EL MERCADO RIVADAVIA
En
el año 1862 se prohíbe por ley el funcionamiento de mercados en las plazas
públicas, como era habitual entonces. Tales espacios se
destinarían a partir de ese momento al usufructo de la población, por lo
que comienzan a delinearse las primeras estructuras edilicias específicas de
grandes centros de abastecimiento, el más antiguo de todos fue el Mercado del
Plata, que se inauguró en 1862.
Hacia
el año 1878 se había presentado un pedido de
instalación de un nuevo gran “mercado de concentración”, en la zona de
Balvanera. Se trataba del “Mercado
Rivadavia”, en un terreno de propiedad de Mariano Demaría. Recién en 1881 se autorizó la obra,
en la esquina NE de Rivadavia y Azcuénaga, justo frente a la antiquísima y
desaparecida pulpería del precursor del barrio de Balvanera, González Varela (El
Miserere). Así es como dos comerciantes, E. Cossio y J. Martínez tramitan el
permiso municipal, y el mercado finalmente se
inaugura el 26 de febrero de 1882.
Los materiales utilizados en su construcción eran de primera
calidad; el edificio mostraba un estilo de líneas modernas y, aunque de una
sola planta con altillos, no desprovista de elegancia, lucía excelentes comodidades
para la época como picos de gas y agua corriente.
El
Mercado Rivadavia se transformó en uno de los centros comerciales más grandes
de Buenos Aires, abarcaba la mitad de la manzana (5.000
m2), tenía tres entradas, una de ellas sobre Rivadavia al 2349, otra
sobre Azcuénaga y la última casi llegando a Bartolomé Mitre, que era por donde ingresaban
los carros con la provisión de mercaderías que arribaban desde quintas
cercanas.
El
mercado contaba con 136 puestos minoristas de las más variadas especialidades,
especialmente productos frescos, frutas, verduras, carnes, pescados, huevos y
pollos, que eran conservados vivos en jaulas, elegidos por el comprador y
sacrificados en el mismo momento de la venta.
Además
había puestos de ropa, bazar, fiambres, quesos, pajarerías y venta de perros,
gatos, torcazas y hasta monitos y conejos que hacían las delicias de los
purretes del barrio.
El 12 de octubre de 1923 Justo Romero inaugura en el mercado su
pajarería “Once”, que permaneció allí hasta que el mercado cerró, para
trasladarse después a la calle Rivadavia 2561, donde continuó abierta muchos
años después, atendida por los hijos y nietos de Justo.
Rápidamente
la zona se fue poblando de tiendas, cafés, cigarrerías, confiterías y otros comercios
afines al rubro, o con productos complementarios de dicha actividad.
La administración empleaba a un escribiente, un cobrador y cinco
encargados de limpieza. En su ochava de Azcuénaga y Rivadavia, junto a los
locales más privilegiados, se encontraba el café “Cittá”, de Piacenza, famoso
por sus mesas de billar. Asimismo, en la década
del 30 se fundó el “Café Bar y Restaurante Gildo”, con parrilla criolla,
administrada por Ricardo Cazzolino, donde era curioso ver en sus vidrieras los
enjambres de caracoles que trepaban por el vidrio, destinados al consumo. Más tarde
cambió de nombre por el de “Ricardo”. Posteriormente también se levanta otro café en Balvanera con el mismo
nombre “Gildo”, en Pueyrredón 39, y una confitería con igual nombre en
Corrientes y Medrano.
Tras
medio siglo de existencia, en 1937 el mercado se vendió a la compañía de
seguros El Comercio, que demolió el grueso de sus
instalaciones interiores, no así su fachada, que se conservó hasta el año 2014.
En la misma ochava también funcionó la agencia de coches Pérez Roldán. El
edificio fue totalmente demolido para construir en su lugar una monumental
torre.
EL MERCADO MODELO
Según
la Memoria Municipal del año 1884, la Municipalidad de Buenos Aires se resistía
a otorgar nuevas concesiones para la instalación de mercados privados, debido a
que perdía una inmejorable fuente de recursos: “La concesión a particulares para construir y habilitar
establecimientos de esta clase, envuelve la
completa renuncia de la Corporación a una pingüe renta verdaderamente
municipal”.
Ya
en 1883, el intendente Torcuato de Alvear señalaba que la renta de los mercados constituía un incalculable ingreso que
perdía el municipio si se les otorgaba como concesión a los particulares, por
lo que no era bueno abandonar estos mercados, al tiempo que dejaba en
manos privadas la fijación de alquileres en el arrendamiento de puestos.
Para
ese año, el producto anual de los mercados municipales había aportado al fisco
la suma de 317.542 m/n, pero a pesar de ello se otorgaron concesiones
particulares para los mercados Pilar, Modelo y San Cristóbal, ascendiendo a
nueve los mercados particulares de entonces.
El Mercado Modelo era un espléndido edificio de dos plantas ubicado en la calle
Lorea (hoy Pte. Luis Sáenz Peña) entre Rivadavia y Victoria (hoy Hipólito
Yrigoyen), o sea que atravesaba a lo ancho la actual Av. de Mayo. Propiedad de Teófilo Lanús, el mercado se construyó bajo
la dirección del arquitecto Fernando Mogg y fue inaugurado el 23 de marzo de
1884.
Con una superficie de 5.700
m2, se erigió como el mejor de los establecimientos en su género,
sobre todo por su
constitución distributiva e higiénica. Albergaba excelentes puestos de venta de
carne, verdura, frutas, pescados, etc.; según la Guía Ilustrada de Buenos Aires
era envidiable por los mejores mercados de Liverpool. A pesar de ello el
edificio se mantuvo abierto solo por dos años, después de que el intendente Alvear
solicitara a Bernardo de Irigoyen que declarara
de utilidad pública a las manzanas ubicadas entre las actuales Rivadavia e
Hipólito Yrigoyen, para la apertura de la actual Av. De Mayo. Sin dudas, la
edificación del mercado resultó ser todo un error de cálculo de los
emprendimientos privados de entonces. Así, cuando el 21 de septiembre de 1885
se reglamentó la ley de apertura de la citada avenida, el Mercado Modelo pasó a
la órbita municipal con destino de demolición; se recomendaba trasladar los
sólidos pabellones de hierro a otro punto de la ciudad.
Fue
quizás el mercado de más efímera duración de la ciudad, dejó de funcionar hacia
el año 1893.
En su reemplazo se levantó el Mercado
Nuevo Modelo (1895), en Montevideo y Sarmiento, con una superficie de un
cuarto de manzana. Realizado por el arquitecto Juan Antonio Buschiazzo y construido por la empresa Zamboni, toda una interesante estructura metálica, que se inauguró
el 12 de junio de 1895.
Los muros de la fachada sugieren dos
pisos de altura con una arquería rústica en la base y una doble en el piso
superior. El acento estaba puesto en los accesos, con arcos de doble altura seguidos
por una bóveda de cañón. Esta caja relegaba hacia el interior y hacia atrás la
mayor altura de la estructura de la cubierta de hierro y vidrio.
Afortunadamente, el grueso de los
puesteros del Mercado Modelo se reubicó en este
último mercado, en el Spinetto y en el Abasto de
Buenos Aires.
La paradoja de este efímero mercado
Modelo, víctima de las imprevisiones y vaivenes de la política, es que se haya pulverizado en menos de diez años tan importante estructura
edilicia, que tal vez nunca debió haberse construido en aquel lugar.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-Radovanovic,
Elisa, Av. de Mayo Buenos Aires,
Ediciones Turísticas, 2002.
-Aguilar
Graciela y otros, Mercados de Buenos
Aires, Olmo Ediciones, 2014.
-http://arquitecto-buschiazzo.blogspot.com.ar/2009/08/caba-montevideo-y-
sarmiento-nuevo.html
-http://es.wikipedia.org/wiki/Mercado_Modelo_%28Buenos_Aires%29
-Periódico
Primera
Página nº 90, octubre de 2001.
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