El efecto devastador de la crisis
29-10-1929
EL MARTES NEGRO EN EE.UU.
– EL COMIENZO DE LA GRAN DEPRESIÓN
En cada nueva
crisis hay ganadores y perdedores, sin embargo, los eternos perdedores son siempre
los pueblos.
La crisis de 1929,
conocida como la “Gran Depresión”, fue uno de los eventos más impactantes en la
historia económica y política del siglo XX. Se inició en Estados Unidos y se
propagó a nivel mundial, dejando una huella imborrable en la sociedad y la
economía de la época. Se produce durante el período de
“entreguerras” (1ª
y 2ª guerras mundiales) y en el recambio capitalista, donde
los EE.UU.
remplazarán a la hegemonía mundial de
Inglaterra, y contribuirán al ascenso
irresistible del nazismo en Alemania y el
fascismo en Italia.
EL CONTEXTO HISTÓRICO
El mundo salía de la
primera guerra, y la Alemania derrotada perdió,
por el Tratado de Versalles de 1919, parte de su territorio y todas sus
colonias; las potencias vencedoras (Estados
Unidos, Gran Bretaña, Francia y los otros estados aliados) le impusieron
disposiciones punitivas para su territorio, milicia y economía, de imposible
cumplimiento, sumiéndola en una grave crisis
interna. La industria alemana –que había dependido de la asistencia estadounidense para subsistir– entraría en profundos aprietos, aún más, las
instituciones estadounidenses comenzaron a demandar el pago de créditos con
adelantos. Ante la falta de capital, las fábricas germanas se achicaron o
incluso desaparecieron. Los trabajadores despedidos no tuvieron dinero para
gastar. Los precios cayeron y la economía se desplomó. La pobreza y la
desesperación agobiaron a las familias.
La Gran Depresión
arrastró en su caída a la ortodoxia liberal, cuyos puntales eran la división internacional del
trabajo entre países avanzados y la periferia capitalista productora de
materias primas; el patrón oro; y la doctrina del laissez-faire que
consagraba la primacía absoluta de los mercados y, como contrapartida, el
“estado mínimo” que se limitaba a garantizar que aquéllos pusieran bajo su
órbita los más diversos componentes de la vida social instaurando, de hecho,
una verdadera “dictadura libremercadista”, llega a su fin.
A fines de 1929, con
el estallido de la Gran Depresión, el mundo que emergió de las cenizas de aquella
crisis fue muy distinto: la división internacional del trabajo comenzó a
desdibujarse porque algunos países de la periferia iniciaron un vigoroso
proceso de expansión industrial. El patrón oro fue reemplazado, luego de un
turbulento interregno que concluiría recién con el fin de la Segunda Guerra
Mundial, por el dólar, que se instituyó como moneda universal de cambio porque
en ese momento no había ninguna otra que pudiera competir con ella habida
cuenta de la destrucción originada por la guerra. Y, lo más importante: los
mercados fueron sometidos a una creciente regulación por parte de los
gobiernos, lo que llevó a trastocar una asimetría que si antes había sido
enormemente favorable a los mercados pasó a serlo a favor de los estados.
Consecuentemente, el gasto público requerido por las nuevas demandas de una
ciudadanía movilizada y empoderada por las luchas contra la depresión y la
reconstrucción de la posguerra, hizo que el
tamaño del estado en relación al PBI creciera de manera notable.
COMIENZO DE LA
DEPRESIÓN
Todo comienza el 24 de octubre de 1929 (Jueves Negro), cuando
estalla el pánico en el edificio de la Bolsa de Nueva York, que se
ve rodeado por grandes multitudes. No era un desfile popular ni una fiesta pública,
era una zozobra de miedo y pánico, el mercado financiero se había desplomado,
con 2,6 millones de acciones vendidas en una caótica oleada de negocios. Más
que una oleada, fue un huracán. El mercado mantuvo su espiral descendente
durante el resto de esa semana y las siguientes. El lunes, la bolsa cayó un 12,8%. El martes 29 –un
día que pasaría a conocerse como el Black Tuesday (Martes
Negro)–, se registró una caída adicional del 12%. En esta etapa, en los
Estados Unidos de 1929 a 1933, el Producto Bruto Interno cayó un 28,6 %,
la tasa de desocupación que era de 3,2 % en 1929 subió a 24,9 %
(aproximadamente 13 millones de personas) en 1933. El volumen del comercio
mundial disminuyó un 14,5 % desde 1929 a 1931 y vuelve a descender un
12,2 % desde 1931 a 1933. A comienzos de 1933, cuando Roosevelt asumió,
casi la mitad de los bancos había quebrado.
Registros de la crisis del ´29
La depresión tuvo efectos devastadores
en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se
transmitieron como una epidemia, cayeron la renta
nacional, los ingresos
fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio internacional descendió
entre un 50% y un 66%, el desempleo en los
Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente
afectadas, especialmente las que dependían de su industria pesada, y de la industria de
la construcción, que prácticamente se detuvo;
la agricultura de las zonas rurales sufrió la
caída de los precios de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60%, los efectos negativos en muchas zonas duraron hasta el
comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
En el plano
internacional, el ascenso de Estados Unidos como
potencia destruyó la hegemonía inglesa sin poder reemplazarla en lo inmediato.
La Primera Guerra Mundial agudizó esta contradicción. Estados Unidos era ya
desde los años ’20 una potencia económica y militar (tenía casi la mitad de las
reservas en oro del mundo, la productividad del trabajo era 1,5 veces mayor a
la británica, y el valor de la libra esterlina se calculaba en dólares), pero debido a que intervino
tarde en la Primera Guerra Mundial y que no
demostró aún en el período de entreguerras la voluntad política de
transformarse en el nuevo imperialismo dominante, fue cambiando desde la crisis
del 30 y en particular durante la Segunda Guerra Mundial.
El temor del capitalismo
a la revolución obrera internacional incidió en ese cambio.
La decadencia del
imperio inglés y el inicio de la lucha internacional de las potencias
imperialistas por la redistribución del mundo, abrieron la época más convulsiva
del capitalismo internacional con el triunfo de la Revolución rusa de octubre de 1917, las dos grandes guerras
mundiales, y la Gran Depresión de los años ’30 que dejó en evidencia la quiebra
del sistema del comercio internacional y de
pagos y mostró la vulnerabilidad de aquel esquema de libre comercio y patrón
oro instaurado en 1813 en Inglaterra; era el fin
del liberalismo económico o “laissez faire”.
En esta inquietante
realidad aparece la figura de Adolf Hitler y del partido nazi, que su creciente
popularidad los llevó a ser el partido con mayor representación en el Parlamento alemán en
1932, y Adolf Hitler fue nombrado canciller en
1933. Luego, ese gobierno provocó una crisis política tan profunda en Europa
que desembocó en la Segunda Guerra Mundial.
Con la Revolución rusa, y tras el nuevo cuadro que dejó
la Segunda Guerra
Mundial, se produce un nuevo reparto del
mundo, múltiples países se independizan, aparece el llamado Tercer mundo, dos grandes bloques –el campo socialista, y el bloque capitalista–, todo confluye en la Guerra
fría, que será parte de una nueva etapa de la historia mundial a continuar
analizando, ya que el devenir de histórico no se detiene, nuevos nubarrones
depresivos aparecen en el horizonte, y Argentina no es ajena de la crisis mundial
actual y por venir.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-https://atilioboron.com.ar/la-economia-despues-de-la-catastrofe/
-https://elhistoriador.com.ar/ganadores-y-perdedores-tras-la-caida-de-wall-street-de-1929/
-https://www.todamateria.com/la-gran-depresion/#:~:text=La%20Gran%20Depresi%C3%B3n%20fue%20una,y%20un%20malestar%20social%20generalizado.
-https://www.todamateria.com/la-gran-depresion/#:~:text=La20Gran%20Depresi%C3%B3n%20fue%20una,y%20un%20malestar%20social%20generalizad
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