Teatro Regio: un teatro con historia
Casi en el límite con nuestra
comuna está el Teatro Regio, alejado
de la mayoría de las salas que se encuentran en la zona céntrica de la ciudad. Un imponente edificio. De sus orígenes
conserva su particular estilo barroco español y un techo corredizo que es uno
de sus sellos distintivos, pensado en aquel entonces para hacer frente al calor
intenso en los meses de verano, para que nadie se quedara afuera. Fue
inaugurado el 24 de mayo de 1929, por iniciativa de un acaudalado empresario
residente en la zona que deseaba enriquecerla culturalmente.
¿Una curiosidad? El nombre Regio fue elegido por los propios
vecinos, mediante un concurso abierto para que todos pudieran participar. Y si
bien fue cambiando de manos y también su nombre fue modificado, siempre fue
conocido como Regio. Hasta que en 1991, cuando pasó a formar parte del Complejo
Teatral Enrique Santos Discépolo, su director le devolvió su nombre original.
En 1999 la sala fue reformada y desde 2000 este mítico teatro pertenece al
Complejo Teatral de Buenos Aires. La metamorfosis a lo largo de los años no
pasa inadvertida si se tiene en cuenta que por esta sala emblemática pasó
Carlos Gardel, la figura del tango más representativa de la Ciudad de Buenos
Aires. También albergó apasionantes encuentros de boxeo. Hoy forma parte de la
propuesta teatral porteña con una cartelera que no deja de renovarse. Una
opción ideal para conocer un teatro diferente, por fuera del circuito comercial
tradicional de las salas más conocidas de la Avenida Corrientes. La colonia
artística y las autoridades del gobierno local siguen velando por el cuidado y
mantenimiento del edifico que en algún momento fue pensado solamente para los
vecinos del lugar y hoy pertenece a todos. En cuanto a lo estético, los cambios
se orientaron siempre a optimizar las instalaciones respetando su línea
arquitectónica: en 2009 se renovó la imponente cúpula del teatro con un mural
que maravilla a todos los espectadores apenas ingresan, y de hecho la obra fue
bautizada como La bienvenida. El impresionante trabajo, del artista Ariel Mlynarzewicz,
está dividido en 8 paneles con colores y dibujos que suman más atractivo a este
paseo. Es una buena opción para ver buenas obras a bajo costo, ya que al ser teatro oficial tiene costos más
baratos que el comercial.
“De ilusiones se vive” de Paula
Marrón
“Qué es una ilusión, una
posible verdad o una utopía. No importa, una ilusión es pensar que algo es
posible en cualquier circunstancia de la vida. Quedan las esencias, la voz y en
algún lugar las sentimos sonreír”, expresa Paula
Marrón. Es su primera obra como dramaturga, pero
ha transitado el teatro en múltiples ocasiones y en destacadas asistencias,
direcciones, etc. El teatro es su forma de ver
la vida. Joven y audaz, se manifiesta por
primera vez como dramaturga. Nos pone en una situación compleja desde el
comienzo de la obra.
La acción:
en una sala de un hospital X, hay una enferma que espera a alguien mirando por
la ventana. Siempre será el mismo, un amigo, un compañero de la vida de esos
que uno encuentra por casualidad en la no pertenencia de la existencia misma. Cuando uno está sólo de
toda soledad, ese será el amigo incondicional al que uno le entrega la llave de
su casa y de su vida. Ése que uno sabe que
siempre vendrá en cualquier circunstancia, será el que le traiga entre tantas
cosas, una carta detonante para que esta historia sin ilusión se convierta en
ilusionadora.
El elenco: María De Cousandier es Chela, está
internada y no sabemos por qué, sólo es una enferma más mirando por la ventana.
Esperando una ilusión que intenta buscar en su colección de libros, un motivo,
una distracción sólo espera… Su actuación es sutilmente perfecta. Pasa del
despotismo reclamador por la ilusión de volver a bailar tango, recuerda algunos
que canta con suave voz, la que le queda, pero también queda el homenaje y
necesita un partenaire. Fausto Guerra
es su amigo entrañable, un personaje simple, al que se le pide más libros, y
más… cada vez algo más. Y él le trae la carta de “9 de Julio”,
dónde le brindarán un homenaje a la trayectoria. Chela decide que él debe ser
su pareja tanguera. Es entrañable la composición de F. Guerra que pasará del
sometimiento a los caprichos de su amiga, a ensayar tango para de alguna manera
acompañarla en esta ilusión. Él sabe, pero igual
se esmera, triunfante con porte y elegancia al desafío. No importa el final de
la historia, lo que importa es la ilusión.
“De Ilusiones se vive” nos deja
atrapados en un posible sueño futuro. Excelente debut de Paula Marrón en la
dramaturgia, y muy emotiva la obra que despierta sensaciones de vivencias
recorridas o por recorrer.
En “El Camarín de las Musas”,
Mario Bravo 960, 4862-0655.
“La elegida” de Laura
Nevole y Paula Fanelli
“Ser la elegida desde el
comienzo de la vida, por linda, por capaz, por ‘iluminada’ representa una bendición o un padecimiento”
La acción:
nos muestra un escenario con varios elementos, un aparato para reproducir
diapositivas, dos escritorios con objetos varios y un músico en la penumbra.
Cuando la protagonista se presenta lo hace desde una nota suave presentando sus
fotos de infancia, sus parientes, su foto de comunión,
sin entrar en muchos detalles, sólo algunas
referencias suspicaces, que no serán más que las
que cualquiera de nosotros puede presentar de su propia familia. Da por
casualidad que siempre fue “la elegida”, buena alumna, abanderada y en algún
momento sólo por linda en una fiesta parroquial las monjas le regalan una bolsa
de caramelos únicamente a ella de entre todos los niños. ¿Será también la elegida de Dios? … Dios te regaló el don de la fe y eso hay que cuidarlo mucho… será el
mandato del sacerdote de la parroquia.
Su vida se convierte en una maratón:
rescatará “chiquitines”, será la guía de la misa
de la iglesia, formará grupos preadolescentes para campamentos, catequista,
estudiante de teatro. Correrá para adelgazar
sólo por un comentario. Correrá permanentemente para cumplir con el mandato de
ser siempre “la elegida”. Aunque esta ficción
tiene una narrativa autobiográfica, será poner las cosas en cada espacio y
lugar. Después de todo los que contamos no somos los mejores para actuarlo.
Pero éste no es el caso.
El elenco: Laura Nevole es ella. Nos está contando
parte de su vida. A través de las diapositivas nos muestra fotos familiares sencillamente,
con ciertos guiños a lo que vendrá, en una foto grupal señalando nos dice: ésta soy yo, la más
iluminada… Va encadenando sucesos de su vida con gracia y mucho talento. No es
fácil exponerse de esta manera, pero se nota que una de sus condiciones es la
sinceridad sin tapujos. Es dulce y encantadora cuando se dispone a salvar a los
chiquitines, esos muñecos pequeños que la gente deja olvidados en algún rincón,
pasará con asombro y un poco de vergüenza por el suceso de las monjas cuando le
dicen: “te damos este regalo porque sos la más
linda”, aceptará como condición sine qua non
la frase “Dios te regaló el don de la fe y eso
hay que cuidarlo”. Algún momento pensará en hacer teatro, mientras corre sin parar porque su padre comentó al pasar que estaba más gordita.
Una vez más la elegida. El maestro le dice: “tenés magia y talento para la actuación, un halo de
luz que te acompaña hasta cuando te retirás, no sé si sos real o una santa”. Todo esto y mucho más nos cuenta la protagonista.
Nos canta la canción favorita de su padre “Yo dueña de la noche”, de muerte y
de locura. Un gran trabajo escénico logrado, sincero y no despojado de los
padecimientos de las cuestiones impuestas.
La dramaturgia:
dos mujeres potentes se encuentran una noche y
una le cuenta cosas de su vida a la otra. Laura
Nevole y Paula Fanelli, ambas cómplices de este hecho teatral que logra que
nuestra atención nunca decaiga. Nos intrigarán
los caminos que Laura elige para desprenderse del Dios concebido como Supremo y
aquel con quien habla. Sobre el final, envuelta
en un frenesí suspendido en la canción favorita de su padre, nos muestra todas sus contradicciones. Si se trata
de Dios o de las creencias inculcadas, queda en la mirada de cada espectador.
La dirección:
Paula Farinelli hace que la obra, un
unipersonal autobiográfico, se convierta en
universal. La atención no decaerá y esto es un logro porque si sólo fuera una
obra autorefencial, sería sólo eso. Pero la mano de la directora hace que se
convierta en un relato atrapante. La inclusión de un músico encantador: Gabriel Ventura Gulé, que participa atento al despliegue de la
protagonista, es un valor agregado sin dudas,
gentil, amable y el compañero ideal para esta performance.
Imperdible audacia escénica
de una obra que podría ser una más, pero es
única, porque es “La elegida”.
Teatro Espacio Callejón, Humahuaca 3759 - Domingos 18.15 hs.
Lilian Kovalenko
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