Bolsonaro trata de salvar los jirones de su gobierno
Luego de la fallida jugada de
movilizar a todos sus partidarios para presionar a la Justicia y al establishment
de su país, el presidente de Brasil debió retroceder para reagruparse y asumir
que ya no tiene a todo el poder real brasileño encolumnado tras su gobierno.
Es que las bravatas con las que
Bolsonaro construyó su imagen mediática se revelaron inconsistentes a la hora
de gobernar. Todo el enorme poder político aportado por quienes ven un posible
regreso de Lula como su peor pesadilla, se le viene escurriendo en forma
acelerada, producto de un manejo de la pandemia tan torpe e irreal como el de
su admirado Donald Trump.
Frente a este enorme vacío de
poder que se abre ante la creciente debilidad de Bolsonaro, el establishment
carioca ya está tendiendo puentes con Lula, para no quedar mal parado ante un
eventual regreso del líder del PT. Las causas judiciales contra el ex
presidente ya se cayeron, demostrando que quienes hablaron de un proceso judicial
basado solo en la idea de sacar de circulación a la figura política más
popular, era real y que tenía patas cortas.
Es inserto en este panorama que
la figura de Michel Temer, el político más experimentado que tiene el poder real de Brasil, toma mayor relevancia. El
ex presidente brasileño juega en los dos campos. Por un lado trata de frenar a
Bolsonaro, para que no se termine de estrellar contra el muro de una
destitución. Por el otro, ya está conversando con Lula, para evitar que el
regreso de PT sea un caos.
No tuvo chances Bolsonaro de
festejar la abultada derrota de sus pares argentinos. La supervivencia propia
lo atornilla ante una realidad que no le da tregua, y que lo encuentra ante un
mar embravecido, que su propia torpeza ayudó a surgir.
Pablo Salcito
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