“HABEMUS PAPAM”
Cuando
sorpresivamente de las chimeneas de La capilla Sixtina dejaron de emanar el humo
negro, el que de pronto se convirtió en blanco, mezclado entre las gaviotas,
que habitan su tejado, marcaron el “habemus papam” que anunciaban, la fumata
blanca se había hecho presente en el Vaticano, señal que
los 133 cardenales encerrados en su interior habían logrado escoger al sucesor
del papa Francisco en el segundo día del cónclave.
minutos
después se conoció, que el nombre del nuevo Papá, era un Yanqui, entonces surgió
la decepción, la que pronto al conocerse detalles sobrevino la calma. Robert
Francis Prevost, convertido en León XIV, nacionalizado peruano era
un hombre que anunciaba continuar con la pastoral misión de Francisco, un
pastor que reafirma la carta encíclica “rerum novarum” del papa león XIII,
sobre la situación de los obreros, nada menos que desde 5 de mayo de 1891, así y
la iglesia vuelve a acercarse al pueblo más humilde, en especial los
trabajadores, los migrantes, los negados…
Robert
Francis Prevost fue elegido como el nuevo papa de la Iglesia Católica. El
norteamericano -con pasado misionero, y nacionalizado peruano-, enfrentado a
las políticas belicistas, anti migrantes, de Trump, se hará llamar León XIV. El
anuncio generó un estallido de júbilo entre los miles de presentes en la Plaza
San Pedro del Vaticano, donde se esperó con expectativa el anuncio de quien
sucedería al último Pontífice, Francisco, el argentino Jorge Bergoglio.
Nuevamente la
iglesia da un paso más hacia los humildes del mundo, recuperando tantos años de
aislamiento entre la ostentación y las riquezas vaticanas, vuelve a colocar así
los pies en el barro de los barrios carenciados del Perú, y de todos los
rincones del mundo, donde pululan miles y miles de seres negados, marcaba así
la continuación del Papa Francisco, y nuevamente muchos agnósticos y hasta
ateos, volvieron a creer algo de la llamada Doctrina Social de la Iglesia.
La Doctrina
Social de la Iglesia (DSI) y el materialismo vuelven a tener puntos de encuentro,
sin descartar las diferencias, mientras la DSI se enfoca en la dignidad de
la persona y el bien común, el materialismo, no creyente, escalando hasta
el marxismo, se centra en la lucha de clases y la transformación social a
través de la revolución. La iglesia se aparta de esta forma, de ser
"opio del pueblo", y encuentra puntos de entendimiento con la “doctrina
materialista”, incursionando en el terreno de la “Justicia Social”.
El tiempo, y
los pasos posteriores del pontífice, marcarán la continuidad, o no, de la línea
trazada por Francisco, en una época difícil, colmada de asechanzas,
injusticias, odio y guerras, buscando un mundo habitable para el “hombre nuevo”,
que busca un lugar de paz, seguridad y justicia en el que realizarse.
Primera
Página
10.5.1925
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