PLAZAS DE CEMENTO ARMADO
HOUSSAY: PROTOTIPO DE PLAZA DE CEMENTO
Existen dos
concepciones de proyectar espacios verdes,
especialmente en nuestra ciudad. La primera es la clásica plaza en la que
el pasto, el árbol y el arbusto son las partes principales, para que realmente
se considere como plaza.
Sin embargo desde
hace algún tiempo, y especialmente durante los gobiernos militares de facto, y
también de aquellos que adhieren a proyectos
liberales, se da prioridad en la contextura
de una plaza al cemento armado. No simplemente en senderos, sino en amplios
sectores, con pisos hormigonados, que en
muchos casos superan el 50% de la superficie
total.
En nuestro barrio
hay muestras suficientes: la Plaza
Bernardo Houssay es el modelo más burdo
de plaza, su traza fue el magro
resultado de internar una playa subterránea en su seno, lo cual lógicamente
impide la plantación de grandes árboles.
Así, la plaza posee una serie de escalones y desniveles que permiten el acceso
de vehículos por la calle Uriburu y por la Avenida Córdoba, con la intención de
facilitar en todo lo posible el tránsito de
ambas arterias.
Una buena parte de
su superficie fue hecha de cemento, con
diseños de círculos concéntricos realizados con ladrillo. Luego de una reforma efectuada en 2007, la plaza perdió estos círculos
de ladrillo característicos, al ser revestidos de cemento liso los caminos y
espacios abiertos que tenía.
No es el único
caso, en la propia
Plaza Miserere el cemento ocupa las
dos terceras partes. La Velasco Ibarra
tiene una alta proporción de cemento, al
igual que las recientemente reinauguradas plazas
Primero de Mayo y González Tuñón.
Hoy vemos cómo están remodelando la Plaza Fumarola. No paran de descargar hierros, cemento, arena y
maderas para encofrado. Gran parte de los adoquines fueron removidos y por lo
que se ve entre las rendijas del vallado, poco o nada va a quedar de verde.
Las últimas
inundaciones demostraron el grave problema de escurrimiento en la ciudad, y paralelamente el gran déficit de espacios verdes,
que en nuestros barrios de Balvanera y Almagro se agudiza.
En la ciudad se suprimió
el adoquinado en un 85%, y se lo reemplazó
por asfalto y cemento, lo que impide también otra
vía de escurrimiento del agua de lluvia. A ello se suma una inadecuada red cloacal que data de más de 50 años.
También colapsan las redes de agua y luz por
falta de inversiones, lo que provoca extensos cortes de energía.
Al paso que vamos,
y al ritmo de las nuevas construcciones, marchamos a
breve plazo a una crisis total. Ya
hay sectores con escases de agua, debido a que las bombas elevadoras de las
grandes construcciones la sustraen de las
construcciones bajas. Todo un gran problema.
Pero el fondo de
la cuestión es la inversión en
infraestructura y la planificación global, para definir qué ciudad queremos
para nuestros hijos y nietos.
¡De nada vale después llorar sobre la leche derramada!
Consejo de Redacción
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