miércoles, 1 de agosto de 2018

"PRISIONEROS DE LA TIERRA"


EL 17 DE AGOSTO DE 1939 SE ESTRENA EL FILM “PRISIONEROS DE LA TIERRA”




“En la pérdida de la concepción de la tierra como un don de Dios para el bienestar de todos, está la raíz de la concentración, apropiación indebida y depredación de los Recursos Naturales”.
Pontificio Consejo Justicia y Paz

El cine como un factor dinamizador de las relaciones humanas, ayuda a visualizar los ineludibles conflictos sociales, y “Prisioneros de la Tierra” desnudó y denunció un tema crucial en las relaciones de dependencia y explotación del peón rural (mensú) en los yerbales misioneros, cuya vida no vale nada, los capangas, las pestes, las proveedurías de los patrones, la rebelión, el escape que nunca llegará y la muerte en la provincia de Misiones, donde la apropiación de la tierra fue favorecida por las políticas nacionales de entrega, anteriores a la provincialización del territorio.

Ficha técnica:
Producción: Olegario Ferrando
Fotografía: Pablo Tabernero
Montaje: José De Nico y Gerardo Rinaldi



El cine en Argentina

En simultáneo con la Década Infame en política, se da el surgimiento del cine argentino sonoro el 27 de abril de 1933 con el estreno de la película Tango, de Luis Moglia Barth. Se inicia una "época dorada" hasta el año 1942, con la aparición de La guerra Gaucha, de Lucas Demare.
Con la ventaja del idioma nacional, se logró desplazar la hegemonía que hasta entonces detentaba el cine de Hollywood. Como nota más contundente aún, el cine encuentra la herramienta que mejor reproduce lo nacional, esto es, la lengua, y satisface en el público el deseo de reconocerse en una representación visual de su historia y de su identidad, así el 17 de agosto de 1939 será el turno de Mario Soffici, con Prisioneros de la Tierra.
En épocas posteriores se destacarán otros directores con películas que elevarán al cine argentino a la altura de los mejores del mundo con: Simon Feldman (El negoción) , Martínez Suárez (Dar la cara), René Mugica (Hombre de la esquina rosada), Lautaro Murúa (Shunco), Manuel Antin (La cifra impar), Fernando Birri (Los inundados), Leopoldo Torre Nilsson (La casa del ángel y La mano en la trampa), y muchos otros directores con películas que marcaron, tal vez, el momento más importante en la historia del cine argentino.


El mensú y la historia de la tierra en Argentina



Este film considerado como la piedra basal del cine argentino motorizado por el reclamo social, “Prisioneros de la Tierra” de 1939, también ha quedado para la antología como la mejor película de toda la historia de esa industria, si atendemos a la decisiva encuesta llevada adelante en 1985 por el Museo del Cine Nacional.
La base de la película es, indudablemente, la suma de cuatro cuentos del genial escritor Horacio Quiroga, adaptados por su propio hijo Darío: “Los desterrados”, “Un peón”, “Los destiladores de naranja” y “La bofetada”. Quiroga fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza como enemiga del ser humano bajo rasgos temibles y horrorosos, le valieron ser comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe.
 La secuencia se completa con la dirección de Mario Soffici, el guión de Ulyses Petit de Murat y en la primera plana interpretativa los aportes de dos figuras irrepetibles de la escena: Francisco Petrone y Ángel Magaña; accidentalmente reunidos nuevamente tres años después en otro clásico por excelencia: La Guerra Gaucha de Lucas Demare.
La película centra su acción en 1915, en cómo era la situación entonces, fuertemente marcada por un modelo de país agroexportador en un campo que no pertenecía a quien lo trabajaba. Eran muy pocos, casi nulos, los campesinos pequeños propietarios de tierras, los minifundistas.
Prisioneros de la tierra es una denuncia sobre la explotación de los trabajadores de la yerba mate en Misiones: el mensú, nombre que recibe el trabajador rural de la selva en la zona de Paraguay y las provincias argentinas de Corrientes y Misiones, al que se le imponían regímenes de trabajo forzado en condiciones abiertamente esclavas. Donde los intentos de abandonar las plantaciones eran castigados con azotes o la muerte. También constituía una práctica habitual la violación de las mujeres de los mensúes por parte de los capataces y gerentes de las plantaciones.


ARREADOS COMO GANADO HACIA LOS YERBATALES 

Aquí tenemos la problemática del film: una sociedad trabajadora reprimida, esclava de los terratenientes a quienes tenían que obedecer. Una sociedad sin posibilidades de expresión y/o progreso independiente.
Tal cual se puede observar en la película, la clase obrera y trabajadora en general (y muy especialmente la rural) necesitaba, requería y pedía un cambio; estaba en un estado de desesperación, reprimida tanto política como laboralmente.
A pocos años de sancionada la Ley de Sufragio Universal con la que se produce en 1916 el primer triunfo de un partido denominado popular, la Unión Cívica Radical, liderada por Hipólito Yrigoyen, que a pesar de ello no logró mejorar la calidad de vida de los trabajadores, mucho menos aún de los trabajadores rurales, lo que provocó sentimientos de desazón y grandes conflictos como la Semana Trágica y los fusilamientos de la Patagonia rebelada.


EL MOMENTO  DE LA PAGA  ESCASA   



Las leyes protectoras del peón de campo

La siguiente década estaría dominada por dictaduras y crisis económicas, en este contexto surge un coronel que rápidamente comienza a mostrar un perfil diferente: Juan Domingo Perón, orientado a un “capitalismo más socializado”, humanizado, toma como principal interlocutor a la clase trabajadora, con un programa sindical histórico en el que se sancionó el Estatuto del Peón de Campo, entre otras acciones.
El Estatuto del Peón de Campo fue establecido mediante un decreto del Poder Ejecutivo Nacional en 1944; esta normativa fue la primera en fijar, para todo el territorio de la república, condiciones de trabajo humanitarias para los asalariados rurales no transitorios, entre ellas: salarios mínimos, descanso dominical, vacaciones pagas, estabilidad, condiciones de higiene y alojamiento.
A la par del Estatuto del Peón de Campo se dictaron sucesivos decretos que regularon el trabajo transitorio de las cosechas. Posteriormente, la ley 13.020, fijó mayores precisiones sobre las modalidades en que debían desarrollarse los trabajos y creó la Comisión Nacional de Trabajo Rural como organismo intersectorial (con representación del gobierno, de los sindicatos y de los empleadores) encargado de decidir las condiciones de trabajo que regirían en cada cosecha y en cada zona del país.
En 1980, en pleno desarrollo de la Dictadura que asoló Argentina entre 1976 y 1983, el Estatuto del Peón de Campo fue derogado y reemplazado por el decreto ley 22.248, donde por ejemplo, dejaban de contemplarse la regulación de las relaciones laborales para los “trabajadores no permanentes” (que se estiman en unos dos tercios del total de los trabajadores rurales), mientras que para los trabajadores fijos la ley se convertiría en letra muerta, debido a la desidia del Estado y a la voracidad de la patronal del campo.
Estos derechos desechados, fueron reinstalados por ley durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, con el nuevo régimen del trabajador rural (21/12/2011). La norma recupera varios derechos de los peones del campo que habían sido establecidos durante el paso de Juan Domingo Perón por Previsión Social (año 1944). Como marca significativa, la nueva regulación incorpora a este sector dentro de la Ley General del Contrato de Trabajo. Por otro lado, fija que las remuneraciones no podrán ser menores al salario mínimo, prevé horas extra, descanso semanal, condiciones adecuadas de higiene, seguridad y vivienda para los más de 900.000 peones rurales. Además, se pone fin al concepto de jornada laboral de sol a sol, al fijarse como límite las ocho horas diarias y las 44 horas semanales y se crea un nuevo régimen previsional, a partir del cual los trabajadores podrán jubilarse con 57 años y 25 años de aportes, aunque el llamado “trabajo en negro” nunca pudo ser erradicado debido al poder del campo y la dificultosa fiscalización oficial.
El punto más polémico fue la eliminación del Registro de Peones (RENATRE), que manejaba, desde el gremio, Gerónimo “Momo” Venegas –un aliado del duhaldismo y luego del macrismo–, junto a las patronales del campo; con esta ley se creaba el RENATEA (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios), que pasó a depender directamente del Gobierno Nacional.
Sin embargo, efímera sería la vigencia de este registro, ya que partir del actual gobierno de Cambiemos, se volvió al viejo RENATRE, de un gremio cuasi patronal dominado hasta su fallecimiento por aquel lamentable dirigente gremial.

 Miguel Eugenio Germino

Fuentes:
-http://html.rincondelvago.com/historia-del-cine-argentino.html
-http://www.cinemascampo.org/documentos/El-Mensu-y-la-historia-de-la-Tierra-en-Argentina_Romulo-Pullol_INCAA.pdf
-http://www.renatre.org.ar/institucional/que-es-renatre/








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