José de San Martín,
encarnación del Arquetipo del Héroe
Solar.
Tal vez, pocas personas reales, de carne y hueso, hayan
encarnado mejor como ocurre con el general José de San Martín, lo que el sabio
suizo Carl Gustav Jung (1875/1961) el discípulo más destacado de Sigmund Freud
y, luego, amplificador de sus hallazgos a través del desarrollo de una escuela
psicológica propia, denominó el Arquetipo del Héroe Solar.
El
Héroe Solar simboliza el paso del psiquismo infantil a la mente adulta. Es
quien se adueña de su vida para construir el futuro que lleva en sí mismo y no
aquél que otros le confieren. Su frase – tal vez más famosa – implica
precisamente eso: “Serás lo que debas ser
o si no serás nada.”
¿A
qué se refiere el Libertador con ese “debas
ser”? No hay que confundirse aquí. No es lo que “desde fuera” los demás
esperan que uno sea; sino lo que brota de lo interno; las capacidades innatas,
aquellas esencias con las que se ha nacido (que el Omnipotente ha puesto en
cada quién) pero que habrán de mantenerse en potencia – latentes – hasta que la
persona decida atreverse a recorrer los senderos arriesgados que – siguiendo a
Píndaro – lo conduzcan a convertirse en quien en verdad es.
Por
eso, y tal como ha quedado plasmado en la historia de vida del Padre de la
Patria, se trata de algo simple pero en modo alguno fácil ni gratuito. Es la
decisión de una vida exigente, proactiva, dispuesta a la aceptación de riesgos
por enfrentar lo desconocido, la apertura de senderos insospechados, el interés
por atravesar nuevos horizontes; de ejecución constante, con elevadas miras y –
a la vez – búsquedas concretas, bien definidas.
El
Héroe Solar acepta – y se atreve – a llevar adelante una existencia que, para
nada, le será tranquila ni cómoda; empero se ha esclarecido en la comprensión
de que la Libertad está reñida con los espacios de confort. La comodidad
siempre aparece aquí como un engaño para el sometimiento y la esclavitud sino
de física al menos – y no por ello menos importante – mental, de pensamiento.
Por
eso la vida de San Martín es la de alguien siempre sediento de nuevo
conocimiento, dispuesto a permanentes aprendizajes. Su equipaje no lo
constituye el catre más placentero sino un conjunto de selectos textos. La
lectura permanente, la ejercitación del juicio crítico, el análisis deductivo,
la conversación entre personas que hacen de la práctica de la inteligencia una
sagrada ceremonia cotidiana.
Quien
encarna al Arquetipo del Héroe Solar es aquel dispuesto a tomar decisiones y
ejecutarlas en consecuencia. Se ha dicho que San Martín demostró ser un traidor
al servicio de ocultos intereses cuando quebrando su juramento de lealtad al
Rey de España decide luchar en su contra. Claro, desde una lectura superficial podría
parecer un acto de traición. Mas, en verdad, es una conducta de justa lealtad
para con el mayor valor al que puede aspirar un humano: el ejercicio de la
Libertad plena. Y esa meta sólo habría de concretarse generando las condiciones
para que los habitantes de las tierras virreinales tomaran a su cargo la
decisión de qué forma de gobierno decidían tener y quiénes habrían de
ejercerla.
Sólo
un Héroe Solar puede abandonar el conjunto de seguridades que siempre – en
todos los tiempos y culturas – otorga situarse en el sitio “políticamente
correcto” para ir en busca de una aventura que – por aquellos días – más
pareció semejarse a los intereses de Don Quijote de la Mancha que a los de un
militar persiguiendo la gloria y los beneficios del poder logrado a través de
la espada, el cañón y la lanza.
Comenta
un viajero que habiendo conocido a José de San Martín en meses anteriores al
cruce de los Andes, le llamó la atención que no se detuviera – siendo el hombre
al mando – ni para el almuerzo. Reseña que lo hacía de pie, con los alimentos –
siempre frugales – en su mano, y sin perder un minuto para impartir órdenes o
controlar aquello que había delegado.
Cuando
se encarna el Arquetipo del Héroe Solar es porque se está dispuesto a enfrentar
todo tipo de imprevistos y adversas situaciones. El Héroe Solar descansa poco,
trabaja mucho, lidera con su mente mas exponiendo su cuerpo; confía en sí
mismo, analiza los proyectos, tiene en cuenta las consecuencias que provocarán
sus actos, deduce sobre los pasos siguientes y – por sobre todo – aunque tiene
la soledad habitual en el líder conoce que no se encuentra solo y que puede
confiar en ese “nos” superador del “yo” que permite la concreción de los
grandes logros. ¿Qué habría sido de Jasón de no haber contado con los Argonautas?
¿Cómo habría huido Ulises de tantas peripecias de no haber contado con sus
marinos? Por eso José de San Martín desarrolla una labor cuya pericia consiste
en contar con las personas idóneas que pueden provocar hechos más allá de lo
esperable: inmejorable ejemplo la acción de Juan Gualberto Gregorio de Las
Heras en Cancha Rayada.
Ningún
sufrimiento, malestar o dolor amilana al Héroe Solar. Y así acontece con el
general San Martín. Si bien los libros escolares lo muestran atravesando la
cordillera de los Andes en brioso corcel blanco vistiendo uniforme de gala, lo
cierto es que hizo el viaje en litera soportando intensos dolores provocados
por enfermedades que padecía y obligado a mantener la mente lúcida para no
equivocar órdenes y disposiciones. Es que el Arquetipo del Héroe Solar implica
la presencia de una personalidad luminosa; alguien que no sólo es el artífice
de su propio destino sino que enseña el recorrido para que sea transitado por
otros. No hay egoísmo ni mezquindad en su obrar pero sí exigencia, disciplina,
honor y lealtad.
Un
Héroe Solar o bien muere en la realización de alguna de sus peligrosas empresas
o – avanzados los años – pasa a convertirse en ese otro arquetipo al que Carl
Jung denominó el Arquetipo del Anciano Sabio. Eso es, precisamente, lo que
ocurre con San Martín. Pues al no tener una ambición desmedida ni perseguir
beneficios personales, conoce en qué momento retirarse a tiempo para refugiarse
en eso que los filósofos griegos señalaron como la máxima realización de la
persona ya retirada de las lides: el ejercicio sereno y vasto de la
conversación con personas interesantes. Eso es lo que elige el Padre de la
Patria.
Allí
está, entonces, el Anciano Sabio. La persona de consulta. Distante de vaivenes
y de tira y aflojes circunstanciales.
El
Héroe Solar que ha construido toda su vida con pruebas de peligro permanente
teje así una enseñanza que habrá de ser iluminadora para todos quienes se
propongan atenderla. Como puede apreciarse, el paso del tiempo, las modas o las
formas de comunicación no son limitación para lo que un Héroe Solar ha
sembrado.
Esa
encarnadura en el Héroe Solar es lo que hace que el general José de San Martín
siga vivo – y tal vez, más vivo hoy que nunca antes – a pesar de haber
fallecido hace ya tanto. Ocurre que se cumple aquí aquello que afirma el
romancero español cuando señala:
“Velar se debe la vida/ de
tal suerte/ que viva quede en la muerte.”
Antonio Las Heras
Antonio Las Heras es doctor en
Psicología Social y magister en Psicoanálisis. Profesor universitario. Director
del Instituto de Estudios e Investigaciones Junguianas de la Sociedad
Científica Argentina. Presidente de la Asociación C. G. Jung Argentina y Miembro
Honorario de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), además de lector de
Primera Página. www.antoniolasheras.com
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