miércoles, 1 de agosto de 2018

LA QUINTA DE ZAPIOLA


La Quinta de Zapiola, en los barrios de Almagro y Balvanera


LA QUINTA Y LA TRAYECTORIA DEL TREN DE LA BASURA


Esta quinta se hallaba ubicada, aproximadamente, en el área comprendida entre las actuales calles: Venezuela, 24 de Noviembre, México y Virrey Liniers, o sea que atravesaba de este a oeste el límite de estos dos barrios, que es la calle Loria, que por entonces no existía y era parte integrante de aquella quinta.
El origen se remonta a la época de la Colonia cuando el Cabildo de Buenos Aires resuelve otorgar, el 9 de julio de 1735, esta amplia parcela a doña Margarita Bolaños –según la investigación del escribano Carlos E. Rezzónico–; aparentemente existió una resolución posterior que amplió los límites de la quinta sobre la superficie original, a ella parece referirse una certificación dada por el escribano José Ferrera Feo el 27 de julio de 1745.
 Esta quinta no lleva el nombre de su primera propietaria, sino que pasó por diferentes familias y sucesiones, hasta llegar a la familia Zapiola.
 Margarita Bolaños había contraído matrimonio con el teniente de dragones Manuel Fernández quien, al fallecer su mujer, se casó en segundas nupcias con Antonia Pérez. Muerto el esposo, la propiedad fue adjudicada a su viuda por partición aprobada el 7 de octubre de 1762 y ésta la vendió a Cayetano Rico en el año 1775.
 En aquella época había en la quinta, a pesar de su amplia extensión, solamente un rancho de adobe crudo y techumbre de paja, pozo de balde, cerco de tunas, arboleda y plantío, como ocurría en casi todas las quintas que formaban un verdadero cordón verde alrededor de la pequeña ciudad que apenas se extendía hasta la “Calle de Las Tunas” (actuales avenidas Callao-Entre Ríos).
Como en aquel entonces no se había abierto la calle que hoy se denomina 24 de Noviembre, y menos aún Loria, que actualmente atraviesa aquella zona, en la escritura de venta a Cayetano Rico se aclaraba que, en caso de disponerse su apertura, el terreno necesario debía cederlo el comprador a la ciudad en forma gratuita. Cuando éste falleció, la quinta pasó a su hijo Juan José, quien la conservó hasta 1825, año en que la transfirió a Carlos Casal (tal vez quien fuera gobernador de Corrientes entre 1811 y 1812).
Al mes siguiente, Casal vendió la quinta "con sus entradas y salidas, edificio, monte, zanjas y cercos" a Francisco Tejeda y, al fallecer, sus albaceas la vendieron a Olegario y Pedro Ángel Ortega.
En 1840 la quinta es comprada por Climaco Daract (o Darac), comerciante harinero que abastecía a numerosas panaderías de Buenos Aires, a cuyos hijos, Máximo y Enrique, se les adjudicó en 1848, a raíz de su muerte. Al fallecer ellos, los heredó la abuela, doña Máxima Olmos de Tagle. Esta señora, viuda de don Benito Vidal, se había casado en segundas nupcias con el doctor Gregorio Tagle, quien fue Asesor Legal y funcionario de la Real Audiencia de Buenos Aires, pero luego apoyó la Revolución del 25 de Mayo de 1810 y prestó asesoramiento legal a la Primera Junta. Fue varias veces ministro del Directorio Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y encabezó la "Revolución de los Apostólicos" contra las reformas rivadavianas, a quien Máxima acompañó, con entereza, en los difíciles momentos que éste vivió.
Así lo demostró cuando en 1822 su cónyuge fue detenido por conspirar contra el gobierno de Martín Rodríguez bregando por obtener el levantamiento de la incomunicación a que lo habían sometido. Y también lo evidenció en la cooperación que brindó a su esposo cuando preparaba una nueva asonada para derrocar a las autoridades, la que finalmente estalló en la madrugada del 19 de marzo de 1823 y fue rápidamente sofocada. Tagle huyó y, dos meses después, su esposa solicitaba permiso para atenderlo en Colonia donde –según ella– se hallaba sumamente enfermo.
Pero doña Máxima Olmos, antes de contraer matrimonio por primera vez, había conocido al abogado Bonifacio Zapiola. Así comienza a conocerse esta quinta con el apellido Zapiola (parte de una amplia familia que encabezaba el brigadier general José Matías Zapiola). Del romance que mantuvieron nació un hijo, Cecilio Zapiola, que fue criado por Anastasia Mansilla. A mediados de 1864, al fallecer su madre, Cecilio inició la sucesión de ella invocando su condición de hijo natural. Con la finalidad de probar el vínculo ofreció el testimonio de personas allegadas, entre las cuales figuraron el nombrado brigadier general Zapiola, el coronel Manuel Fernández Cutiellos, don Manuel J. Langenhein, doña María Ignacia Mansilla –hermana de Anastasia– y don Santiago Torres.
Cecilio Zapiola solicitó, asimismo, que se levantara un inventario de los bienes existentes en la quinta y en el domicilio de la fallecida ubicado en la calle Belgrano, contiguo al templo de Santo Domingo, cuyas puertas habían sido selladas por la policía en la creencia de que no existían herederos.
Al filo de los años ‘70, del siglo XIX, la quinta quedó dividida por el trazado del ramal que el Ferrocarril del Oeste construyó con destino al transporte de las basuras de la ciudad. Las vías partían de la estación Once y, describiendo una curva, continuaban su recorrido por las que luego serían las calles Sánchez Loria, Oruro, Deán Funes y Zavaleta, hasta llegar a la quema.
Las basuras eran depositadas por los carros en la manzana que hoy circundan Rivadavia, Sánchez de Loria, Hipólito Yrigoyen y Esparza, sitio conocido como “El vaciadero de basura”, algo difícil de imaginar sobre la hoy pretendida coqueta avenida Rivadavia, allí las recogía el tren (que también se conocía como “El tren de la basura”), para llevarlas a su destino final. Este vaciadero perduró hasta abril de 1890. En sus orígenes, la primera de las calles nombradas fue conocida como "calle del Ferrocarril del Oeste" y también como "calle del Ramal del Ferrocarril de las Basuras", más tarde como calle Soria, y finalmente la actual Sánchez de Loria que fue el límite entre los dos barrios Balvanera hacia el este y Almagro hacia el oeste.
A fines de 1870, Zapiola vendió a Federico Achával la fracción que había quedado al oeste de las vías, o sea en Almagro. La respectiva escritura la describía como un terreno de 105,65 metros de frente al sur, 96,126 metros en el contrafrente y 356,90 metros de fondo, lindando, por el norte, con Venezuela, por el sur con México por el este, con el citado ramal del Ferrocarril del Oeste. Achával procedió a la inmediata subdivisión y venta de los lotes resultantes, como ocurrió con la mayoría de las quintas de la zona a fines del siglo XVIII, como bien los describe Diego del Pino: “por 1900, ya se había edificado la mitad de la superficie de cada manzana y el resto lo constituían baldíos, quintas arboladas, calles proyectadas, pero sin abrir campo…”. Éste sería el fin de esta amplia quinta, loteada en pequeñas parcelas, destino irremediable de todas las grandes quintas tanto de Balvanera como de Almagro.


Pero quién fue José Matías Zapiola


JOSÉ MATÍAS ZAPIOLA


José Matías Zapiola nació en Buenos Aires (1780-1874), fue un militar y político que luchó junto a José de San Martín y Carlos María de Alvear en la campaña libertadora de Chile. Más tarde fue ministro de Guerra y Marina durante el gobierno de Valentín Alsina (1858-1859) en la provincia de Buenos Aires.
 Su padre, Manuel Joaquín de Zapiola, era oficial de marina español, y su madre Encarnación de Lezica y Alquiza. Cuando era joven Zapiola fue enviado a España para entrenarse en la Armada Española.
En 1810 era jefe del Puerto de Buenos Aires. Debido a su apoyo a la Revolución de Mayo fue dado de baja de la Marina Española y se unió a la causa de los criollos. Sin embargo, fue arrestado y enviado de regreso a España. Al llegar a Cádiz, desertó y se unió a la logia de esa ciudad y acompañó a José de San Martín y Carlos María de Alvear a Londres. De allí regresó a Buenos Aires en 1812 en la fragata "George Canning", junto con San Martín y Alvear.


PLAZA EN SU HONOR 

Zapiola contribuyó a la formación del Regimiento de Granaderos a Caballo creado por San Martín, y fue el jefe del primer batallón de esta unidad. Cruzó la cordillera con San Martín y combatió en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú. En esta última batalla tuvo una actuación descollante, dirigiendo la mitad de la caballería patriota. Fue el comandante de la primera fase de la Segunda Campaña al sur de Chile, después de Marcos Balcarce, y tomó la ciudad de Chillán por asalto. Fue ascendido a general. En 1829 se retiró de la vida pública para dedicarse a las actividades rurales; permaneció en esta situación hasta después de la caída de Rosas en Caseros en 1852. Ese año regresó al servicio activo como comandante de Marina y fue ministro de Guerra y de Marina en el gabinete del gobernador Valentín Alsina de Buenos Aires. Zapiola murió en 1874 a la avanzada edad de 94 años.
Esta quinta –hoy desaparecida totalmente– fue un nexo entre los barrios de Balvanera y Almagro, se la vincula con la Revolución de Mayo, con la Independencia y con las batallas que la hicieron posible.

Miguel Eugenio Germino

Fuentes:
-AGN, escrituras varias desde 1775 hasta 1870.
-Cutolo, Vicente O., Buenos Aires, historia de las calles y sus nombres, Elche, 1994.
-Rezzónico, Carlos E., Antiguas Quintas Porteñas, Interjuntas, 1996.
-historiaguerrasyarmas.blogspot.com/2011/07/jose-matias-zapiola-biografia.html
-historiaybiografias.com/biografia-zapiola-jose-matias/
-http://plazasenbuenosaires.herobo.com/plazabriggraljosemariazapiola.php








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