La maldición de Malinche
Doña Marina o la Malinche, según un grabado mexicano de 1885 (Biblioteca de Cataluña, Barcelona) |
El 12 de marzo de 1519 Malinalli es
obsequiada al conquistador Hernán Cortés
Malinalli, una joven nativa de apenas 18
años, hija de un cacique, es vendida como esclava a unos mercaderes, que a su
vez la vuelven a vender al cacique maya Chokan Putun de Tobasco. Cuando Hernán Cortes invade, es entregada como
regalo de “bienvenida” junto a otras diecinueve jóvenes esclavas, desde
entonces, convertida en su confidente, consejera y amante con el nombre de
Marina, fue una
de las llaves para penetrar en el imperio azteca dominado por Moctezuma
(1466-1520).
Desde entonces se
la conocerá como “La Malinche”, que montada a caballo y con indumentaria europea,
será más temida que el propio extranjero invasor de las tierras de sus
ancestros, se convertirá en un símbolo del
sometimiento y la traición, movida tal vez por
la venganza, se la indica como la instigadora de
la matanza de Cholula, comienzo del fin del Imperio Azteca.
Posiblemente desde entonces el
“malinchismo” se imita en otras latitudes del planeta.
HERNÁN CORTES RETRATO
NOVELA SOBRE LA MALINCHE
La ensayista Laura Esquivel nació en la Ciudad de
México en 1950, es autora de cinco novelas,
entre ellas, “La Malinche”, basada en una treintena de libros entre los que se
pueden ubicar “fuentes primarias” tales como las
Cartas de Relación de Hernán Cortés, Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, Ritos y fiestas de los antiguos mexicanos de Fray Diego de Durán, y
una serie de estudios de la conquista de México realizados por Florescano
Portilla, entre otros.
La novela resulta
sugerente al lector, ya que a través de la
figura de La Malinche, se lleva al público a los sucesos que terminaron en la
victoria de Cortés y sus aliados, al que se le unieron guerreros de Cholula, Huexotzingo
y Chalco. Según sus propios cálculos, logró juntar más de setenta y cinco mil
hombres, durante la novela no se refiere a la protagonista como Malinche si no
como Malinalli, e incluso se aclara las razones de por qué no usó este nombre para enunciar a la protagonista: “Habló en
nombre de Malinche, apodo que le habían adjudicado a Hernán Cortés, por estar
siempre a su lado. Malinche de algún
modo que significaba ‘el amo de Malinalli’”.
La narración del
nacimiento de La Malinche fue difícil, un parto
durante una tormenta donde la lluvia hacía
recordar a Tlaloc y “de repente, una pequeña
cabeza asomó entre las piernas de su madre, con el cordón umbilical entre los
labios, como si una serpiente amordazara la boca del infante. La abuela
interpretó esa imagen como un mensaje del dios Quetzalcóatl que en forma de
serpiente se enredaba en el cuello y en la boca de la criatura”.
QUIÉN FUE MALINCHE
Malinalli, una mujer nahuatl oriunda
del actual estado mexicano de Veracruz, jugó un papel importante en la conquista española del imperio mexica. La Malinche sirvió de intérprete,
consejera e intermediaria de Hernán Cortés. En marzo de 1519, fue una de las veinte mujeres esclavas dadas como
tributo a los españoles por los indígenas de Tabasco, tras su
derrota en la batalla de Centla, junto
con algunas piezas de oro y un juego de mantas.
Tras bautizarla con el nombre de “Marina”, Cortés la entregó a Alonso Hernández Portocarrero, uno de los capitanes
más reconocidos de la expedición. Sin embargo, poco después Portocarrero
regresa a España como emisario de Cortés hacia Carlos V y Cortés se queda a la
Malinche por su valor como intérprete entre el idioma maya y el náhuatl. Como
complemento, Jerónimo de Aguilar (un náufrago español que había estado cautivo
ocho años entre los mayas y que fue rescatado por Cortés en Cozumel) era capaz
de realizar la traducción maya-español. Así, con el uso de tres lenguas y dos
intérpretes, se llevaron a cabo todos los contactos entre españoles y mexicas,
hasta que Malintzin aprendió castellano.
Los españoles bautizaron a La Malinche
como Marina, pero como en náhuatl no existe el sonido de la “r”, se le llamaba
“Malina”, nombre al que los demás nativos le agregaban el sufijo tzin,
el cual indica respeto. De allí, el nombre “Malintzin”.
Más tarde se convertiría en concubina de Cortés dando a luz a su primer
hijo, Martín, quien es considerado uno de los primeros mestizos surgidos
de la conquista de México.
La imagen ya mítica de La Malinche se ha ido modificando en el tiempo, conforme han variado los criterios historiográficos, que la han estudiado desde que irrumpió en el proceso de conquista al
ser ofrecida como esclava al conquistador hasta más recientemente en que se ha
revalorado su aportación a ese proceso que finalmente formó la nueva nación
mestiza que hoy es México.
Hoy, para una parte de la población de
México, La Malinche es el estereotipo de
la traición, aunque otros la consideran como la víctima por excelencia del “choque
cultural”, término con el que se encubre lo que fue la conquista que se
produjo. Para otros, resulta la madre simbólica de la nueva cultura mestiza que
surgió como resultado de la fusión forzada de dos razas. Sin embargo, desde entonces Malinche
se traduce como el símbolo de traición a su propia raza.
La definición de malinche en
el diccionario castellano es de un árbol pequeño, de flores de color rojo fuego,
o amarillo brillante y fruto en vaina lampiña. La infusión de las hojas se
supone que tiene propiedades abortivas. La corteza del tronco se utiliza para
la curtiembre. Otro significado de
malinche en el diccionario es también persona, movimiento, institución, etc.,
que comete traición.
Aunque La Malinche no fue la causante
directa de la caída del Imperio azteca, su alineación con la causa hispana
la convirtió en una figura histórica controvertida. Sus defensores la
consideran la madre fundadora de México y madre de uno de los primeros mestizos
importantes, Don Martín Cortés. Sus detractores ven en ella a la ayudante
de un conquistador que terminó con una de las culturas ancestrales más
importantes de Centroamérica. De hecho aún se usa el concepto “malinchismo”
para definir las preferencias hacia todo aquello que es ajeno a la propia
patria.
LA
MUERTE DE MALINCHE
Luego de separarse de Cortés,
Malinche desapareció de la historia y
pasó a ser una leyenda. Aún no se sabe la fecha y el lugar de su muerte.
Algunas personas piensan que se quedó en sus tierras tabasqueñas, hay quienes
piensan que murió entre 1526 y 1529.
Otro grupo de historiadores,
sacando cálculos opinan que murió entre 1526 cuando regresó de las Hibueras,
aunque otros afirman que murió en 1529, conforme a los documentos de las
gestiones que hizo su viudo, Juan Jaramillo, para volverse a casar. Aparte de
esos pocos datos todo lo demás es especulación.
EL ORIGEN DE
LA MALDICIÓN
La Maldición de Malinche, la conquista de
México, las armas de fuego y los caballos que usaban los hombres de Cortés,
atemorizaron a las primeras tribus con las que los españoles entraron en
contacto. Una de ellas, la de los tlaxcaltecas –pueblo
que había sido sometido por el Imperio azteca y debía entregarle fuertes
tributos–, se
alió con las tropas invasoras. El avance de los españoles se vio favorecido por
el descontento existente entre los dominados por los aztecas. El emperador
Moctezuma envió embajadores ante Cortés con obsequios de oro y plata para que
desistiera de seguir avanzando. Pero esto no hizo más que aumentar la codicia
de los españoles. La llegada de Cortés en 1519 a la capital azteca,
Tenochtitlán, fue pacífica. Los aborígenes los recibieron creyendo que podían
ser enviados del dios Quetzalcoátl, pero Cortés tomó prisionero a
Moctezuma. Poco tiempo después, la matanza de numerosos miembros de la
nobleza azteca que realizaron los españoles en el Templo Mayor, provocó
la sublevación del pueblo liderado por Cuauhtémoc. Los españoles fueron
sitiados y Cortés obligó a Moctezuma a hablar con su pueblo para detener el
ataque. Pero la lluvia de flechas y piedras que lanzaban los
guerreros aztecas hirieron de muerte al propio Moctezuma y Cortés se
dispuso a huir. En la llamada noche triste, los españoles que huían fueron apuñalados
y sólo un pocos –entre
ellos, Cortés–
lograron escapar con los tesoros obtenidos.
Finalmente
las tropas españolas se reorganizaron y, con el apoyo de los Tlaxcaltecas, aplastaron la resistencia de los
aztecas en Tenochtitlán. Una vez sometida toda la región, el rey Carlos V
recompensó al conquistador con tierras y riquezas y nombró a Cortés Gobernador
y Capitán General de Nueva España, como se denominó al territorio azteca.
A partir de entonces, México se convirtió en uno de los centros del imperio
español en América. Entre los españoles había un sacerdote que había vivido
algunos años con un pueblo de lengua maya. Malinche traducía de la lengua azteca
a la maya y luego el sacerdote traducía del maya al español.
La
colaboración de Malinche con los conquistadores de su pueblo dio lugar a una
leyenda conocida como La maldición de
Malinche, popularizada en una popular canción mexicana, que se esparció por
toda América, con letra
de Gabino Palomares e interpretada
por Amparo Ochoa.
Del mar los
vieron llegar
mis hermanos emplumados,
eran los hombres barbados
de la profecía esperada.
Se oyó la voz del monarca
de que el Dios había llegado
y les abrimos la puerta
por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias
como Demonios del mal,
iban con fuego en las manos
y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos
les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre
se llenaron de vergüenza.
Por que los Dioses ni comen,
ni gozan con lo robado
y cuando nos dimos cuenta
ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos
la grandeza del pasado,
y en ese error nos quedamos
trescientos años de esclavos.
Se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura,
nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando
oro por cuentas de vidrio
y damos nuestra riqueza
por sus espejos con brillo.
Hoy en pleno siglo XX
nos siguen llegando rubios
y les abrimos la casa
y los llamamos amigos.
Pero si llega cansado
un indio de andar la sierra,
lo humillamos y lo vemos
como extraño por su tierra.
Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.
Oh, Maldición de Malinche,
enfermedad del presente
¿Cuándo dejarás mi tierra
cuando harás libre a mi gente?
mis hermanos emplumados,
eran los hombres barbados
de la profecía esperada.
Se oyó la voz del monarca
de que el Dios había llegado
y les abrimos la puerta
por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias
como Demonios del mal,
iban con fuego en las manos
y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos
les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre
se llenaron de vergüenza.
Por que los Dioses ni comen,
ni gozan con lo robado
y cuando nos dimos cuenta
ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos
la grandeza del pasado,
y en ese error nos quedamos
trescientos años de esclavos.
Se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura,
nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando
oro por cuentas de vidrio
y damos nuestra riqueza
por sus espejos con brillo.
Hoy en pleno siglo XX
nos siguen llegando rubios
y les abrimos la casa
y los llamamos amigos.
Pero si llega cansado
un indio de andar la sierra,
lo humillamos y lo vemos
como extraño por su tierra.
Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.
Oh, Maldición de Malinche,
enfermedad del presente
¿Cuándo dejarás mi tierra
cuando harás libre a mi gente?
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
--https://es.scribd.com/document/145882698/La-Maldicion-de-Malinche-docx
--https://www.luna.ovh/planeta/es/La_Malinche
--https://educalingo.com/es/dic-es/malinche
--https://www.euston96.com/la-malinche/
--https://www.mujeresenlahistoria.com/2012/07/la-lengua-de-cortes-la-malinche-siglo.htm
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