¿De qué hablan los medios en los inicios
del año electoral 2019?
Desplegando las páginas de
cualquiera de los grandes medios de difusión monopolizados –especialmente por
el multimedios “Clarín”, que son la inmensa mayoría a los que tiene acceso la
población (cuando existen los “mangos” para poder comprarlos), sumados a los
principales canales del mismo signo ideológico–
el ciudadano de a pie se encuentra ante la
disyuntiva de “creer o reventar” (hablando
popularmente).
A ello se suma el pretendido
cierre de C5N, mediante una operación pactada con la AFIP.
Los grandes filósofos, tanto
antiguos como modernos, se las ingeniaron en
presentar este tema como parte de la
problemática cotidiana que debe afrontar el individuo obligado
indefectiblemente a actuar “en sociedad”.
Históricamente siempre alguien fijó la agenda
de lo que se debe o no hablar, de lo que se debe o no leer, informarse, y éste
es el quid de la cuestión (quid es la adaptación de la palabra
inglesa "key", que significa clave o llave), el tema es siempre el
mismo, el poderoso que maneja el medio es el que instala los temas de discusión que debe
digerir –o no– la población, sin dejar abierto siquiera un resquicio para el
beneficio de la duda, porque dudar también es peligroso.
Así en nuestro país en los comienzos del año
2019, el gobierno, que recontra ratificó su neto corte neo liberal, decidió a través de sus intrincados resortes del
poder que los
temas principales
a discutir hoy son “la seguridad y la represión”
en todas sus facetas, a los que se agrega luego el nuevo decretazo nº 62/2019, de necesidad y urgencia (ni tan necesario y
menos urgente), de extinción de dominio
–eufemismo de expropiación– de bienes sospechados de pertenecer a la corrupción,
lavado, narcotráfico, trata y otros delitos, antes de que haya sentencia firme
de la justicia, aún con carácter retroactivo, cuando ya se estaba discutiendo
en el Parlamento. La ministra de Seguridad amenazó: “A ver si el Parlamento
se anima a voltearlo”. ¿A
qué o a quiénes
apunta la urgencia?
Y reafirma con elocuencia Macri: “El que las hace las paga”.
Ya lo había adelantado antes de
sus largas vacaciones en el sur argentino –contaminado de hantavirus, y por el que nada se hace–, que el tema económico lo había superado y ya no hablaría más de él. “El que las hace las paga”,
pero no los de su bando, sino del opositor.
De esa forma es como se instalaron
otros temas, siempre con amenazas, patoterismo y mentiras, con el propósito
último del famoso: “si pasa… pasa”,
como ya lo intentaron muchas veces antes, así incorporan temas como: la “doctrina Chocobar” de asesinatos por la espalda,
la supuesta delincuencia juvenil (de 16 a 17 años), la baja de la imputabilidad, la
compra de pistolas Taser (producen una descarga eléctrica que inmoviliza, lanzando proyectiles a
unos 8 metros
que se clavan en la piel), etc. etc. ¡Pero ojo!, nada que roce el tema económico-social, el
endeudamiento, la recesión, los despidos, la carestía y los salarios
paupérrimos.
Para que
las fuerzas de Seguridad
acaten las órdenes y garanticen el funcionamiento de la maquinaria, hay que
darles la
certeza de que van a salir impunes, de que cuentan con el apoyo del poder
político para cometer crímenes y sembrar el terror, y allí es donde entra a
jugar una justicia servicial.
Cada vez
que se ejecuta un ajuste como el que está llevando adelante hoy Cambiemos, el
Estado refuerza su despliegue represivo sobre los sectores más perjudicados
para contener el malestar mediante crecientes dosis de terror y violencia. Esto
no es nuevo, ocurrió una y otra vez en la Historia argentina.
Simultáneamente
se lanzó un
nuevo tarifazo infernal –del que no se retornará
sano y salvo–, es el tarifazo final para
hundir en la miseria al pueblo todo, en especial a los sectores más humildes, como los jubilados, los
desocupados, las PyMEs. Se trata de “la solución final” del exterminio nazi.
Se
vuelve a ocultar la cabeza bajo la tierra para no ver ni escuchar los ruidazos
de los viernes y las marchas de antorchas de los jueves, para no ver ni hacer
nada contra la carestía que continúa y la desocupación que no cesa.
Ante esta situación no queda otra
que redoblar los esfuerzos populares para doblegar el brazo opresor del gobierno, terminar con los
tarifazos, la carestía, los cierres de escuelas y fábricas.
¡Valen los
ruidazos!, valen las marchas de antorchas, vale la protesta digital, vale todo
tipo de reprobación que también deberá asumir la CGT, vale toda forma de
resistencia para ponernos a salvo de “la solución final propuesta por Macri,
Vidal, Larreta y Cía.”
¡¡¡No se
debe sucumbir al miedo y tampoco se puede esperar nada de los multimedios, solo
el pueblo unido y movilizado en la calle salvará al pueblo!!!
Hasta la
Próxima
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