Ante los ajustes y despidos excesivos por un lado, y los gastos que se vienen realizando
sistemáticamente, especialmente en reparación de
veredas y rimbombantes juegos infantiles en los escasos espacios verdes de las
Comunas 3 y 5 (especialmente en los barrios de
Balvanera y Almagro), es necesario encender las “luces rojas”.
En momentos en los que se pretende cerrar escuelas –como la de Cerámica de la calle Bulnes en Almagro–, en que los
secundarios nocturnos penden de un hilo, en que
intentan unificar con el proyecto UniCABA los 29 institutos de formación
docente –aunque la comunidad académica lo rechaza–, todo esto sumado a la mutilación del Parque Rivadavia, por
donde proyectan abrir una calle, al desabastecimiento hospitalario y a la falta
de mantenimiento de los edificios escolares, los vecinos no pueden mantenerse
al margen, sino reaccionar ¡antes de que sea demasiado tarde!.
Tanto Balvanera como Almagro solo
tienen apenas 1,5 metros cuadrados de verde por habitante, al igual que Boedo y
San Cristóbal, ambos de las mismas Comunas, cuando la OMS recomienda como
mínimo entre 10 y 15 metros.
Es un despropósito malgastar millones
de pesos en “modernos” juegos, como los de Plaza Almagro y la plazoleta de
Medrano y Bartolomé Mitre, en la que solo prima el cemento y
carece de sombra.
Volviendo a Plaza Almagro –la única
plaza del barrio–, se cercaron en absoluto la totalidad de los canteros
verdes, convirtiéndola en un “cuadro” para ver, no tocar ni pisar. Se plantaron
especies en demasía, y no queda un solo lugar en el que el vecino pueda colocar
una lona para recostarse. Sólo se pueden concentrar en el centro de la misma, sobre el piso
de cemento, saturado los fines de semana.
Se trató de hacer toda una ceremonia
preparada para la inauguración de los juegos, con muchos
funcionarios y la TV pública al servicio, pero los vecinos reaccionaron a tiempo
y pusieron en fuga a quienes pretenden hacer proselitismo de las propias
obligaciones y de sus funciones.
Hoy, con el fin de preservar, se pretende
cercenar con rejas el mínimo movimiento de quienes tienen solo este pequeño
pulmón para esparcimiento, lo que resulta tan insuficiente como odioso en
momentos en que también los desplazamientos se ven restringidos debido al alto
costo del transporte (tarifazo de por medio).
Se hace urgente llamar a los vecinos a
través de sus Consejos Consultivos y sus Comuneros, a una
consulta de cómo salir del atolladero. ¡Basta! de ningunear a las Comunas, que
ni tienen presupuesto de funcionamiento.
Se hace más que urgente comenzar con
las obras del “Corredor Verde al Oeste” y habilitar la construcción de la pequeña
placita de Pringles y Rocamora, que los vecinos vienen reclamando sin éxito
hasta el momento, a pesar de sus constantes movilizaciones.
Hoy –en un año electoral– todo sirve
con fines proselitistas y el gobierno local lo aprovecha en su beneficio de una
manera parcial e injusta y peor contra las necesidades y aspiraciones de los
vecinos.
¿Hacen falta espacios verdes? ¡Sí! Pero no
derrochar en juegos más que redundantes y rimbombantes en la única plaza
del barrio, cuando las escuelas se vienen abajo, no hay materiales didácticos,
los maestros ganan sueldos de miseria al igual que médicos y enfermeras de los
hospitales, y se cierran los nocturnos.
Por ejemplo, Almagro no tiene un hospital, y
el GCABA no transige en dotar al CESAC 38 de la calle Medrano, habilitándole el
resto de los pisos hoy en desuso, con nuevas especialidades, radiografías,
análisis, odontología y más.
Son materia pendiente, en lugar
de tantos discursos y chichoneo por las redes sociales.
Marta Romero
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