrantes de esta
“Orquesta” desarrollada para la supervivencia y satisfacer los caprichos de los
encargados del campo, como el “Carnicero” Dr. Mengele (interpretado sin excesos
por Gustavo Rey). Cada personaje
elaborado con precisión por la mano del director.
Ningún compositor se ha enfrentado a semejante orquesta
despoblada de instrumentos pero con ansia de sobrevivir. Esta “Tregua…” es merecida.
En “El
Tinglado”, Mario Bravo 948, los lunes a las 20 hs. Reservas: 4863-1188.
“8 cartas para Julio”
La acción:
Todo trascurre alrededor de una máquina de escribir y un espacio, una oficina,
un escritorio, como se le decía antes, en el cual Nito Basalvilbazzo le escribe a su amigo
extrañado Julio Cortázar, 8 cartas. Este suceso no es real, en realidad se
trata de una ficción sobre cartas que intercambiaron Cortázar con José María
Aguadas.
El intérprete: Le pone cada tono, cada palabra, cada
sentimiento, que no son pocos, a cada carta que será en orden cronológico menos la primera. Juan Palomino ha demostrado a
través de toda su trayectoria su gran capacidad como intérprete. Es un placer
verlo desplazarse y hablar con una profundidad poco frecuente.
La dirección y la
dramaturgia: La virtud de
Gabriel Lerman, el dramaturgo junto con la dirección
de Daniel Berbedés, es haber sacado las cartas de contexto y haber creado este epistolario
a través de Nito Basavilvaso, quien sí existió y
formó parte de la historia de Entre Ríos, de hecho la obra
“Los Gauchos Judíos” de Gerchunoff, está basada en parte en su gestión como
gobernador. ¡Perfecta!,
poco que agregar. Cuando el trabajo es serio, no hay más que decir.
El acompañamiento musical: muy bueno, habría que bajar un poco los
vientos para escuchar con más profundidad a EL ARTISTA: Juan Palomino que se juega con todo su poder interpretativo
en estas “8 cartas para Julio”. Bienvenido a Teatros del Barrio de Primera
Página.
En “Hasta
Trilce”, Maza 177,
reservas: 4862-1758.
Lilian Kovalenko
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