EL 17 DE AGOSTO DE 1939
SE ESTRENA EL FILM “PRISIONEROS DE LA TIERRA”
“En la pérdida de
la concepción de la tierra como un don de Dios para el bienestar de todos, está
la raíz de la concentración, apropiación indebida y depredación de los Recursos
Naturales”.
Pontificio Consejo Justicia y Paz
El cine como un factor dinamizador de las
relaciones humanas, ayuda a visualizar los ineludibles conflictos sociales, y
“Prisioneros de la Tierra” desnudó y denunció un tema crucial en las relaciones
de dependencia y explotación del peón rural (mensú) en los yerbales misioneros, cuya vida no vale nada, los capangas, las pestes, las proveedurías de los patrones, la rebelión, el escape que nunca
llegará y la muerte en la provincia de Misiones, donde la apropiación de la
tierra fue favorecida por las políticas nacionales de entrega, anteriores a la
provincialización del territorio.
Ficha técnica:
Producción: Olegario Ferrando
Fotografía: Pablo Tabernero
Montaje: José De Nico y
Gerardo Rinaldi
Protagonistas: Ángel Magaña, Homero Cárpena, Roberto Fugazot, Elisa Christian Galvé, Pepito Petray, Francisco Petrone, Félix Tortorelli, Raúl De Lange
El cine en Argentina
En simultáneo con la Década Infame en política, se da el
surgimiento del cine argentino sonoro el 27 de abril de 1933 con el estreno de la película Tango, de Luis
Moglia Barth. Se inicia una "época dorada" hasta el año 1942,
con la aparición de La guerra
Gaucha, de Lucas Demare.
Con la ventaja del idioma nacional, se
logró desplazar la hegemonía que hasta entonces detentaba el cine de Hollywood.
Como nota más contundente aún, el cine encuentra la herramienta que mejor
reproduce lo nacional, esto es, la lengua, y satisface en el público el deseo
de reconocerse en una representación visual de su historia y de su identidad,
así el 17 de agosto de 1939 será el turno de Mario Soffici, con Prisioneros de la Tierra.
En épocas posteriores se destacarán otros
directores con películas que elevarán al cine argentino a la
altura de los mejores del mundo con: Simon Feldman (El negoción) , Martínez Suárez (Dar la cara),
René Mugica (Hombre de la esquina
rosada), Lautaro Murúa (Shunco), Manuel Antin (La
cifra impar), Fernando Birri (Los inundados), Leopoldo Torre Nilsson (La
casa del ángel y La mano en la trampa),
y muchos otros directores con películas que marcaron, tal vez, el momento más importante en la historia del cine argentino.
El mensú y la historia de la tierra en Argentina
Este film considerado como la piedra basal del cine argentino
motorizado por el reclamo social, “Prisioneros de la Tierra” de 1939, también ha quedado para la antología como la mejor película
de toda la historia de esa industria, si atendemos a la decisiva encuesta
llevada adelante en 1985 por el Museo del Cine Nacional.
La base de la película es, indudablemente, la suma de cuatro cuentos del genial escritor Horacio Quiroga, adaptados por su
propio hijo Darío: “Los desterrados”,
“Un peón”, “Los destiladores de naranja” y “La bofetada”.
Quiroga fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista
y modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza como
enemiga del ser humano bajo rasgos temibles y horrorosos, le valieron ser
comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe.
La secuencia se
completa con la dirección de Mario Soffici, el guión de Ulyses Petit de Murat
y en la primera plana interpretativa
los aportes de dos figuras irrepetibles de la escena: Francisco Petrone y Ángel
Magaña; accidentalmente
reunidos nuevamente tres años después en otro clásico por excelencia: La Guerra Gaucha de Lucas
Demare.
La película centra su acción en 1915, en cómo era la situación entonces, fuertemente marcada por un modelo de
país agroexportador en un campo que no pertenecía a quien lo trabajaba. Eran
muy pocos, casi nulos, los campesinos pequeños propietarios de tierras, los
minifundistas.
Prisioneros de la tierra es una denuncia sobre la
explotación de los trabajadores de la yerba mate en Misiones: el mensú, nombre que recibe el trabajador
rural de la selva en la zona de Paraguay y las provincias argentinas de
Corrientes y Misiones, al que se le imponían regímenes de trabajo forzado en
condiciones abiertamente esclavas. Donde los intentos de abandonar las
plantaciones eran castigados con azotes o la muerte. También constituía una
práctica habitual la violación de las mujeres de los mensúes por parte de los capataces y gerentes de las plantaciones.
ARREADOS COMO GANADO HACIA LOS YERBATALES |
Aquí tenemos la problemática del film: una sociedad
trabajadora reprimida, esclava de los terratenientes a quienes tenían que
obedecer. Una sociedad sin posibilidades de expresión y/o progreso
independiente.
Tal cual se puede observar en la película, la clase obrera y
trabajadora en general (y muy especialmente la rural) necesitaba, requería y
pedía un cambio; estaba en un estado de desesperación, reprimida tanto política como laboralmente.
A pocos años de sancionada la Ley de Sufragio Universal con la que se produce en 1916 el
primer triunfo de un partido denominado popular, la Unión Cívica Radical,
liderada por Hipólito Yrigoyen, que a pesar de ello no logró mejorar la calidad
de vida de los trabajadores, mucho menos aún de los trabajadores rurales, lo
que provocó sentimientos de desazón y grandes conflictos como la Semana Trágica
y los fusilamientos de la Patagonia rebelada.
EL MOMENTO DE LA PAGA ESCASA |
Las leyes protectoras del
peón de campo
La siguiente década estaría dominada por dictaduras y crisis
económicas, en este contexto surge un coronel que rápidamente comienza a
mostrar un perfil diferente: Juan Domingo Perón,
orientado a un “capitalismo más socializado”, humanizado, toma como principal
interlocutor a la clase trabajadora, con un
programa sindical histórico en el que se sancionó el Estatuto del Peón de Campo, entre otras acciones.
El Estatuto del Peón de Campo fue establecido mediante un
decreto del Poder Ejecutivo Nacional en 1944; esta normativa fue la primera en
fijar, para todo el territorio de la república, condiciones de trabajo
humanitarias para los asalariados rurales no transitorios, entre ellas:
salarios mínimos, descanso dominical, vacaciones pagas, estabilidad,
condiciones de higiene y alojamiento.
A la par del Estatuto del Peón de Campo se dictaron sucesivos decretos
que regularon el trabajo transitorio de las cosechas. Posteriormente, la ley
13.020, fijó mayores precisiones sobre las modalidades en que debían
desarrollarse los trabajos y creó la Comisión
Nacional de Trabajo Rural como organismo intersectorial (con representación
del gobierno, de los sindicatos y de los empleadores) encargado de decidir las
condiciones de trabajo que regirían en cada cosecha y en cada zona del país.
En 1980, en pleno desarrollo de la Dictadura que asoló
Argentina entre 1976 y
1983, el Estatuto del Peón de Campo
fue derogado y reemplazado por el decreto ley 22.248, donde por ejemplo, dejaban de contemplarse la regulación
de las relaciones laborales para los “trabajadores no permanentes” (que se estiman en unos dos
tercios del total de los trabajadores rurales), mientras que para los
trabajadores fijos la ley se convertiría en letra muerta, debido a la desidia
del Estado y a la voracidad de la patronal del campo.
Estos derechos desechados, fueron reinstalados
por ley durante la presidencia de Cristina
Fernández de Kirchner, con el nuevo régimen del trabajador rural
(21/12/2011). La norma recupera varios derechos de los peones del campo que
habían sido establecidos durante el paso de Juan Domingo Perón por Previsión
Social (año 1944). Como marca significativa, la nueva regulación incorpora a
este sector dentro de la Ley General del Contrato de Trabajo. Por otro lado,
fija que las remuneraciones no podrán ser menores al salario mínimo, prevé
horas extra, descanso semanal, condiciones adecuadas de higiene, seguridad y
vivienda para los más de 900.000 peones rurales. Además, se pone fin al
concepto de jornada laboral de sol a sol, al fijarse como límite las ocho horas
diarias y las 44 horas semanales y se crea un nuevo régimen previsional, a
partir del cual los trabajadores podrán jubilarse con 57 años y 25 años de
aportes, aunque el llamado “trabajo en negro” nunca pudo ser erradicado debido
al poder del campo y la dificultosa fiscalización oficial.
El
punto más polémico fue la eliminación del Registro de Peones
(RENATRE), que manejaba, desde el gremio, Gerónimo “Momo” Venegas –un aliado del duhaldismo y luego del macrismo–, junto a las patronales del campo; con esta ley
se creaba el RENATEA (Registro Nacional de
Trabajadores y Empleadores Agrarios), que pasó a depender directamente del
Gobierno Nacional.
Sin embargo, efímera sería la vigencia de este registro, ya que partir del actual gobierno de
Cambiemos, se volvió al viejo RENATRE, de un gremio cuasi patronal dominado hasta
su fallecimiento por aquel lamentable dirigente gremial.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://html.rincondelvago.com/historia-del-cine-argentino.html
-http://www.cinemascampo.org/documentos/El-Mensu-y-la-historia-de-la-Tierra-en-Argentina_Romulo-Pullol_INCAA.pdf
-http://www.renatre.org.ar/institucional/que-es-renatre/
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