El 22 de abril de 1985 comienza el histórico
Juicio a las Juntas de la última Dictadura Militar
“El miedo seca la boca, moja las manos y mutila.
El miedo de saber nos condena a la ignorancia; el miedo de hacer, nos reduce a la
impotencia. La dictadura militar, miedo de escuchar, miedo de decir, nos convirtió
en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar, nos enferma de
amnesia: pero no se necesita ser Sigmund Freud para saber que no hay alfombra que
pueda ocultar la basura de la memoria.”
Eduardo
Galeano
(El
libro de los abrazos, 1989)
Este 22 de abril se cumplen 34 años del comienzo
de los juicios a las Juntas de la Dictadura Cívico Militar más cruel y brutal que asoló nuestra
historia, con miles de asesinatos, secuestros, torturas,
violaciones, apropiación de bebés, incautación de
bienes y un saldo final de 30 mil desaparecidos.
El 9 de diciembre de 1985 culmina aquel proceso y la sentencia condenó a
algunos integrantes de las tres primeras Juntas Militares a severas penas por delitos de lesa humanidad,
incluyendo la prisión perpetua a los principales responsables.
Sin embargo, pronto comienza otro proceso inverso, dictándose leyes
como la de Obediencia
Debida y el Punto Final, que evitarán nuevos juicios
a miles de genocidas y culminará con los indultos en 1990 decretados por el ex presidente
Carlos Saúl Menem, que recién en el año 2006 la justicia declarará inconstitucionales. A
partir de entonces comienzan a enjuiciarse a miles de genocidas que hasta entonces
permanecían impunes.
"EL NUNCA MÁS" |
ANTECEDENTES
Entre el 24 de marzo
de 1976 y el 10 de diciembre de 1983, tras 7 años, 8 meses y 14 días de dictadura militar, asume el gobierno radical
de Raúl Alfonsín. Las tres Juntas
que se sucedieron como “gobierno de facto” autoproclamado “Proceso de Reorganización
Nacional”, llevaron a cabo una acción represiva en línea con el terrorismo de Estado
conocida como guerra sucia, coordinada con otras dictaduras
instaladas en países sudamericanos a través del Plan Cóndor, contando
con el apoyo de los
principales medios de comunicación e influyentes grupos del poder civil, con la necesaria protección
del gobierno de los Estados Unidos y la pasividad de gran parte de la comunidad
internacional.
Esta dictadura
además de abolir las libertades públicas, persiguió, secuestró,
torturó y ejecutó en centros clandestinos de detención a miles de personas, que
luego serían mencionados como “desaparecidos” –unos sospechosos de ser guerrilleros y otros simples activistas civiles
sin relación con las organizaciones armadas–.
Gran cantidad
de ellos fueron asesinados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar desde
aviones militares.
Además se practicó la violación sistemática, se apropió bebés
de las prisioneras embarazadas que debieron dar a luz en cautiverio y en muchos
casos se incautaron propiedades de las víctimas a quienes se obligó a firmar escrituras
de dominio, como ocurrió por ejemplo con los bienes de la familia Graiver. “Papel
Prensa”, hoy en manos del multimedios “Clarín”, rémora de aquellos tiempos, es el mayor ejemplo
de esos años de plomo.
Las Madres de la Plaza de Mayo, madres
de los desaparecidos, comenzaron a organizarse durante la dictadura
con el objetivo de descubrir el destino de sus hijos. En 1977, el grupo
inicial fue infiltrado por el integrante de la Armada Argentina y represor
Alfredo
Astíz, un oscuro capitán de Fragata de la Armada,
conocido como “el Ángel Rubio” o “el Ángel de la Muerte”, resultando secuestrados, torturados
y muertos una cantidad importante de miembros del grupo, incluida la presidenta
y otros miembros fundadores, que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz. Madres
y Abuelas llevaron a cabo una abnegada militancia desde los mismos comienzos de
aquella dictadura, logrando recuperar al momento a 128 nietos.
PARTICIPANTES EMPRESARIALES Y CIVILES
La necesaria
participación de empresarios civiles y medios de comunicación en los grupos golpistas,
es muy anterior a 1976. Celestino Pereda de la Sociedad Rural Argentina denunciaba
al gobierno constitucional como “sovietizante”; Juan Alemann proponía
imponer una política de desaparición de personas desde las páginas del Argentinisches Tageblatt
y José Alfredo Martínez de Hoz que colaboró, fue designado
Ministro de Economía de la dictadura.
La colaboración
de los dueños y directores de muchas de las mayores empresas de la Argentina, como
Mercedes-Benz, Ford, Ingenio Ledesma, fue decisiva para la labor represiva de la
dictadura militar entre 1976 y 1983. La suspensión de la actividad sindical, de
las normas laborales, la desaparición de miles de trabajadores, activistas y dirigentes
sindicales, contó con la participación activa de las empresas en las que trabajaban,
que pasaron listas de activistas, prestaron sus instalaciones y vehículos o que,
en muchos casos, orquestaron las desapariciones y secuestros.
Por su parte,
la Santa Sede había designado
poco antes como nuncio en Argentina a un miembro de la logia anticomunista Propaganda
Due, Pío Laghi, a la que también pertenecía el almirante Emilio Eduardo Massera, comandante en jefe de la
Armada y una de las cabezas de los golpistas. La Alianza Anticomunista Argentina, continuó
operando, desde la época de López Rega, tejiendo lazos con el golpe de Estado terrorista;
muchos de sus miembros fueron designados por la dictadura en posiciones estratégicas
en la represión.
LA SENTENCIA
Aquella sentencia inicial fue el resultado de un sumario de más de 38.000
fojas y 9.000 agregados. En ella, la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal
y Correccional, a partir del análisis de 281 casos presentados durante el juicio,
condenó a los acusados Jorge Rafael Videla
y Emilio Eduardo Massera a la pena de reclusión perpetua; a Orlando Ramón Agosti a cuatro años y seis
meses de prisión; a Roberto Eduardo Viola
a diecisiete años de prisión y a Armando
Lambruschini a la pena de ocho años de prisión, con accesoria de inhabilitación
absoluta perpetua en todos los casos. Resultaron absueltos Omar Domingo Rubens Graffigna
y los integrantes de la tercera junta: Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac
Anaya y Basilio Lami Dozo.
LOS CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIÓN
Proliferaron
los Centro Clandestinos de Detención,
que fueron espacios donde se recluían gremialistas, dirigentes políticos, profesionales
y supuestos terroristas, sometidos a condiciones extremas, en un plan sistemático
de desaparición de personas en el marco de un régimen de terrorismo de Estado y
el horror de una dictadura fascista. Se diseminaron
a lo largo y a lo ancho del país centenares de estos centros
y fueron un alerta para las generaciones futuras de los peligros de aquella pesadilla.
Con sólo mencionar algunos, se verá la magnitud de la complicidad oficial
de un sistema que “chupó”, secuestró y desapareció a más de 30.000 argentinos –por más que algunos “periodistas”, “medios”
y comentaristas hoy vergonzosamente lo minimicen o lo nieguen–.
El Olimpo, el Club Atlético,
la Escuela Mecánica de la Armada, El Vesubio, la Mansión
Seré, el Pozo de Banfield, La Perla (Córdoba), entre muchísimos
otros, son la muestra de aquella pesadilla.
EL POZO DE BANFIELD
Se encuentra
ubicado en las calles Siciliano y Vernet, en la localidad bonaerense de Banfield.
Según el testimonio de sobrevivientes, las primeras reclusiones ilegales datan de
1974, en plena democracia. A partir de 1976, pasó a la órbita del Regimiento de
Infantería Mecanizada Nº 3 del Ejército Argentino, con base en La Tablada. En 1983,
el centro se convirtió en una dependencia de la Policía Bonaerense, la cual funcionó
hasta 2006, cuando fue cedido al área de Derechos Humanos del gobierno provincial
para construir un “Museo de la Memoria”.
LA ESMA
El Casino
de Oficiales de la ESMA funcionó como centro de detención desde el mismo inicio
de la dictadura; el mismo día del golpe de Estado ya alojó secuestrados
por las Fuerzas Armadas, los oficiales a cargo de la institución tenían estrictas
instrucciones de no revelar su identidad ni su afiliación militar al realizar la
captura de los presuntos subversivos.
Allí funcionó
el “Grupo de tareas 3.3.2” a cargo
del SIN (Servicio de Inteligencia Naval) , encargado de la zona norte del Gran Buenos
Aires y de la Capital Federal; que estaba
dirigido por el contraalmirante Rubén Jacinto Chamorro y el capitán
Jorge Eduardo Acosta (el Tigre). Pertenecieron
al mismo entre otros represores, Alfredo
Astiz, Ricardo Miguel Cavallo, Adolfo Donda y Adolfo Scilingo, que fue el responsable del secuestro y asesinato de los
doce desaparecidos de la Iglesia de la Santa Cruz, del periodista Rodolfo Walsh.
Las funciones
principales del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio se centralizaron
en el Casino de Oficiales, edificio residencial para los encargados principales
de la ESMA, aunque también se llevó alternativamente a secuestrados a otros edificios
como la Enfermería o Sanidad, el Taller de Automotores, la Imprenta y el Pabellón
Coy.
Hoy funciona
como Espacio para la Memoria y para la Promoción
y Defensa de los Derechos Humanos con el nombre de Haroldo Conti. En el Espacio se realizan actividades con el objetivo
de preservar la memoria, promover y defender los derechos humanos. Se realizan diversas
actividades culturales y se producen contenidos de actividades con ese fin.
AUTOMOTORES ORLETTI
Fue el nombre
con el que se conoció el centro clandestino de detención,
tortura y exterminio que funcionó entre mayo y noviembre de 1976, en el predio
ubicado en la calle Venancio Flores 3519/21, esquina Emilio Lamarca, en el barrio
de Floresta. Era la base operativa de los grupos de
tareas de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE)
y la Superintendencia de Policía Federal. Allí también se coordinaba la represión
ilegal de militantes del Cono Sur con los servicios de inteligencia de los países
integrantes de la Operación Cóndor.
LOS JUICIOS POSTERIORES
En los juicios
por crímenes de lesa humanidad llevados adelante en todo el país se han imputado
a 2.780 genocidas y cómplices de la última dictadura, de los cuales 750
han sido condenados, lo que significa apenas un 27% del total. Son datos que surgen
del informe publicado por la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad (PCCH)
del Ministerio Público Fiscal, que agrega que al 2 de marzo de 2017 se han iniciado
593 causas; 1.149 imputados se encuentran en libertad y 1.044 detenidos;
mientras 542 imputados han fallecido (467 de ellos sin ser sentenciados y 75 luego
del dictado de su condena o absolución). De todos los responsables no se llegó a
juzgar a los cómplices civiles que hasta el momento o han fallecido o permanecen
impunes, lista que no cesa de incrementarse.
HACIA EL FUTURO
El 24 de marzo de 1976 marcó la historia argentina, las
décadas pasan, pero los argentinos no olvidan, al contrario: con cada nieto recuperado,
con cada juicio fallado en contra de los torturadores, continúa siendo la brasa
de la memoria que enciende una hoguera que ya no quema libros, sino que los produce.
Nuevas publicaciones que abordan desde la ficción
o el texto informativo los crímenes militares circulan, ya no sólo entre lectores
adultos, cada vez más se dirigen a niños y niñas que quieren saber, que necesitan
saber.
Títulos como:
¿Quién soy?,
El mar y la serpiente, Los sapos de la memoria, Diario de un hada, Mañana viene
mi tío, y otros como Abuelas con identidad,
Rompecabezas y Los viajes del Capitán
Tortilla, son algunos hoy disponibles para las jóvenes generaciones que necesitan enterarse
de esta cruenta historia.
Pero ahora toca el turno a los pájaros. Primero
los de Galeano. En su breve texto “Los pájaros prohibidos” en el que una niña propone
ese otro lenguaje que suelen hablar los menores: uno que es a un tiempo el lenguaje
de la imaginación y el de la resistencia. El mismo de “El Principito”, cuando traduce
lo que para el lenguaje adulto es un simple sombrero en una boa que se comió a un
elefante.
El lenguaje para mirar dentro, detrás, debajo,
encima de las superficies, el que encuentra espacios propios para escapar de las
tiranías adultas, el lenguaje con el que operan las resistencias. La niña del texto
de Galeano le propone a su padre, encarcelado, un código secreto: un árbol donde
solo caben ellos dos y desde donde se puede pensar en libertad.
Las voces infantiles o juveniles que cuentan
historias de gobiernos opresores, dictaduras, desapariciones forzadas, resuenan
en los lectores porque la resistencia es también natural a la infancia.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-- http://www.waltergoobar.com.ar/notices/view/274/esma-el-dia-del-juicio-un-documental-que-rescato-la-memoria.html
-- https://linternasybosques.wordpress.com/2016/03/17/los-pajaros-mudos-40-anos-del-golpe-militar-argentino/
--https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201603111057533643-empresarios-crimenes-dictadura/
--https://www.argentina.gob.ar/sitiosdememoria/centrosclandestinos
--https://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2015/05/02/nosotros/NOS-07.html
--https://www.notimerica.com/politica/noticia-juicio-juntas-dia-argentina-sento-dictadura-banquillo-20180422071433.html
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