–Bety,
¿quiere contarnos sobre su infancia y cómo logró lo que se propuso?
–Nací el 1º de
junio de 1939 en Curupayti, pueblo de la
provincia de Santa Fe. Desde pequeña amé la radio y la comunicación. Mis padres
fueron Sofía y Jacobo Casoy. Mi abuelo era amigo
del padre de Blackie y solía jugar al ajedrez con él, en Moises Ville.
Junto a mi familia llegamos a Buenos Aires, a mí me encantaba escuchar por
radio La pandilla Marilin, al punto que me lo propuse y logré integrarme al grupo.
Luego vino el ISER en las carreras de actriz
y locución. Entré al “mundo del espectáculo” en radionovelas
y animación. Fui presentadora en el Teatro Tabaris; Ángel Eleta me eligió como
modelo en una revista teatral junto a Adolfo Stray y Tita Merello. En el trato
diario, yo le decía “señora” y Tita me llamaba “piba”.
En teatro participé
en: Betina (Compañía
de Eva Franco); Mujeres a
domicilio (Alberto Anchart); Dos
señores atorrantes (Tincho Zabala y Mariano Bauzá); Somos nietos de una abuela (Claudia Lapacó); Nanumcú (Juan José Míguez). En revistas actué en El
Nacional y Maipo, en la pieza Buenas noches Buenos Aires, con Virginia
Luque, Mariano Mores, Beba Bidart y la actuación de Hugo del Carril.
Fue muy importante para mí la gira por el interior que hicimos con Juan Verdaguer, Zulma Faiad, Roberto Yanés,
“Buenos Aires de seda y percal” con Mirtha Legrand, Mariano
Mores, Enrique Dumas, Néstor Fabián, El Chúcaro, Norma Viola.
En radio protagonicé Mamá
no quiere casarse, con Leonor Rinaldi (hacía de su hija) y actué en La
Revista Dislocada.
En televisión hicimos ¡Qué
mundo de juguete! (Pepe Biondi), Todo
el año es Navidad, La nena (en su primera
versión), Risas y sonrisas, con Juan Verdaguer,
un caballero y señor del humorismo, y con
Maurice Jouvert, otra gran persona y Nelly Beltrán (un personaje humano).
No quisiera
olvidarme de recordar a la muy gran actriz Olga Zubarry, una amiga entrañable,
que me invitaba a tomar el té en su hermosa casa. Fue compañera de mi marido: Romualdo Quiroga, un gran actor, también fallecido.
Quisiera comentar un puñado de las actuaciones de Romualdo, que partió
cuando aún podía desarrollar su capacidad artística.
Actuó en Un guapo del 900, con Milagros de la
Vega; La mujer del domingo, con Rosa
Rosen; La noche de la basura, junto a Idelma Carlo; El deseo bajo los olmos (Malvina Pastorino), Descienda del árbol mi general, con Ernesto Bianco.
En televisión intervino en numerosos programas, puedo recordar El
hombre que volvió de la muerte, Los
hermanos, Las vendedoras, Nostalgias del tiempo lindo, Malena, Operación Ja Ja,
La estación de Landriscina.
Y en el cine actuó destacadamente en La morocha, Carne, Gitano, El último
montonero, Ahorro y préstamo para el amor, La sangre y la semilla, y varios
otros filmes.
–Bety
¿de qué habla su paso por el escenario de la vida?
–Me encanta el
humor, es la sal de la vida. Hay que valorar
la vida y vivir cada instante, olvidar lo malo y vivir con alegría. Yo siempre
lista para actuar y poder expresarme.
A todos mis
compañeros los recuerdo con amor. La actuación es
una manera de ofrecer la sensibilidad personal; es la verdadera esencia
de la vida. El público es quien juzga la actuación,
el talento para llegar a divertir, conmover, encantar o simplemente ser un
espejo de la realidad.
Natan Blum
1 comentario:
Ella era prima de mí papá , pero yo nunca tuve la oportunidad de verla personalmente
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