La imprudencia y la irresponsabilidad
como motores de la tragedia
Argentina
ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito.
Mueren 21 personas por día; hay 7.613 víctimas fatales por año (2014), unos 120
mil heridos de distinto grado y miles de discapacitados. Los accidentes de
tránsito en nuestro país son la primera causa de muerte en menores de 35 años,
y la tercera sobre la totalidad de los argentinos. El número de muertos también
es elevadísimosi se lo compara con el de otros países, llegando a tener 8 o 10
veces más víctimas fatales que en la mayoría de las naciones desarrolladas en
relación a la cantidad de vehículos circulantes. Las pérdidas económicas por
estos hechos superan los U$S 10 mil millones anuales.
No se
trata de meras estadísticas, detrás de esas cifras prevalecen vidas humanas
truncadas, familias destrozadas, sueños, proyectos que no podrán ser.La
frialdad de los números no nos permite percibir en su real dimensión las
cientos de historias dramáticas que se disparan a partir de estas situaciones
aciagas.
Afortunadamente,
hay entidades que se ocupan de asistir a las víctimas de los accidentes de
tránsito. Una de ellas es la Asociación
Civil Ayuda al Accidentado, que se creó hace más de treinta años, fue la
primera en el país sobre el tema, una auténtica pionera.“Nosotros tenemos un cuerpo de
abogados, la gente nos contacta. Nos encargamos de todos los trámites legales
para que el damnificado pueda cobrar el seguro, sea un cobro judicial o
extrajudicial, depende de lo que ocurra en el momento, en el medio del camino.
Acompañamos a la víctima constantemente. Nos ocupamos de accidentes en la vía
pública -mayormente de tránsito- y, en algunos casos, de accidentes laborales.
Cualquier persona puede recurrir a nosotros siempre y cuando sea víctima porque
si es el imputado, tiene su propio seguro que lo atiende”, señala Silvia Castro, coordinadora de la
organización junto a su padre, Alfredo
Castro, fundador de la misma y vecino de Balvanera. Los casos que atienden son muy variados: desde una
muerte hasta un golpe simple, es decir, no hacen distinción entre casos grandes
y chicos.
La
normativa vigente es la Ley de Tránsito y Seguridad Vial (Ley 26.363),
sancionada en 2008, complementaria de la Ley 24.449, de 1994.Algunos expertos
sostienen que se trata de un conjunto de medidas auspiciosas que se queda en la
teoría y no tiene una real aplicación en la práctica. Según la opinión de
Castro, debería reformarse porque no resulta efectiva: “Hay que cambiar la ley. Yo no
estoy de acuerdo con que una persona que mata con su auto a alguien en la calle
quede detenida algunas horas, un día y después salga en libertad como si nada.
Para mí eso tendría que cambiar. Depende del criterio de los jueces. Yo creo
que habría que unificar los criterios de los jueces”.
De todas
maneras, corresponde recalcar que la aprobación de dicha ley significó un paso
importante, ya que creó la Agencia Nacional de Seguridad Vial, organismo
descentralizado en el ámbito del Ministerio del Interiorcon autarquía económica
financiera y personería jurídica propia que tiene como misión “la reducción de
la tasa de siniestralidad en el territorio nacional, mediante la promoción,
coordinación, control y seguimiento de las políticas de seguridad vial,
nacionales e internacionales”, de acuerdo a lo establecido por la norma.
Las causas
de esta verdadera tragedia nacional son múltiples. Muchas rutas y calles no
están en buen estado ni bien señalizadas. Mucha gente no respeta los límites de
velocidad, no usa casco o cinturón de seguridad. A esto se suma que los
controles son escasos y poco eficaces. Asimismo, las licencias para conducir se
otorgan sin la suficiente rigurosidad ni exigencia.Además, todavía no funciona una
supervisión generalizada sobre el estado de seguridad de los vehículos y no se
imparteEducación Vial en las escuelas. “En la gente grande hay mayor conciencia
sobre el tema; en los jóvenes, no, sigue todo igual, se ve todos los días. Los
problemas más gravesson la imprudencia, el alcohol, la droga. Para reducir el
número de víctimas habría que tener un poco más de conciencia. No se pueden
poner 5.000 o 10.000 policías en la calle para que no haya accidentes, es
imposible porque se pone en una esquina y pasa en la otra.Tendrían que estarsaturadas,las
24 horas del día, todas las esquinas de gente cuidando para que no pase nada”,
explica la coordinadora de la asociación.
Castro no
se muestra demasiado optimista respecto a que el problema pueda paliarse de
aquí a unos años: “Esperemos que la situación mejore en el futuro, lo que pasa es que en
tanto y en cuanto hagan autos tan rápidos y haya gente al volante tan joven,
pasan las cosas que pasan. Un auto, en una cuadra, llega hasta los 90 km/h, ¿cómo
lo parás? Además, el registro se entrega a los 17 con autorización. A los
chicos les enseñan poco del tema en la escuela. Estando sobrio todo el mundo
sabe, es bueno y anda bien. Aunque los jóvenes estén bien preparados, si salen
y toman, pierden todo tipo de reflejos y ocurren las tragedias”.
Aquellas
personas que deseen comunicarse con la asociación pueden hacerlo en los
siguientes números: 4863-9803/ 15 5713 2706/ 15 5713 2710 oenviar un mail a
sisuca13@gmail.com.
Laura Brosio
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